SOCIEDAD
Es el proyecto que desarrolló en la escuela Nº440, donde los
chicos y chicas del primer año del polimodal montan stands
para que el resto de los chicos respondan. Lo que dice la ley.
› Por Sonia Tessa
Algunos alumnos sonreían, se miraban, hablaban entre ellos, "hacían bardo" cuando sus compañeros de primer año polimodal de la escuela 440 de Córdoba al 8100; les contaban sobre los métodos anticonceptivos y les recomendaban usar preservativos. A otros chicos les costaba acercarse al stand de la consultoría en anticoncepción que se estaba desarrollando en la escuela. Se habían dividido en grupos para contarles a los demás cursos sobre cada método. Los que más trabajo tuvieron fueron los grupos que expusieron sobre anticoncepción de emergencia y preservativos. La actividad formó parte del proyecto de educación sexual que desarrolla la docente Claudia Mauri desde 1995, en algunas de sus horas de biología. Lo hace aunque falte un espacio específico y capacitación docente, a contramano de la ley aprobada en 1992 en la provincia, y a la que el año pasado se sancionó en el Congreso Nacional.
Habían armado stands, y allí se organizaban para atender las consultas de los otros alumnos. "Cuando sus compañeros no escuchaban algunos varones expositores se enojaban y les decían que se fueran a otro lado. Mientras las chicas elegían estrategias más efectivas, paraban de hablar y les preguntaban si no habían entendido, si querían más explicaciones. Entonces lograban que volvieran a prestar atención", relató Mauri sobre la experiencia. "Otros grupos tenían estrategias. Uno de ellos iba a preguntar, entonces los demás se quedaban escuchando. A veces yo les decía a los más chicos que como docente estaba evaluando el trabajo de los alumnos pero ellos debían preguntar. Entonces se quedaban", relató.
Expresados en lenguaje escolar, los objetivos del trabajo fueron que los adolescentes "comuniquen en forma eficaz modo de uso, ventajas, desventajas y contraindicaciones de cada método anticonceptivo, desmitificando los prejuicios que circulan sobre el tema". Otra de las metas fue que los propios chicos informen y ayuden a prevenir las enfermedades de transmisión sexual, que estimulen la "maternidad y paternidad responsable", también que "se conviertan en referentes dentro de la escuela en temas sexuales y reproductivos" y que ayuden a prevenir el embarazo no deseado. Otro objetivo trazado por la docente fue fortalecer la autoestima de los participantes del proyecto.
La actividad forma parte de un trabajo anual con los alumnos de primer año. Durante el primer cuatrimestre participaron en talleres de educación sexual con perspectiva de género, y luego formaron grupos para investigar los métodos anticonceptivos y las infecciones de transmisión sexual, según el tema que cada cual elegía. Realizaron afiches para invitar al resto de los alumnos de la escuela a la consultoría, y también para informar sobre cada tema. El 19 de septiembre realizaron la consultoría durante la mañana, y el 27 a la tarde. Ese día asistió un curso de la escuela 660, de Empalme Graneros, donde no se dicta educación sexual.
El stand de preservativo llamó la atención de chicos y chicas. Es que el grupo a su cargo utilizó un desodorante para enseñar cómo se coloca. "Algunos sacaban fotos con los celulares y las chicas tuvieron que sobreponerse a sus prejuicios", relató Mauri, quien observó que "también les hicieron bromas, como decirle si sabían poner el preservativo con la boca".
En cambio, pocos conocían que existía el preservativo femenino. Algunos alumnos que recibieron información sobre dispositivo intrauterino (DIU) y espermicidas se interesaron tanto que prometieron ser ginecólogos cuando sean grandes. "A otros les daba asco tocar el DIU", contó la docente. Al mismo tiempo, el grupo de parches anticonceptivos "registró admiración porque era un método que pocos conocían", apuntó Mauri.
Los grupos que expusieron sobre infecciones de transmisión sexual recibieron consultas, que los compañeros escuchaban con atención. "Algunas fotos del afiche producían rechazo", registró la docente. En cambio, al grupo que exponía el tema de las inyecciones anticonceptivas no tuvieron mucha concurrencia, ya que a las chicas "les costaba acercarse y a los varones no les interesaba". A los expositores sobre vasectomía y ligadura tubaria les tocó enfrentar caras de dolor, sobre todo de los varones. Y cuando llegaron los compañeros de la otra escuela, los anfitriones se sorprendieron porque los visitantes no conocían la anticoncepción de emergencia.
"A los adolescentes les encantó que los docentes de la escuela se acercaran a preguntar y a charlar con ellos y ellas, les contaron anécdotas que luego compartieron", observó la docente, que hace años comenzó a realizar talleres de educación sexual en contraturno dentro de un proyecto didáctico, que fue desbaratado con la Ley Federal de Educación. Sin embargo, Mauri persistió, dedicando parte de sus horas de biología a esos talleres. Con la experiencia como aval, cuestiona la "falta de espacios específicos, y también de formación en educación sexual para las docentes".
La consultoría en anticoncepción que realizaron los alumnos de la escuela media 440 dejó anécdotas, algunas risueñas. "Cuando desarmamos la muestra, dos varones del turno tarde se llevaron preservativos inflados. Uno lo llevaba como un bebé y el otro se lo puso debajo del buzo y caminaba como embarazado. Esto me despertó asombro y ternura", relató la docente a cargo del proyecto, Claudia Mauri.
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