Procesión por la paz

Impactante es la palabra que más se ajusta a la emoción que me despertó la multitud, en torno a una nueva y feroz acometida contra la libertad. Millares y millares de personas marchando en procesión alrededor de líderes mundiales, confirman la existencia de seres humanos amantes de la paz, que forjarán en los tiempos un universo distinto. Un universo donde no triunfarán los malos, los corruptos, lo ávidos de poder.

Donde el sol saldrá para todos por igual, y donde cada uno podrá apropiarlo y compartirlo con sus hermanos, piensen como piensen. Es tristísimo lo sucedido. La muerte de las víctimas creativas hasta lo increíble, calladas por balas enloquecidas, cachetea los sentimientos más profundos.

Y, sin embargo, en el medio de tanta congoja mundial, surge el presidente francés, que con su imagen que quiebra el alma, se muestra como lo que es, un estadista, un grande. Casi había olvidado la existencia de seres humanos como él, desde que nos abandonó Nelson Mandela. Y, en el medio de las lágrimas y el dolor, esa figura de grandeza marchando con tanta humildad, abrazado con todos, permitiendo que todos se abracen con él, me devolvió la fe en el ser humano y la esperanza que por un momento creí perdida.

Edith Michelotti