SOCIEDAD
El poroto convierte al Mercosur ampliado como mayor exportador
de soja a nivel mundial. Pero el costo ambiental y social es
alto y cada vez genera más conciencia en distintos sectores.
El Mercosur ampliado produce, en 53 millones de hectáreas, más de cien millones de toneladas de soja por año y se proyecta como el mayor exportador mundial, según el análisis exhaustivo del sector hecho en Mercosoja 2006, que concluyó el viernes en Rosario. El Tercer Congreso de Soja del Mercosur (Mercosoja 2006) que deliberó en la Bolsa de Comercio con 1500 participantes y recibió 190 trabajos científicos, fue preparatorio del Congreso Mundial del sector que se hará en China en 2009.
La reunión se desarrolló bajo el lema "Soja sudamericana, liderando el porvenir", con representantes de la Argentina, Uruguay, Brasil, Estados Unidos, Suiza y China. Como contrapartida, también sesionó en Rosario el Encuentro por la Biodiversidad, en el centro culturar La Toma, con representantes de decenas de organizaciones sociales y ecologistas, que también organizaron actos públicos de protesta. "Nada tenemos contra la soja, pero sí contra la presión ambiental y social que el modelo de explotación genera en la frontera agrícola a través del desmonte y la expulsión de campesinos", señalaron los representantes argentinos en ese foro, antes de denunciar que "en pleno auge sojero, durante los `90, once mil productores del sur santafesino fueron expulsados del campo". (ver aparte)
La producción de soja fue definida por varios de los expertos de Mercosoja 2006 como el elemento económico más dinamizador de la economía regional, donde escasean los sectores altamente competitivos y con mercados internacionales crecientes. Se destacó que su crecimiento sostenido se produce en una era de transformación del negocio agrario, en el que irrumpieron la genética y la biotecnología, las técnicas conservacionistas, el manejo integrado de plagas, la agricultura satelital, el uso eficiente de agroquímicos, la nueva maquinaria. El complejo de la soja emplea hoy a más de seis millones de personas entre trabajo directo e indirecto sólo en Brasil.
La Argentina el es tercer productor mundial, después de Estados Unidos y Brasil; el segundo exportador del complejo soja y el primero en la exportación de harinas y aceites. La participación conjunta de la Argentina, Brasil, Paraguay y Bolivia representa casi 68 por ciento de las exportaciones mundiales del complejo soja.
Según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), el futuro del Mercosur pasa por el alto grado de inversión que satisfaga las necesidades de otras latitudes. Pero a largo plazo, el cambio climático puede modificar el panorama, pues según advirtió el especialista Stephen Long, hacia fines de siglo "la región no va a tener las condiciones óptimas para producir como en la actualidad". Long dijo que para entonces las temperaturas aumentarán entre 1,5 y 5 grados centígrados en las principales zonas sojeras, como Estados Unidos, Sudamérica y China. "La Argentina es la que menos lo va a sufrir, porque es la más austral, pero sí tendrá mayores consecuencias para países como Brasil o los del hemisferio Norte", detalló.
En el Mercosoja, el presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario, Jorge Weskamp, sostuvo que en la Argentina "la importancia de la soja no sólo debe medirse desde lo económico. No sólo debe medirse por el nivel de sus exportaciones, su resultado en la balanza comercial y en la entrada de divisas al país, o por su significación en la generación de empleos, o por su enorme contribución a los ingresos fiscales", afirmó.
Recordó que la oleaginosa comenzó a sembrarse en el país hace 30 años y su cultivo se multiplicó en la década pasada, con una escalada desde 11 millones de toneladas en 1990 a los 40,5 millones que se esperan en la presente campaña agrícola. "Solamente en 2005 el complejo soja exportó 8.500 millones de dólares, generando un ingreso al Estado Nacional en concepto de retenciones de 1.800 millones de dólares", precisó. Pero ese desempeño "permitió además la reactivación y crecimiento de otros sectores, como la fabricación de maquinaria agrícola, el suministro de insumos y semillas, y la construcción, por nombrar algunos. La soja en particular y la agricultura en general colaboró con la integración de nuestra geografía, teniendo efectos estructurantes sobre el territorio, al impulsar el desarrollo regional, favorecer nuevos emprendimientos, retener a la población residente en sus lugares de origen y generar empleo en el interior del país", enumeró.
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