SOCIEDAD › ENTREVISTA CON EL PRESTIGIOSO ARQUITECTO Y URBANISTA ROSARINO JORGE JAúREGUI.
Impulsor del célebre proyecto de viviendas sociales conocido como Favela Río, este arquitecto rosarino multipremiado en todo el mundo, aboga por una planificación que integre más las ciudades y aporte a derribar los paradigmas más oscuros sobre violencia urbana.
› Por Leo Ricciardino
El arquitecto Jorge Mario Jáuregui es una referencia mundial en urbanismo y planes de vivienda social. Es rosarino pero vive desde hace treinta años en Brasil donde cimentó su prestigio en el marco del famoso plan Favela Río, por el que obtuvo un premio de Harvard y recorrió el mundo llegando a trabajar en el planeamiento de una de las "villas" más grandes del planeta en Bombay, India. Aquí dió una charla en la Facultad de Arquitectura de la UNR y fue declarado Ciudadano Ilustre por una iniciativa de los concejales del Frente para la Victoria Roberto Sukerman y Norma López. Asegura que la Argentina es uno de los países que "más viviendas hace" respecto de otras naciones de América Latina. Es sumamente crítico de los barrios cerrados porque "no permiten la diferencia, lo que quieren es que no ingrese el diferente". Asegura que hay que volver a ciudades urbanísticamente "más democráticas" y sostiene que el planeamiento debe hacer un esfuerzo "por ir delante de los intereses inmobiliarios: Las cosas van mal cuando el capital le gana a la planificación", sostiene. Fue crítico del plan de viviendas sociales que se levantó en la llamada Zona Cero de Rosario: "Lamentablemente, va camino al `gheto'", aseguró.
Consultado sobre los planes de viviendas que comunmente trazan los gobiernos, Jaúregui señaló que "en las viviendas sociales también es importante construir lugares diferentes, no que todo sea igual. Tienen que ser planes multisectorializados, tanto en las funciones como en la composición social. Hay que evitar a toda costa que esos lugares se transformen después en "ghetos" o lugares apartados".
¿La vivienda es un modificador cultural importante para una familia de bajos ingresos?
Totalmente. Tengo experiencias concretas en La Rosinha (una de las más famosas favelas de Río de Janeiro) donde yo participé del programa de viviendas en esa favela que se terminó en 2010 en la gestión del presidente Lula. Ahí pude ver cómo los nuevos propietarios empezaron a embellecer muy dignamente sus casas. Incluso los departamentos más pequeños donde empezaron a optimizar el espacio con mucho criterio e ingenio. Es un proceso de dignificación impresionante.
-¿Se puede atender la demanda habitacional de Rosario en un plazo razonable?
Yo creo que sí si se dan acuerdos entre todos los niveles del Estado. La capacidad de construcción de esta ciudad está muy bien. Aquí hay grandes empresas que podrían ocuparse de ambiciosos planes de viviendas orientados por el gobierno.
Jaúregui destacó además que el Estado tiene "una enorme responsabilidad en todo lo relacionado con los planes de vivienda. No se puede pasar alegremente por la función pública para satisfacer intereses de amigos. Hay que hacerle cumplir un rol social a la propiedad de la tierra porque si no es muy difícil hacer planes de viviendas o pensar en urbanizaciones para los sectores que más lo demandan. El Estado tiene la reponsabilidad de orientar el desarrollo y el crecimiento de una ciudad.
Por eso hay que tener siempre proyectos actualizados acerca del desarrollo de uyna urbe, porque los intereses inmobiliarios a veces avanzan más rápido que la planificación. Por eso muchos veces el Estado llega tarde".
-Usted viene bastante seguido a Rosario. Por lo que ha visto en los últimos años, ¿le gusta para donde se orientó la ciudad en materia urbanística o no tanto?
-Rosario tiene mucho en paralelo con Río de Janeiro. Si usted visita Río le va a encantar Copacabana, Ipanema, Leblon, pero eso es sólo un 30 por ciento de la ciudad. El 70 por ciento está del otro lado de la montaña o en lo que se llama la Bajada Fluminense que es donde está la ciudad sin cualidades. En Rosario es más o menos lo mismo: De los bulevares hasta el río es muy bonito junto con algunas partes de zona sur, zona norte o zona oeste. Ppero que estas partes están rodeadas de áreas descalificadas por lo que es ahí donde habría que hacer equipamiento urbanístico de otro tipo.
Aquí hay mucha preocupación por la inseguridad. Pero rara vez se lo relaciona con el tema del urbanismo. ¿En cuánto influye la planificación urbana en esta materia?
Está totalmente relacionada. Si uno ve una barriada sin calles trazadas, con muchos pasillos y escasa iluminación enseguida puede imaginarse lo peligroso que puede llegar a ser ese lugar a la noche. O para las mujeres sobre todo porque aquí también hay, en el urbanismo, un tema de género. Por la parada del ómnibus, las calles iluminadas, las veredas con una dimensión correcta, son clave. Son elementales y digamos que son la base de una urbanización democrática.
-¿Qué opinión le merece el plan de urbanización conocido como Zona Cero aquí en Rosario?
-Bueno, justamente se requiere de mucha planificación para que las casas no sean estas 1.500 que hay aquí en esa llamada Zona Cero que no generan barrio, que no generan ninguna identidad en el lugar. Lamentablemente uno ve que ese lugar va hacia una situación de "gheto". Es un lugar muy poco interesante para el que tiene que pensar en ir a vivir a esa Zona Cero. A lo mejor alguno que vivía en una villa tradicional quizás estaba mejor en varios aspectos. No es sólo hacer la casa, sino también construir el equipamiento público, pensar en la vinculación que debe tener un nuevo barrio. La identidad que debe generar en sus habitantes.
El prestigioso urbanista también se manifestó en contra de los barrios cerrados. "A mi no me parecen bien las urbanizaciones cerradas, porque son cerradas a la diferencia. No quieren que entre el diferente. Y esto hay que combatirlo porque la sociedad debe buscar la integración también en el urbanismo, hay que ir hacia ciudades más democráticas e integradas. Que no haya exclusividad ni "ghetos" para pobres pero tampoco para ricos. Hay que volver a esa ciudad más amigable, que se puede andar y caminar, donde todos tienen derechos y esa es una lucha formidable y auténtica contra la inseguridad. Una de las principales herramientas para combatir la inseguridad es sin duda la igualdad".
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