PSICOLOGíA › REDES SOCIALES Y EL CAMINO DE AUTOPRESERVACIóN
› Por Sergio Zabalza*
El hallazgo del cadáver de una niña de doce años, asesinada tras ser seducida en las redes sociales, actualizó una vez más la cuestión sobre las formas adecuadas de proteger a los púberes de las amenazas que pululan en la web. Hay quienes ponen el énfasis en el control que brindan los dispositivos informáticos de seguridad dispuestos en el hogar. Tampoco faltan quienes eligen la vía del control por medio del terror.
Por ejemplo, un youtuber en Estados Unidos logró gran éxito con videos que muestran a padres de púberes sorprendiendo a sus hijos justo en el momento en que éstos tomaban contacto real con una persona que habían conocido en la web. De común acuerdo con los adultos, el youtuber se hacía pasar por un adolescente de quince años que, tras establecer una relación por vía digital, proponía una cita. Así, una niña se sube a una camioneta de un desconocido para allí encontrarse con la dura e inesperada amonestación de sus padres, otro tanto con la cita en una plaza y así el resto.
Mi conjetura es que si estos chicos se entregan de una manera tan infantil a la propuesta de un desconocido es porque quizás en su hogar no se les brindó la oportunidad de constituir sus propios criterios de autopreservación, sea por una sobreprotección desmedida, sea por una observancia rayana en lo sádico, o por ambas cosas. El tránsito a la adultez supone la posibilidad de que un joven tome decisiones en base a los decires, hábitos y costumbres que han circulado en el ámbito familiar desde que los chicos llegan al mundo. Pretender estar presente en cada decisión que toma un chico es una aspiración tan disparatada como contraproducente, cuya génesis está en el rechazo del adulto a dejar crecer a los hijos. Cuando un púber no encuentra lugar para el desenvolvimiento de su personalidad y libre albedrío sobrevienen lo que en la jerga psi se denomina: acting. Esto es: una actuación a la que se apela cuando el monto de angustia es tan grande que no se puede poner en palabras, a veces con riesgo para la integridad psíquica o física del adolescente. Maniobras como las que muestra el video sólo producen sujetos temerosos y vacilantes, cuya inseguridad bien puede empujarlos a situaciones peligrosas e inconvenientes. Por eso no se aprende tanto con lo que se enuncia, sino con lo que se transmite, por ejemplo: el respeto a esa persona que es un hijo adolescente.
*Psicoanalista. Publicado en El Sigma (www.elsigma.com)
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