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Jueves, 11 de mayo de 2006

PSICOLOGíA › MITO Y TRAGEDIA. OPERACIONES DE LA ESTRUCTURA

Sobre la dinámica de la verdad

 Por Mónica Medovoy y Omar Amorós*

¿Por qué recurrir a los mitos y las creencias? Hay en ellos una verdad que nos permite pensar las operaciones de la estructura. Hay en el mito una dinámica de la verdad necesaria a la estructuración. La ciencia nacida en la modernidad, al haber formalizado la verdad expulsó su dinámica a las operaciones del inconsciente. Así, la forma del relato del mito no es prescindible en una práctica y una teorización que pretenda mantener la relación esencial de la verdad y la palabra. Todo mito tiene dos vertientes: la narración de los hechos ocurridos ab origine ﷓sean cosmogonías, teogonías o antropogonías﷓, y una actualización ritual que le otorga el carácter real y actual a los acontecimientos narrados en el mito.

La tragedia es, fundamentalmente, un invento de los griegos del período clásico. El siglo V a/c es un momento de cambio: de un sentimiento enraizado en la tradición religiosa, vinculada a los misterios, a la escena filosófica propiamente dicha. Estos cambios van acompañados de un nuevo orden político: la fundación de la polis. Este es un proyecto ambicioso y pacificador, ya que sostiene la ilusión de una relación armónica entre el hombre y el mundo, alcanzado mediante el "cálculo de la razón humana". Pero, tal como afirma Jean Pierre Vernant "la salvación de la ciudad pone en juego fuerzas que escapan al cálculo de la razón humana, elementos que no se llegan a apreciar en un debate ni prever al término de una deliberación".

El orden de lo sagrado, el culto a las divinidades olímpicas, que aún persisten, responde en parte a esa función.

Tal vez la tragedia, en su género literario, en tanto recupera en parte los rituales de la Grecia arcaica, es un modo de decir lo que escapa al mundo de la razón: lo inasimilable por el saber respecto de las preguntas por el origen, la sexualidad y la muerte. Tal vez la tragedia en la medida que abrocha una versión del mito, sea el emergente de la declinación del logos en su ambición de recubrimiento de lo real por lo simbólico.

Freud, en su esfuerzo de teorización, se vio obligado a recurrir al relato mítico para dar cuenta del síntoma y del proceso de la cura. El mito del Urvater, la pulsión de muerte y su retorno a lo inanimado, una expulsión originaria de un displacer también primario, entre otras, nos hablan de una necesariedad de un relato mítico. Y si de todo relato mítico podemos ﷓al menos﷓ subrayar dos rasgos: la deformación y el enigma, así como de una practica consustancial: aquella instituyente de lo sagrado, en los mitos "freudianos" debemos, entonces, pesquisar esos constituyentes.

En Lacan, el esfuerzo puesto en la producción de los matemas y los nudos se hace posible en tanto escriben aquello que Freud dijo míticamente. De hecho, sin el discurso, esas "formalizaciones" serían letra muerta.

Recorrer algunos mitos y creencias, algunas operaciones constituyentes del cosmos del homo religiosus, nos pueden permitir al entrecuzarlas con los conceptos psicoanalíticos reinterrogar a los mismos para ver si podemos hacer que nos digan -aunque más no sea un poco- algo novedoso.

* Psicoanalistas. De Trama Clínica.

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