PSICOLOGíA › A PARTIR DEL REPASO DE UN DIáLOGO ENTRE JACQUES LACAN Y LéVI STRAUSS
La pregunta de un criminólogo acerca de la caída del patriarcado que plantea la sociología, generó un debate sobre el Padre-como-Nombre y la necesidad de retornar a Freud, así como también a los filósofos Hegel y Aristóteles
› Por Federico Vida*
Poco tiempo atrás, en unas jornadas sobre paternidad, un abogado criminólogo preguntaba a los psicoanalistas presentes cómo pensaban la función del padre cuando la sociología plantea un caída del patriarcado. En aquella oportunidad, como asistente, me limité a proponer que se retome la diferenciación que Jacques Lacan hiciera en diálogo con el antropólogo Lévi Strauss, de la función sociológica del padre respecto del Padre como Nombre. Antes que mis colegas psicoanalistas respondieran a mi sugerencia, quien los había interrogado realizó una a mi juicio irrespetuosa exhortación: que los psicoanalistas dejemos tranquilo a Lévi Strauss. La pregunta quedó entonces sin respuesta.
Me propongo ahora retornar a Lévi Strauss, para dar una respuesta avisado de que si no es uno quién retorna a eso, es eso lo que retorna en uno.
Para hacerlo, es necesario diferenciar la paternidad de la patrilinealidad, lo cual en segundo lugar posibilitará indagar la diferencia entre matrilinealidad y el matriarcado. Realizaré esto repasando un diálogo entre Lacan y Lévi Strauss, que me llevará retornar anteriores apreciaciones de Lévi Strauss sobre Bachoffen y su mito antropológico del matriarcado, el cual retorna hoy de la peor manera. Pero aún más, será necesario retornar a Freud y, disculpen el anacronismo, a Hegel y a Aristóteles.
Retorno a lo que Lacan le preguntara a Lévi Strauss a raíz de que este planteara la ley de intercambios entre clanes, la cual establece que quien haya tomado una mujer de otro linaje, debe a la siguiente generación del otro linaje otra mujer: "has robado una mujer debes una hija", para sintetizarlo. El psicoanalista entonces le preguntaba al antropólogo si al invertir los intercambios, y ser las mujeres las que intercambiaran hombres e hijos, podría describirse un matriarcado.
Lévi Strauss respondía que desde el punto de vista de la formalización, puede describirse un sistema de coordenadas simétrico al patrilineal, basado en las mujeres, pero que entonces se presentan en el campo anomalías muy extrañas en los intercambios: excepciones y paradojas como que, aún en sociedades matrilineales, el poder es androcéntrico, es decir, esta representado por hombres y por linajes masculinos.
Lévi Strauss decía que estas excepciones y paradojas, sólo pueden explicarse en relación con una referencia que está fuera del juego del parentesco y que corresponde al contexto poético, es decir, "el orden del poder donde el cetro y el falo se confunden".
Hasta acá las conclusiones de aquel diálogo son:
En primer lugar: si bien hay formalmente matrilinealidad no hay matriarcado posible que no sea androcéntrico, ya sea porque el poder es representado por hombres, como vio Lévi Strauss o -agrego recurriendo a Freud-, porque la mujer en posesión del cetro falo toma los caracteres masculinos. Esto último es lo que aporta el psicoanálisis al análisis de la antropología estructural, aún antes de que esta existiera: la histeria consiste en hacer de hombre.
En segundo lugar: el problema del poder, del falo, es algo que va más allá de la patrilinealidad y de la matrilinealidad, las cuales a nivel formal son de una simetría reversible, y depende no de la estructura lineal de los intercambios sociales estudiada por la antropología, sino de la estructura discursiva del inconciente escuchada por el psicoanálisis.
De este modo es el psicoanálisis el discurso que ofrece una salida a la tiranía del falo: la Metáfora Paterna, operación inconciente que sustituye el significante fálico por el significante del Nombre del Padre que es donado. Lo cual nos permite diferenciar la patrilinealidad (tan falocentrista como la matrilinealidad), de la paternidad inconciente que es una donación. De este modo queda respondido que lejos de identificar la paternidad a la estructura social patrilinealidad la escuchamos como una formación discursiva de la cual la primera es efecto.
En tercer lugar, quedaría responder por la pregunta acerca de la caída en la historia, o por la caída de la historia:
Que la histeria confunda la patrilinealidad con la paternidad inconciente es causa de que la figura del padre le parezca impotente para realizar la Metáfora Paterna, metáfora que sustituye el falo cetro por el Nombre del Padre. Así para el discurso histérico todo ideal fálico está en declinación. Por esto a la histeria le cuadraría un discurso como el de la caída de los ideales que, a fin del S XX y de la mano de Lyotard, vino a proponerse como la salida para una tiranía del ideal fálico. Aunque la caída de los ideales no sea más que un nuevo ideal: el ideal de la caída, que es el ideal postmoderno.
Pero, si bien la caída del ideal es una producción postmoderna, su acontecer no es postmoderno, sino más bien moderno, lo que se evidencia si leemos que pasó desde Aristóteles a Freud. Desde Aristóteles a Freud pasó Hegel: el Amo aristotélico que gozaba de la felicidad en una sociedad de Amos, cae en lo que es el Amo hegeliano el cual se las debe ver en lucha con el Esclavo. Aquel es el Amo de la modernidad, momento en el cual surge el discurso histérico para evidenciar su caída. ¿Cómo la evidencia?: exaltando al Amo, mostrándolo como un padre prepotente, lo cual por contrapartida denuncia su impotencia.
Por último, me abstengo de dejar tranquilo a aquel que hubiese sabido donar su escritura, porque hacerlo sería erigir un monumento mudo, un ideal (el ideal de su caída) que impediría adquirir lo donado y empobrecería así cualquier intercambio.
*Psicoanalista. Docente de la U.N.R.
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