PSICOLOGíA › LILIANA CAZENAVE DISERTARá EN ROSARIO SOBRE UN CASO DE PSICOSIS
La psicoanalista de la Escuela de Orientación Lacaniana desarrollará el caso de un niño "desbordado por crisis de furia y agresión, como respuesta a un goce intrusivo identificado en el lugar del Otro, que se presentaba como absoluto".
› Por José Manuel Ramírez*
La psicoanalista de la Escuela de la Orientación Lacaniana Liliana Cazenave estará en Rosario para dictar una conferencia titulada "Un Otro amenazante: recorrido de una cura" (ver Agendapsi), en la que desarrollará un caso que, según afirmó, le "enseñó mucho".
--¿Cuáles son los puntos a destacar del caso que usted presentará?
--Un primer aspecto a destacar es la importancia de localizar en la clínica de las psicosis en la infancia la modalidad del retorno del goce para plantear la estrategia de la transferencia. En este caso, se trata de un niño que se presentaba desbordado por crisis de furia y agresión, como respuesta a un goce intrusivo identificado en el lugar del Otro. El Otro se presentaba para este niño como absoluto y perseguidor. Las maniobras de la transferencia apuntaron a evitar este lugar e introducir la dimensión simbólica del pacto y del amor a fin de pacificar a este Otro amenazante. Por otro lado, el caso pone de manifiesto que para que el analista pueda convertirse en compañero de construcción del sujeto psicótico, es preciso que acoja las respuestas síntomáticas para tratar el goce y parta de los recursos que el sujeto trae y va construyendo en el movimiento de la cura.
-Sobre el mismo caso, mantuvo una conversación de trabajo con Eric Laurent. ¿Qué resultado extrajo de dicha conversación?
--Esa conversación permite pensar la práctica en la perspectiva del sinthome, y no ya en la perspectiva de la forclusión, que deja a la psicosis en una dimensión deficitaria.
--En esa conversación, Laurent planteó que usted hizo posible el surgimiento en transferencia de "una madre del deseo".
--El deseo de la madre, que hay que comprender como el deseo de la mujer en la madre, hace de ella notoda para su hijo y le permite al niño desprenderse de la posición de objeto de la madre. El deseo de la madre hace de ella un Otro barrado que está en las antípodas del Otro mandante con el cual está este niño confrontado. El surgimiento en transferencia de una madre del deseo respondió fundamentalmente a maniobras de introducción de un lugar tercero, simbólico. Por ejemplo, me abstenía de dar órdenes e introduje una ficción, "el papá de esta casa", al que me remitía cada vez que era necesario poner un límite. Por supuesto que este niño no cree en el padre, sabe muy bien que es la madre la que detenta la ley en su familia, pero la invención de esta ficción permitió sostener un orden del mundo en el que no quede como objeto del Otro gozador. En el comentario del caso, Eric Laurent recordó el planteo de Lacan de que hay una sola terapéutica para el psicótico, que es hacerle creer que él cree en el padre.
--¿Qué importancia le da a lo que dio en llamar una invención que realiza el niño tratado?
--Como plantea J.A. Miller en "La invención psicótica", el sujeto psicótico se encuentra fuera de discurso. Los discursos establecidos son las soluciones típicas en la neurosis para saber hacer con el traumatismo de la lengua y localizar su goce. El psicótico no dispone del Nombre del Padre para dar sentido al traumatismo de la lengua, es por ello que está obligado a inventar una solución singular en base a su repuesta sintomática. El sujeto psicótico está obligado a inventar su solución, pero esto no quiere decir que lo logre, ni que su invención sea exitosa. El analista como compañero de invención apuntará a que el niño encuentre y reconozca los recursos de los que dispone para sostener su invención. En el caso, se trató de inventar una nueva relación con el Otro, un nuevo orden del mundo que le hiciera posible el lazo social. Si en el momento del desencadenamiento el niño había perdido la palabra, no perdió sin embargo una inscripción en la instancia de la letra. Disponía de entrada del recurso a la escritura y es a partir de la misma que pudo volver a insertarse en el lenguaje. Antes de aprender a escribir, el niño recurría al dibujo para acotar y simbolizar el goce intrusivo que le venía del Otro. Luego pasó a escenificar historias hasta inventar sus propias ficciones. Ordenado por el discurso analítico recorrió un camino que va de su lugar de objeto del Otro a la construcción de su propio discurso con un nuevo orden del mundo.
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