En medio del acto contra el matrimonio igualitario en la plaza Pringles, organizado por la Red Familia Rosario, dos señoras de unos cincuenta años discutían sobre lo masivo de la convocatoria. -¿Viste la cantidad de gente que hay? -dijo la primera, entusiasmada. -¿Te parece?, le preguntó la otra. "Esto tendría que estar rebalsando de gente; la plaza debería estar repleta...", se lamentó al ver vacía media calle Córdoba, entre Paraguay y Presidente Rosa. Con su planilla de firmas en la mano, la mujer concurrió apresurada a intentar conseguir adhesiones de los transeúntes que pasaban por la esquina sin sumarse al acto.