Sábado, 25 de noviembre de 2006 | Hoy
Aun resuenan en nuestros oídos con singular impacto las palabras de Jorge Julio López cuando brindo su testimonio ante el tribunal que juzgó al Crio Etchecolatz. Esas palabras desnudaban la infamia de los genocidas y debieron a su vez ser un llamado de alerta para la sociedad toda. Pero esto no fue así, pasaron más de dos meses y el ciudadano Jorge Julio López no aparece. Los responsables miran hacia otro lado, y bien sabemos porque. A esta altura de los acontecimientos es indiscutible que hubo un plan sistemático de aniquilación de toda disidencia y rebeldía, para imponer la explotación más vil y el oprobio. Pero, las palabras de López sólo pueden llegar a conmover a las personas sensibles, a las conciencias libres de compromisos con los que se apropian de almas y cuerpos. Las palabras de López no sólo no conmueven a las malas conciencias de gran parte de los dirigentes de Argentina. Sino que les recuerdan su complicidad con el saqueo y la masacre. Esas palabras son bofetadas en los rostros de los que jamás dejaron de matar y robar al pueblo, de los que siguen compartiendo mesas y salones con los infames. Las palabras de López simples, sencillas, contundentes ponen blanco sobre negro la dimensión de la tragedia en que estamos sumergidos. Una tragedia sin fin donde los más seguimos padeciendo el escarnio y la vileza de los ruines. Las palabras de López despiertan el silencio más canalla de los que deberían hablar explicando su ineptitud y su crueldad sin límites. Más temprano que tarde llegará el día en tendrán que hacerlo.
Carlos A. Solero
Miembro de la APDH
Los recursos naturales son de todos los habitantes y no de unos pocos que hacen de los mismos grandes y ventajosos negocios. En el caso de la provincia de Santa Fe 3 o 4 son las industrias frigoríficas que embolsillan ganancias y más de 2.000 las familias de pescadores, que solo la ven pasar. Parafraseando al escritor Bertolt Brecht, vinieron por los bosques y se llevaron el quebracho (la forestal), vinieron por los montes y se llevaron la soja (las retenciones), vienen por las riquezas ictícolas de nuestros ríos de agua dulce, se llenaron los bolsillos y nadie dijo nada. Como habitante ribereño del hermoso río Paraná, creo que es bueno, pero un poco tarde, que se nacionalice la discusión en el recinto de la Cámara de Diputados, pero "es muy bueno". Los gobiernos provinciales y el Nacional, van siempre detrás de los acontecimientos. La gente con sus reclamos y movilizaciones tienen la iniciativa, un ejemplo es el pueblo de Gualeguaychú. Sino fuese por la presión de los asambleistas, sus luchas, sus desvelos y por muchas ONGs, que defienden el medio ambiente, tengo mis serias dudas que se tomen medidas desde el Poder Ejecutivo.
Pablo Zancada
Diputado nacional
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