Jueves, 22 de octubre de 2009 | Hoy
PSICOLOGíA › A PROPóSITO DE LAS XI JORNADAS ANUALES DE LA EOL SECCIóN ROSARIO
Para un psicoanalista de orientación lacaniana, la dimensión creciente de lo que no funciona es exactamente la dimensión del síntoma. Los síntomas dan que hablar, se alimentan de sentido, de explicaciones, proliferan y se multiplican.
Por Juan Carlos Indart *
Buenos tiempos los presentes para percibir, tanto en la vida cotidiana como en las noticias con que nos ahogan los medios de comunicación, el despliegue incesante y heteróclito de lo que no funciona. No funciona el clima, no funciona el campo, no funciona la ciudad, no funciona el transporte, no funcionan las instituciones, no funciona la educación, no funcionan los sistemas de salud, no funciona el trabajo, no funciona la distribución de la riqueza, no funciona la familia, no funcionan las parejas, no funciona la justicia, no funcionan los adolescentes, los niños y los adultos, no funciona la seguridad, no funciona la alimentación, no funciona el descanso, no funciona la diversión, no funciona la moral... Pareciera que nada funciona.
No es para tanto, porque nada es todo, pero es claro que hoy lo que funciona permanece latente, y no tiene buena prensa, mientras que se hacen patentes y se transmiten y transmiten diariamente las novedades como novedades de lo que no anda.
Pues bien, para un psicoanalista de orientación lacaniana, esa dimensión creciente de lo que no funciona es exactamente la dimensión del síntoma, y puede comprenderse que la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP) tenga esa noción como tema de trabajo para su próximo congreso, en 2010, y que para eso se preparen sus diversas Escuelas en América Latina y en Europa, como aquí con las próximas e inmediatas Jornadas de la Sección Rosario de la EOL, a las que he sido invitado, que tienen por tema: "Síntoma y pulsión. La orientación por lo real".
Creo que se puede brevemente dar una idea del modo en que nuestro psicoanálisis se orienta en la cuestión: en primer lugar, con una experiencia, porque pasamos por eso, sabemos que los síntomas dan que hablar, y que se alimentan de sentido, de explicaciones, de argumentaciones... de opiniones... ¡y que así proliferan y se multiplican!
Como dijo Jacques Lacan, los síntomas son peces voraces de sentido. No participamos en la dimensión social de los síntomas a la que aludí en esa dirección. Son otros los que opinarán que la ola creciente del síntoma son los dolores de parto de la nueva sociedad capitalista de mercado global definitivamente satisfactoria, como son otros los que opinarán que esos dolores de parto anuncian el advenimiento del hombre nuevo de un comunismo definitivamente satisfactorio. Al respecto pensamos que darles un sentido más apocalíptico, como señales de que hay que unirse para el más allá religioso, del que las dos alternativas anteriores participan, será ganador, y lo pensamos porque ponderamos los recursos débiles de cada cual, en su soledad.
En segundo lugar, ocurre que como psicoanalistas, precisamente, tratamos esa dimensión sintomática a nivel individual, a nivel de cómo se encarna en un cuerpo, y nos orientamos a lo insustituible en cada cual, no para dar sentido, sino para reducir el exceso de goce que denuncia el síntoma, y para que el mismo, algo real en cada cual, se use de manera socialmente más fuerte, de modo lógicamente más satisfactorio.
Poco a poco creo que se llegará al acuerdo de que lo que no funciona es siempre exceso de goce. Como psicoanalistas nosotros admitimos que es así, y que en el síntoma hay goce, y que eso es real, y que no puede abolírselo por decreto, porque lo que no ha funcionado, ni funciona, ni funcionará, es una relación sexual de hombre y mujer, de mujer y mujer, de hombre y hombre, sin síntoma.
* AME de la Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP).
El autor de esta nota, dictará la Conferencia "Reales, síntomas, pulsiones" en el marco de las XI Jornadas Anuales de la EOL Sección Rosario "Síntoma y pulsión. La orientación por lo real" a realizarse mañana desde las 16 y el sábado de 9.30 a 18.30.
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