PSICOLOGíA › UNA MIRADA SOBRE EL FILME "LA VIDA DE ADELE"
› Por José Manuel Ramírez *
Un film excelente que muestra las peripecias y las tribulaciones de una adolescente en la búsqueda sexual y de su identificación y/o posición sexual. La película comienza con la lectura en la escuela de un clásico francés, La vida de Marianne de Marivaux, novela que éste dejó inconclusa aunque intentó terminarla por los años 1727/40. El director Abdellatif Kechiche hace un homenaje a Marivaux parafraseando su título e iniciando el filme subrayando la frase con la que éste anuncia su novela: "Soy una mujer y cuento mi historia".
En las primeras escenas se la muestra a Adele comiendo en familia, con la mamá y el papá, unos fideos con salsa, con cierta glotonería, mostrándola en un goce que no le preocupa esconder, algo familiar.
Cuando encuentra una amiga, a la que sigue con la mirada, y con la que establece una relación apasionada y de descubrimiento sexual, le explica que es una golosa, que le gusta comer, que come a veces hasta cuando ya está saciada. Como que no encuentra límite a ese goce quiere decir con franqueza. La relación a la pulsión oral trasciende la película y la atraviesa de punta a punta, aunque el final es un final abierto e incierto y con alguna modificación de ese goce.
Cuando luego de una fiesta hecha para su amiga, que era artista y para la cual ella oficiaba de modelo, en la que prepara la comida con esmero y dedicación, ve que su amiga se aleja, es decir parece ir volviendo hacia una relación anterior. Ella, que comienza a sentirse sola, accede a salir con un muchacho, un hombre joven que la corteja. Cabe destacar que Adele a pesar de esa relación con su amiga, no deja de tener un atractivo femenino que hace que los hombres la busquen y la deseen. Incluso antes de establecer su relación con Emma, había estado con otro adolescente como ella, con quien parecía no haberse satisfecho sexualmente.
La amiga descubre que ha salido con un hombre que la lleva en auto hasta la casa y la echa despiadadamente de su casa, a pesar que la amiga ya se deslizaba insensiblemente hacia otra relación, por eso ella le dice que lo hizo porque "se sentía sola", que la amaba a ella. Pero lo importante es que cuando la amiga la echa, ella, llorando desconsoladamente, le dice que no haga eso, que ella es todo lo que tiene, que depende de ella, que lo que ella "es" depende de ella, que su realidad es la de ella. Un amor, reconoce ella llorando, totalmente dependiente y anulante de su propio ser. El duelo que se avecina y se muestra en el filme es dolorosísimo y parece largo, cerca de tres años, escandido por su trabajo como docente que desarrolla con mucho cariño y que la ata a la vida, que peligraba.
Un amor dependiente, gobernado por una pulsión oral confesada, hasta por las amigas adolescentes cuando descubren su acercamiento a una mujer lame vagina.
Su posición respecto de la otra es más bien una posición femenina, puesta del lado mujer, mientras que la amiga está en el lado hombre como mujer, por eso ella puede también estar con hombres, y en el final incierto y abierto un hombre parece que la va a buscar, ella se aleja como una dama, sigue con sus mejillas imposibles de adelgazar, que le dan un rostro de niña, signo de su oralidad imborrable. La película, elogiada por la crítica, recibió un premio en Cannes en 2013 y trasciende en sus escenas sexuales la mera pornografía para elevarse a la sublimación del arte.
* Psicoanalista. Coordinador de la página de Psicología de Rosario/12.
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