PSICOLOGíA › LAS INFINITAS FORMAS DE "ENFERMAR" DE ESTOS TIEMPOS
La representación científica del cuerpo humano, creada por la comunidad científica, no es más que un modelo ideal: procura sustituir la imagen que cada uno posee de su propio cuerpo. El sujeto cautivo expresa en su organismo, la lógica del enunciado.
› Por Jorge Ballario
Si a un niño relativamente sano se lo rotula como enfermizo, probablemente lo será. Tal el sugestivo efecto de la nominación en la mente infantil, dado el desvalimiento que experimenta la criatura frente al omnipotente mundo adulto. En paralelo, muchos hombres y mujeres contemporáneos sufren de manera solapada una similar asimetría sugestiva, pero en relación al hiperjerarquizado discurso científico.
La representación científica del cuerpo humano, creada por la comunidad científica, no es más que un modelo ideal: procura sustituir la imagen que cada uno de nosotros posee de su propio cuerpo. Esa sacralizada ficción lingüística es capaz de influenciar, a través de sus enunciados, en los cuerpos concretos de los afectados. En determinadas circunstancias, el sujeto cautivo expresa en su organismo, mediante una enfermedad o disfunción, la lógica del enunciado.
Sabemos que el cerebro produce lo mental, y esto no puede reducirse a los pocos y simples mecanismos cerebrales observados por la ciencia. Procurar entender a la mente humana sólo con el estudio del cerebro, sería equivalente a pretender comprender una obra de arte valiéndose del desmenuzamiento y análisis microscópico de las partículas químicas que la componen.
Parte de la alienación actual en este terreno está vinculada a la divulgación científica sensacionalista, al exceso de importancia de ciertos descubrimientos científicos y a la megalomanía de algunos investigadores, que ven en sus trabajos resultados más abarcadores de lo que realmente son. Es así entonces como ciertos posicionamientos cientificistas, más su habitual divulgación sensacionalista, suelen desestimar las vivencias identificatorias, y las estructurantes adquisiciones simbólicas de la historia psicológica del sujeto.
Algunos mecanismos de influencia de la ciencia biologicista en la gente, especialmente en el terreno de la salud/enfermedad, son: la simple sugestión; el sentimiento de culpa del afectado, al sentir que transgredió algún "mandamiento" de la ciencia; la/s identificación/es con las descripciones científicas, etc.
Las infinitas formas de enfermar de estos tiempos, se deben, en parte, a las crecientemente complejas formas de "caricaturizar" al cuerpo con sus componentes y funciones, mediante el lenguaje de la ciencia. Este discurso, al resaltar y relacionar de manera causal, múltiples aspectos y procesos orgánicos con determinadas circunstancias, conductas o estilos de vida, amplía el espectro psíquico de opciones para psicosomatizar.
Ahora, frente al gran avance del saber científico, la enfermedad se vincula a la simbología que dicho saber produce mediante sus investigaciones, observaciones y conceptualizaciones. La nueva simbología haría de soporte a los antiguos mitos: lo monstruoso o diabólico ya no es la supuesta posesión demoníaca del enfermo, sino por ejemplo, un tumor maligno. El infierno ya no es un castigo posterior a la muerte, sino que se puede sufrir aquí mismo, en esta vida y en este mundo, a través de la enfermedad y/o la muerte, si desacatamos los mandamientos de la ciencia.
Además, sabemos que gran parte de la herencia genética de alguien no alcanza por sí sola a desplegarse, sino que requiere ser activada mediante determinadas vivencias significativas u otros estímulos. Es decir, que mucho de lo heredado genéticamente en cada uno de nosotros puede permanecer en estado potencial, toda la vida, sin ser nunca activado. Mucho me temo que, paradójicamente, la influencia del discurso médico haga posible que gran parte de ese potencial genético patógeno se despliegue.
Humildemente debería aceptarse que todo conocimiento científico depende siempre de un procedimiento imperfecto, y su interpretación está vinculada al paradigma de la ciencia, prevaleciente en una determinada época y cultura.
* Psicoanalista. Escritor. Mail: [email protected]
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