OPINIóN › PANORAMA POLITICO
› Por Pablo Feldman
Entre las frases de campaña del Gobernador electo aquella que hablaba de "tiempos de cambio" es la que probablemente -pasado el efecto publicitario- suscite más expectativas. Los "buenos tiempos" suenan a expresión de deseo, y más allá su utilización en la campaña del socialismo, ningún candidato le ofrecería otra cosa a un electorado al que pretende seducir. El "tiempos de cambio" entonces, cobra mayor relevancia ya que se opone a la continuidad que el candidato oficialista proponía y que fue desechada por amplio margen por la sociedad santafesina. Sin embargo, hasta hace un mes -últimos sondeos conocidos- la imagen del gobernador Jorge Obeid era bastante superior a la que ofreció al finalizar su primer mandato, al que sobrevino una victoria arrazadora -la más amplia que se recuerde- del PJ. Es evidente que entonces, y ahora, la importancia de los candidatos pesó más que el análisis de la gestión realizada. Nunca se sabrá qué hubiera sucedido si Carlos Reutemann hubiese sido el candidato oficial. Tal vez el Lole lo intuyó, -todo el mundo le reconoce un gran poder de cálculo político- y por eso no fue de la partida. Pero de todos modos resulta más interesante reflexionar sobre lo que vendrá, más que sobre lo que tal vez hubiera venido.
En la semana previa al recambio constitucional se sucedieron algunos hechos que vale la pena destacar, sobre todo en el PJ. La primera es la decisión de Obeid de declinar el ofrecimiento de la Presidenta electa para que ocupara nada menos que la Embajada Argentina en Cuba. Quienes hayan prestado atención al empeño que puso Obeid a lo largo de más de una década en estrechar vínculos con el gobierno de la Isla, saben que la embajada era el broche de oro, además de un anhelo personal, por ahora postergado. El gobernador saliente explica su negativa a través de la necesidad de seguir activando en el PJ santafesino, además de cumplir con el mandato popular que lo volvió a depositar en la Cámara de Diputados de la Nación.
Obeid -que puede exhibir el triunfo de la lista que encabezó sobre la de la Coalición Cívica- se queda en Santa Fe para asistir a lo que desde algunos sectores del PJ se pronostica como el pase a retiro definitivo de Carlos Reutemann. Si bien la sociedad política entre ambos dirigentes que se alternaron durante más de tres lustros en la Casa Gris, parecía imperecedera, los "nuevos tiempos" parecen indicar otra cosa. Obeid descartó ser Presidente del PJ, ese lugar es para Agustín Rossi, que ya ha decidido enfrentar al reutemismo en cualquiera de sus formas. Lo que Obeid pretende, al menos es participar a través de sus hombres en la nueva conducción del PJ y en la interlocución con el gobierno de Hermes Binner, que a sus ojos ya ha entablado diálogo con el reutemismo, por la sencilla razón que la mayoría peronista del Senado reporta al expiloto de fórmula uno.
La elección de autoridades en la Legislatura provincial, es otro hecho que merece un párrafo y se concatena con lo anterior. En diputados, Luis Rubeo (h) preside la bancada de 18 legisladores del Frente para la Victoria. Que ese sea el nombre y no cualquier otro ya es una señal. Que casi la totalidad de los diputados electos con la excepción de Lagna se haya incorporado al bloque es otro dato significativo, ya que están dentro del acuerdo "los rafaelinos", cuyo senador Alcides Calvo rechazó presidir la bancada del Senado que finalmente recayó en el reutemista Ricardo Spinozzi. Allí, en la Cámara alta, el reutemismo se hizo fuerte controlando no sólo el bloque sino la presidencia protempore y las autoridades administrativas del cuerpo.
Esta bicefalía en la oposición se terminará en la medida en que haya elección de autoridades en el PJ Santa Fe, y desde la Casa Rosada se una al representante oficial.
Binner, que ha demostrado ser extremadamente cuidadoso del vínculo con los Kirchner, no va a pasar de largo de esa determinación. Lo mismo que los referentes que queden a cargo saben que la relación es de ida y vuelta y que el gobernador socialista tiene línea directa con los principales despachos de la Rosada.
Y aquí aparece otro de los episodios destacados de la última semana. Si bien Carlos Reutemann no fue el único ausente en la fracasada votación para prorrogar la Ley de Emergencia -tampoco estuvieron Vilma Ibarra, María Laura Leguizamon, Marcelo López Aria, Rubén Marín, Liliana Fellner- es sobre el Lole donde apuntan los reproches. "Estaba en su despacho y lo llamamos 4 veces y nunca bajó" publicó el viernes La Nación atribuyendo los dichos a "un senador oficialista". Cerca del Senador santafesino atribuyen el episodio a un malentendido y cargan las tintas sobre una colaboradora que no quiso interrumpir el encuentro que con un grupo de empresarios se celebraba en el despacho del ex-piloto. Otros dirigentes, con más memoria que tendencia a la simplificación, recuerdan que "Cristina jamás votó la emergencia, más aún, hacía discursos en contra en plena crisis", dijo uno de ellos a los cronistas parlamentarios.
Lo cierto es que cuando comenzó la sesión los votos estaban y a la hora de levantar las manos faltaron un par. Eso equivale a que la Presidenta debutará con la Ley de Emergencia prorrogada durante su mandato, y aunque espere la promulgación "ficta" (Cristina no la quiere firmar y en diez días queda firme) es una marca en el inicio del gobierno que hubiera preferido evitar.
Así se los hizo saber Néstor Kirchner que dejó plantados a los senadores en la cena de despedida del Presidente en un gesto que lo dice todo. Habrá que ver cómo se traduce ese clima a la política santafesina.
Hay mucho tiempo por delante paro no habrá que esperar demasiado, es probable que pasado el verna los "tiempos de cambio" que pregonaba Binner desde los afiches comiencen a soplar no sólo en la gestión -de la que pronto habrá que hablar- sino de la política santafesina en su conjunto, y de sus protagonistas.
Buenos tiempos
Hermes Binner asume como primer gobernador socialista de la historia argentina. Por si hiciera falta, un elemento más para afrontar la difícil tarea de gobernar una provincia en la desde hace prácticamente un cuarto de siglo, el PJ ha conducido sus destinos. Llega con el voto de más 870 mil santafesinos, el respeto de quienes sufragaron por otro y las expectativas de aquellos que sin ser socialistas esperan un cambio de aire.
Más allá del programa -que se ha propuesto cumplir- del discurso y los antecedentes, la instancia que se abre genera lógicas esperanzas y hasta algún grado de optimismo. Dependerá del nuevo Gobernador y de su equipo, que más allá de los previsbles traspiés, la habituales reyertas, y las acostumbradas desavenecias, con el paso del tiempo y el correr de la gestión, el primer gobierno socialista de la Argentina sea efectivamente un mojón en la historia política de la nación. Los elementos están dados, pueden llegar a ser buenos tiempos.
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