CORREO
Debemos dejárselo en claro una vez más a esos cagones impunes los asesinos probados pero (todavía) sueltos; aquellos que fueron la mano de obra de los sectores oligárquicos e imperiales que disfrazaron de patriótica una gesta que justamente desapareció a los mejores hombres de nuestro país y destruyó los pilares sobre los que podía construirse un proyecto de nación independiente y justa: las organizaciones del pueblo, las empresas y finanzas del estado, la industria nacional. Debemos decírselo una y mil veces a esas gallinas, que se creyeron con huevos suficientes para hacerse los duros con minas embarazadas que torturaban mientras las tenían atadas a la parrilla de una cama; que ahora sienten el miedo de caer y salen como ratas por tirante a ver cómo frenan este proceso de juicios en todo el país, que luego de treinta años, empieza a conseguir las primeras condenas reales. Hace falta que se lo repitamos hasta el cansancio a estos señores tan viriles que andan jugando a las escondidas, que amenazan a una mujer de 83 años, o secuestran a un anciano indefenso como Julio López; que los vamos a encontrar, que los vamos a llevar a la justicia, y que van a terminar sus días en la cárcel. Junto a la Queca, todas las Madres y compañeros amenazados exigimos: El esclarecimiento de las amenazas a los compañeros. La aparición con vida de Julio López. Juicio y Castigo a los genocidas.
H.I.J.O.S. Rosario
En su obra "El triunfo de la Revolución" Mao Tse Tung demostró que ninguna revolución se hizo sin el respaldo de los cañones. En la asonada del 1º de enero de 1809 el ejército criollo de Patricios comandado por Saavedra desarmó al ejército español comandado por Alzaga, quedando como única fuerza armada. Saavedra que para principios de 1810 fue tentado por dos sectores en pugna: los patriotas por un lado y el Virrey Cisneros junto al obispo Lué por el otro, se decidió por los primeros. Queda claro entonces que la revolución del 25 de Mayo de 1810 la hizo el regimiento I de Patricios comandado por Saavedra contrariamente a lo que afirman los relatores de la historia oficial. Moreno que era el abogado de los hacendados, la oligarquía y los comerciantes españoles "se escondió debajo de la cama." Saavedra proponía la toma del poder a nombre de Fernando VII y tenía el respaldo popular; Moreno ya convertido en revolucionario, imagina un cambio violento prescindiendo del interior y del pueblo. La vida política de ambos fue efímera, Saavedra se dirigió a Perú sin regresar jamás; Moreno falleció en alta mar de misteriosa muerte. Como conclusión se puede afirmar que la semana de Mayo no es otra cosa que un eslabón más de la cadena de dominio y control de Buenos Aires sobre el interior con la complicidad de las oligarquías provinciales que para el caso de Santa Fe los gobiernos de Reutemann y Obeid así lo siguen demostrando.
Ricardo Carreño
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