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Justicia

El futuro que viene será sin ninguna duda muy difícil. Los centros de poder mundiales están cambiando figuritas; y las figuritas somos nosotros: los ciudadanos de a pie. Desde que el mundo es mundo, el dominio de unos para beneficio de otros se afianzó en la posesión del dinero para la conquista del poder; siempre basados en sistemas injustos (porque sin injusticia no hay beneficio).

Sólo la voluntad y unidad de algunos pueblos, en algunos momentos de la historia, pudo torcer o modificar la perversidad humana, que creó guerras, pobreza y divisiones para conservar el poder, sepultando vidas y sueños. Y los pueblos clamaron por Justicia. Y entonces el poder definió a la justicia como el dar a cada uno lo que le corresponde. ¡No! La Justicia es dar a cada uno lo que necesita. Es el pago justo de una vida digna. Lo contrario es injusticia.

Los pueblos tienen historia, tiene solidaridad y sueños comunes. Se dice "pueblo alemán", "pueblo español", "pueblo hebreo". Uno no dice "gente alemana", "gente española", "gente hebrea", "gente" es otro engaño, otro disfraz, la "gente" sólo son individualidades unidas ocasional y esporádicamente.

Y los pueblos lograron con sus organizaciones, con sus luchas y con sus muertos las libertades y beneficios que hoy gozamos.

Pero el poder ha logrado reducir esos beneficios a una concepción intencionada, que ha disfrazado a los ciudadanos de "shoppings ambulantes" (las mejores pilchas, los mejores autos, las mejores casas, las mejores vacaciones) y a eso le llamaron "calidad de vida". Pero basta un inimputable, un adicto, un matón, un despido, una mala sentencia, una bala y adiós calidad de vida. Víctimas y victimarios productos de la injusticia del sistema. ¡La Justicia es parte fundante de la calidad de vida! ¡Sin Justicia no hay calidad de vida, sólo hay acumulación de bienes! Debemos unirnos para marchar y reclamar a quien corresponda, por toda injusticia.

Roberto Buhler