Dos mujeres se conocen en la Universidad, se acercan por esa empatía que no se sabe por qué se produce: hay onda! Ambas hijas de parejas constituidas por dos mujeres. Los hombres, digámoslo así, brillan por su ausencia. Como se ven parecidas, entre ellas embroman diciendo que son como hermanas. Ambas hijas producto de lo que se conoce como fertilización asistida. A sabiendas de que eran hijas de donante de esperma, una de ellas le envía un mensaje a la otra diciendo "Vi en Face lo que colgaste por el día del Padre. No te asustes pero quizás tengamos como papá el mismo donante de esperma". Comienzan a investigar y efectivamente las madres recibieron el esperma del mismo donante, registrado con un número en el Banco (sic) de esperma. Resultado: son hermanas del mismo padre si podemos decir así.

Primer asunto a destacar, la búsqueda de un padre, en una época en que cada vez más es un artículo prescindible. Pero eso no es todo, lo más sorprendente es que en la legislación que ordena la donación y la fertilización asistida se establece un límite en la cantidad de fertilizaciones provenientes del mismo donante porque si no puede producirse lo que llaman un "incesto genético". Qué tal? Se desliga totalmente el incesto de su función estrictamente cultural y se lo reduce a un asunto genético. Indudablemente el avance de la ciencia que posibilita lo que antes no era posible, es decir introduce en lo real formas insospechadas antes de su desarrollo, ahora establece un orden ajeno al orden estrictamente simbólico propio de nuestra civilización.

*[email protected]