OPINIóN › SIETE DIAS EN LA CIUDAD
En los últimos días comenzó a hablarse de "la diferencia rosarina", esa porción del electorado provincial que puede ser decisivo -según sea la diferencia- a la hora de equilibrar votos en otros distritos provinciales. La ansiedad de los candidatos en la última semana, los escenarios futuros y las elecciones locales que se van a celebrar una semana después.
› Por Leo Ricciardino
La ansiedad de los candidatos en esta última semana de campaña es absolutamente visible. Las declaraciones de los distintos aspirantes muestran en la provincia los matices de quien tiene un entusiasmo que trata de controlar, la incertidumbre de quien no ha tenido buenas noticias en los últimos días, y la tranquilidad de aquel que siente que todo lo que sume será ganancia más allá del resultado final.
De cualquiera manera, fue una campaña rara la de Santa Fe, donde los temas nacionales brillaron por su ausencia -ni siquiera el conflicto con el campo tuvo el espesor que se esperaba- y donde el protagonismo se dio entre dos dirigentes que se vieron obligados a adelantar una contienda que hasta ahora habían evitado. Así Binner y Reutemann terminaron confrontando modelos y antecedentes de gestión en Santa Fe con la sola referencia nacional a ver quién quedaba más lejos o cerca de los Kirchner. Pero esos empujones fueron tan forzados que tanto uno como otro se acusaban de esas cercanías. Pobre Néstor, si lleyó los diarios de la provincia en los últimos días se habrá sentido como alguien enfermo de Gripe A.
Lo cierto es que Binner acusó a Reutemann de haber votado todo lo que quería el gobierno salvo la 125 por las retenciones. Reutemann por su parte, acusó a Binner y Rossi de un pacto entre ellos para perjudicarlo en la provincia y de que Kirchner en realidad, quiere verlo derrotado el 28 para sacárselo de encima en el 2011. Por su lado, el Chivo sostiene que "Giustiniani, Latorre y Reutemann votaron contra el gobierno siempre", que "son lo mismo". Si todos dijeran la verdad, estaríamos ante los más rebuscados planes y comportamientos políticos de la historia argentina.
Dentro del peronismo santafesino está claro que Kirchner nunca resultó simpático y él lo tuvo claro desde un principio, unos cinco años antes del conflicto con el campo incluso. Cuando en su presidencia venía a la provincia, hablaba con el intendente Binner y ponía como locos al gobernador Obeid y al senador Reutemann, con los que ni se fotografiaba en los palcos del 20 de junio. Las cosas cambiaron y hoy Binner está más lejos de Kirchner y el único hombre que tiene el ex presidente aquí es el diputado Rossi, que en esta elección no sólo se juega a renovar su mandato, sino también a abrir el escenario provincial y el espacio kirchnerista en este territorio. Porque hay otros elementos que se juegan además de la carrera presidencial de Reutemann: Si Lole gana el domingo en Santa Fe no sólo se posiciona él para dentro de dos años, sino que habrá intenciones de reeditar la candidatura a gobernador de Jorge Obeid, consolidando el antiguo pacto de alternancias que estuvo en vigencia desde 1995.
Reutemann está por primera vez ante la posibilidad de enfrentar un escenario político en el que lamente profundamente no haber desarrollado más su base dentro del peronismo, que se rindió a sus pies todos estos años por la cantidad de votos obtenidos en cada elección. Rosario será clave el 28 y en ningún otro lugar como aquí se ve la ausencia total de construcción política que el ex corredor eligió como estrategia. Nunca un candidato a intendente concreto, nunca el apoyo explícito a una lista de concejales. Años de desconfianza a lo que no viniera de afuera de la política o de los círculos de amigos o amigos de los primos. Es un proceso sin compromisos, pero no gratis. El día que Reutemann pierda una elección se verá si es en realidad un político o sólo un hombre al que la gente sigue viendo como un "invitado" a participar de las distintas instancias institucionales de una provincia o un país. Pero para eso habrá que esperar los resultados del domingo próximo.
Lo que quedará por dilucidar, además, será si hay algún tipo de influencia que los resultados del 28 puedan proyectar sobre las elecciones primarias del 5 de julio. Si la suerte de las distintas y múltiples listas de concejales en Rosario tendrá que ver en mayor o menor medida con lo que la mayoría de los rosarinos haya decidido con su voto en los comicios nacionales. A primera vista pareciera que no, porque por más que haya sólo una semana de diferencia entre una elección y otra, los actores se renovarán totalmente. Se dejará de hablar de Binner, Giustiniani, Reutemann y Rossi; para pasar a hablar de Lifschitz, Clara García, Miatello, Cavallero y Boasso, para mencionar a los más conocidos.
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