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Domingo, 1 de abril de 2007

SOCIEDAD › COMO SE AFRONTAN LAS SECUELAS PSICOLOGICAS DE UNA INUNDACION

Cubrir las necesidades profundas

Ante la emergencia, primero está el tema de la vivienda, la
ropa, la salud de los chicos, etc. Pero este tipo de catástrofes implican también un fuerte impacto psicológico ante la pérdida.

 Por Paula Kearney

En una situación de catástrofe o emergencia como la que vivió la provincia de Santa Fe, y sobre todo la ciudad de Rosario, a lo largo de la última semana, la inmediatez de la respuesta tanto por parte del gobierno como de la población en general es fundamental para disminuir los daños que provoca física y materialmente a los afectados. Pero no hay que dejar de lado que se trata de sujetos, que además de necesitar un techo, ropa y comida, necesitan contención para disminuir los daños psíquicos que un desorden de semejante envergadura puede provocar.

En este sentido, la Dirección de Salud Mental de la Provincia de Santa Fe, la Dirección de Salud Mental de Rosario y el Colegio de Psicólogos pusieron manos a la obra para trabajar coordinadamente sobre tres ejes fundamentales: propiciar organización donde no la hay, acompañar a cada individuo para que pueda reinstalar aquellas significaciones que se han perdido en el momento de la emergencia, y propiciar la integración de aquello que sucedió al aparato psíquico.

Así, en diálogo con Rosario/12, la psicóloga Andrea Bordignon, como miembro del Directorio del Colegio de Psicólogos y trabajadora del Centro de Atención Primaria de la Salud de Empalme Graneros, manifestó que en estas situaciones "lo primero que hay que mitigar es la cuestión de la desorganización", porque "la persona que ha sido afectada por un acontecimiento de esta envergadura, lo primero que se tiene que enfrentar es a todas las vivencias que están relacionadas con ese sentimiento de desorganización que viene del exterior pero que tiene un impacto que tiene que ver con que la realidad es totalmente alterada, lo que son las actividades cotidianas sufren una alteración".

De esta manera, "lo que nosotros tratamos de hacer en un primer momento es contener el sufrimiento subjetivo", informó Bordignon, y explicó: "es como por definición que la emergencia afecta a la subjetividad, a la cuestión anímica, ya que los enfrenta con cierta des-estructuración de las formas habituales del funcionamiento psíquico. Es decir, un acontecimiento que irrumpe en la vida de cualquiera -que puede ser a nivel individual o a nivel poblacional- cuenta con el elemento sorpresivo que invade lo que hasta ese momento componía el mundo vivencial del sujeto".

Por lo tanto, "al no ser un trabajo de consultorio, al no ser un trabajo terapéutico clásico, está regido por otras acciones y por otros propósitos", explicó Bordignon y apuntó que en este sentido los profesionales tiene que "de alguna manera ser creativos e inventivos", y que "por eso habría diferentes momentos en este tipo de trabajos adonde lo principal es brindarle a las personas elementos que los ayuden a reorganizarse lentamente en el plano cotidiano, en el plano de rearmar su cadena".

En relación a los métodos de trabajo para colaborar en esta reorganización, señaló que el rol del psicólogo es dar contención de alguna manera a todos los actores involucrados en el conflicto. Así, se trabaja en grupos, en talleres, y en el acompañamiento de los colaboradores y los voluntarios de estos centros de evacuados "que también necesitan una contención porque son personas que brindan un aporte fundamental, pero que si no están contenidas de alguna manera, a lo largo de los días esto también se resiente".

Además, resaltó la importancia de que el trabajo psicológico comience desde el momento mismo en que se conforma el Comité de Crisis, puesto que "en estos primeros momentos de conformación de los equipos que van a llevar adelante la emergencia, para los mismos funcionarios y delegados es importante contar con la opinión del psicólogo, y acompañarlos a ellos también, porque puede haber aportes de la dimensión subjetiva que pueden colaborar mucho".

Así, explicó que desde el día jueves se está trabajando con guardias rotativas de doce horas sobre turnos de cuatro horas que van rotando de manera de hacer un corte en el trabajo y poder dar contención a los mismos trabajadores de la salud mental. "De esta manera -apuntó- se está cuidando a quien está trabajando para cuidar a otro".

En relación a los voluntarios, remarcó que las colaboraciones que se reciben en los centros de evacuados, provenientes de cualquier persona que frente a esta situación se sienta movilizada a colaborar de alguna manera, están basadas "en una profunda necesidad de restaurar los efectos de esta situación, pero también para uno mismo. O sea que acá está funcionando una identificación al otro, y esto pone en marcha todos los resortes de eso que llamamos solidaridad".

En segundo lugar, basándose en su experiencia de trabajo durante la inundación de la ciudad de Santa Fe en el 2003, apuntó que "más allá de lo que se puede esperar de un psicólogo frente a una crisis de angustia o en algo muy específico, en este tipo de intervenciones hay algunas pautas de trabajo que podrían parecer ínfimas pero que son muy importantes: primero, que en este tipo de lugares como son los centros de evacuados es importante generar formas de cierta pertenencia para que estas personas puedan construir en este tiempo y lugar acotados", y especificó que se trata de "generar en ese tiempo y en ese espacio las condiciones mínimas para poder convivir, ya sea por cuestiones de espacio o por cuestiones de cómo tolerar hábitos del otro. Entonces eso ayuda a rearmar de alguna manera la vida cotidiana".

De cualquier manera, enfatizó que también hay que trabajar sobre esta cuestión de que son un tiempo y un espacio acotados, porque "las personas pueden pensar que se pueden quedar ahí, y por lo tanto hay que trabajar el tema del regreso a casa, que no es fácil porque es el reencuentro con el lugar donde tuvo lugar la vivencia más traumática quizás".

El segundo aspecto que señaló como aparentemente ínfimo pero realmente importante, es el de la comunicación: "El trabajador de salud mental tiene que saber a quién derivar los pedidos que puedan ir surgiendo de la gente, como la búsqueda de familiares, o la necesidad de ropa o de comida. Es decir, frente a cualquier duda espontánea, tener idea de a quién derivar", porque "dar indicaciones confusas, generar rumores, generar imprecisión, colabora en el caos. Por eso es importante ir dando la información más certera posible, y no que por dar una respuesta rápida se generen confusiones que no propicien justamente el armado de un ámbito de cada vez mayor organización".

En tercer lugar, planteó la importancia de que la tarea del psicólogo sirva "para que estos hechos puedan enlazarse en la vivencia de la persona. O sea, ayudar a la persona a elaborar esto que ocurrió, que suponemos que es lo que más cuesta". En este sentido, a diferencia de lo que sucedió en la ciudad de Santa Fe adonde no había una asistencia psicológica funcionando en los centros de salud y fue incorporada luego de la inundación, acá ya hay presencia de psicólogos en los centros de salud.

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"Lo que hacemos al principio es contener el sufrimiento subjetivo", explican los profesionales. "En los centros de evacuados es necesario ayudar a construir cierta pertenencia al lugar".
Imagen: Alberto Gentilcore
 
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