PIRULO
Antonio Bonfatti se convirtió en el primer gobernador que vetó una ley, mandó el veto a la Legislatura y después pidió que se lo devuelvan. Lo retiró. La ida y vuelta ocurrió con la ley de autismo, que el mandatario vetó parcialmente en diciembre. "Un veto propositivo", lo definió. Pero la decisión política cayó como un baldazo en padres de niños con trastornos generalizados del desarrollo (TGD) que ayer se plantaron frente a la Legislatura y convencieron a los legisladores que rechacen el veto. Pero antes de que ocurra, Bonfatti se arrepintió: firmó el decreto 1075, dejó sin efecto el veto a la ley 13.328 y solicitó su retiro. "Razones de oportunidad", dice el mensaje 4099. A la tarde, la Cámara de Diputados aprobó el retiro del veto fallido, después de un blooper en el recinto que lo confundió con otro veto a una comisión bicameral de control de la concesión de la autopista Santa FeRosario.
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