El intendente Miguel Lifschitz sabe que en las elecciones municipales de este año, plebiscita también la mitad de su segundo período de gestión. Pero, además, juega en los comicios de agosto las chances de ser el que designe -de entre los suyos- al futuro candidato a intendente del socialismo para la contienda de 2011. Como antes lo hizo Hermes Binner con él, y como antes de antes lo hizo Héctor Cavallero con Binner. ¿Por qué romper una tradición?, se preguntará el ingeniero. Y ese es el otro rasgo de continuidad histórica entre los dirigentes de este partido: Lifschitz ha acumulado y consolidado un determinado poder que le permiten estar hoy ubicado en ese rol, prácticamente sin discusiones. Por eso, se empeñará en los resultados de las elecciones y hará los esfuerzos necesarios para evitar que el desgaste de los últimos tiempos (más que nada producto de los años de gestión socialista acumulados), no se traduzca en un drenaje de votos preocupante. Pero primero, está junio.

La transformación de la maratón electoral en una carrera de cien metros llanos por parte del gobierno nacional adelantando las elecciones, creará problemas en Santa Fe. Pero la verdad es que no es sencillo determinar a quién beneficia o perjudica a nivel local esta sorpresiva decisión.

El cronograma santafesino original lo que hacía era aislar claramente los comicios municipales de los nacionales. Rosario entonces, dependía de Rosario a la hora de conformar listas, alianzas y candidaturas para las primarias del 28 de junio. Hay que recordar que esta medida que tomó el gobernador Binner fue tibiamente criticada por la oposición. A las 48 horas de conocido el calendario, todos se pusieron a trabajar de cara a las primarias.

Es más, los distintos sectores del peronismo de Rosario no parecían a disgusto con la estrategia localista. "Acá no interesa si Reutemann se fue del kirchnerismo o si Obeid planea aliarse con tal o cual; o si uno es más kirchnerista que el otro. Es una elección municipal y, en un ambiente tranquilo, pueden darse alianzas antes impensadas", le dijo a este periodistas un obeidista rosarino entusiasmado con listas de unidad más allá de los vaivenes superestructurales entre los referentes nacionales. Bueno, todo eso cayó con lo que se puede suponer que hasta existen algunos decepcionados dentro del PJ local con el cronograma impulsado por el gobierno nacional.

Si bien las elecciones generales en los distintos municipios santafesinos quedarán aisladas para el 30 de agosto; éstas serán productos de las primarias del 28 de junio que -con los candidatos a diputados y senadores nacionales- quedarán un tanto desdibujadas para el electorado en general.

También para los radicales santafesinos que decidieron a nivel orgánico despegarse definitivamente del Frente Progresista y concurrir a los comicios solos y con la sigla de la UCR; será un golpe duro. El concejal Jorge Boasso que va por su reelección, ya se había acomodado a una estrategia exclusivamente local y marcaba el hecho de que "la Lista 3 de la UCR volverá a aparecer en el cuarto oscuro después de 16 años".

Las cosas cambiaron. También para el Partido Demócrata Progresista que los últimos días había comenzado a analizar la posibilidad de armar una lista única por afuera del Frente Progresista.

Lo que sí es inamovible es la decisión de Lifschitz de reservar lugares para los antiguos aliados del Frente y mostrar así que esa coalición sigue viva más allá de las decisiones orgánicas de las distintas fuerzas.

A partir de hoy, quedan poco menos de 15 días para oficializar las listas de candidatos locales que se fundirán también con la confección de las nóminas nacionales. Demasiados cambios bruscos para un electorado que, una vez regresado de las vacaciones, empezaba a digerir que este sería un año en el que tendría que ir a votar.

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