PSICOLOGíA › DEL PATRIARCADO A LA éPOCA ACTUAL
› Por Nora Das Biaggio y María del Carmen Marini*
La paternidad se constituye con sus luces y sombras, con sus itinerarios complejos y a veces contradictorios, en una de las experiencias propias de la masculinidad, sobre la que vale reflexionar. Como hijo de un padre, como padre de hijos e hijas, cada hombre es desafiado a construirse nuevos sentidos identitarios.
La crítica al patriarcado se ha desplegado en torno a sus sesgos de autoritarismo despótico. Dichos sesgos siguen vigentes aún en algunas familias tradicionales, con efectos empobrecedores, cuando no mutilantes.
Por otro lado la nueva conformación de relaciones familiares más flexibles da lugar por un lado al reconocimiento de la imagen protectora paterna, como indiscutible referente, afianzado en su rol de amparo y sostén.
Pero sería incompleta la aproximación a la paternidad sin hacer referencias a vínculos violentos. Dichos vínculos violentos son los que en sus formas más lesivas llevan al avasallamiento subjetivo de hijos e hijas. El silenciamiento de estas realidades hace a una deuda pendiente para quienes trabajamos en salud mental.
Introducir una mirada a la complejidad de las relaciones de poder al interior de los vínculos nos permite ponderar "otras" formas de subjetivación. Un fenómeno que acaso constituye "un innombrable social" aparece escamoteado en la realidad social. Es el incesto que resiste a ser nombrado como tal y así visibilizar las formas de opresión que entrampan los vínculos paternofiliales.
*Psicólogas.
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