PSICOLOGíA › PUESTA TEATRAL DE "LA VENUS DE LAS PIELES"
› Por José Manuel Ramírez *
Bajo la dirección de Claudio Quinteros (actor en la recordada Resistiré) se pone en Buenos Aires en El Portón de Sánchez los viernes a las 23, una versión trabajada de la novela La Venus de las pieles del austríaco Leopold Von Sacher-Masoch, auspiciada por la Embajada de Austria, habiendo oficiado de Consultor psicoanalista José Milano.
"No es el ideario del amor romántico -comenta Verónica Pagés en el diario La Nación- el que plantea el escritor austríaco, pero es amor al fin, uno atravesado por el dolor, por un deseo que puede pensarse insano, perverso. Y eso está latente durante toda la obra, a pesar de haber látigos, fustas, botas negras con taco aguja, golpes dados y recibidos con delirante placer. El sórdido mundo que pinta Sacher-Masoch tiene un trasfondo amoroso en el que Quinteros hace pie y deja que hagan lo mismo sus actores".
"A mí nada me da miedo" dice Wanda en la interpretación atrevida que hace la sensual Carolina Fal (también de la mencionada Resistiré). Palabras que suenan fuertes, poderosas en el cuerpo de Fal. Ella y sus criaturas. "La desnudez a la que se anima (de su deseo) resulta frontal, sincera, arrogante y hermosa".
Severino Kusiemski que es interpretado por Horacio Acosta hace temible su pasividad. "Los juegos de sexo y amor a los que se anima esta pareja tienen una intensidad y una verdad que asustan". "¿Hasta dónde se animarán a llegar? No hay manera de saberlo". Verónica Pagés en su comentario parece conmovida. La cercanía del escenario en el teatro brinda una sensación de realidad que a la comentarista le da un sentimiento de ansiedad y temor, que además percibe en los espectadores.
Para tener una idea basta un fragmento del contrato entre Sacher-Masocch y Wanda Von Dunajev, en el que se lee: "Esclavo mío, las condiciones bajo que os tomo como esclavo y os permito estar a mi lado son las siguientes: Renuncia completa e incondicional a vuestro yo. No tendréis otra voluntad que la mía".
Más adelante: "No seréis ni mi hijo, ni mi hermano ni mi amigo, no seréis otra cosa que mi esclavo, que yace en el polvo. Así como me pertenece vuestro cuerpo, así también me pertenece vuestra alma, y por mucho que sufráis habréis de subordinar vuestros sentimientos y vuestras emociones a mi dominio".
Este pequeño párrafo sirve para ilustrar el tenor del contrato citado. Y ni hablar de la pequeña cita con que Sacher-Masoch comienza su novela La Venus de las pieles, que extrae del Libro de Judit, 16, 7, "Dios lo castigó y lo puso en manos de una mujer". La tarjeta de ingreso fue ilustrada con el cuadro de Tiziano precisamente "La Venus de las pieles".
La Sala está en Sánchez de Bustamante 1034 y las reservas son al 011 48632848.
* Psicoanalista, coordinador de la sección Psicología de Rosario/12.
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