Protocolo y extorsión

El gobierno nacional recientemente asumido despidió el 2015 con balas de goma reprimiendo a los trabajadores de una empresa avícola en quiebra por responsabilidad de los empresarios. La ministra de seguridad avaló la balacera argumentando que había una orden judicial para el desalojo.

La vice presidenta de la nación anunció que se está elaborando un protocolo para impedir las protestas sociales y se invitará a los gobiernos provinciales a adherir al mismo, esto implica casi declaración de Estado de Sitio de facto.

El año que amanece viene cargado de novedades, no podemos decir de sorpresas proviniendo de quienes provienen los anuncios y recordando las advertencias realizadas desde diversas expresiones de los sectores populares.

El ministro de economía comenzó su campaña de extorsión afirmando que: "los trabajadores no se excedan en sus exigencias de pedido de aumentos salariales" para compensar la brecha inflacionaria por la disparada de precios que se generó en los últimos meses del año fenecido, ya que esto podría significar pérdida de puestos de trabajo.

En el lenguaje de la calle a esto se le llama extorsión.

Perversa combinación protocolos represivos al disenso y la protesta social y advertencias de desempleo masivo. ¿Novedades? No por cierto.

En la década de los noventa y años sucesivos el intento de encorsetar los salarios ya se hizo.

La represión a las protestas sociales ha grabado a fuego nombre de trabajadores asesinados: Víctor Choque, Aníbal Verón, Teresa Rodríguez, Pocho Lepratti, Maximiliano Kosteki, Darío Santillán, Carlos Fuentealba y Mariano Ferreyra entre otros.

Para la clase de los que vivimos de nuestro trabajo, incluidos y formalizados o excluidos, flexibilizados y precarizados el comienzo del año trae malas nuevas.

Luego de los globos de colores y las danzas en el balcón de Plaza de Mayo asoma el garrote y se borran las sonrisas.

Frente a esto la resistencia solidaria.

Carlos A. Solero
Miembro de la APDH - Rosario
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