OPINIóN › SIETE DIAS EN LA CIUDAD
Parece mentira que los dirigentes de primera línea de esta provincia hayan tenido tan poco para decir acerca de la etapa definitiva de los juicios por terrorismo de Estado. ¿De qué sirve tanta disputa con la Corte por el Caso Fraticelli si después no hay nada para comentar respecto de las condenas de Brusa y el ex obispo Storni?. El largo brazo de la justicia y la corta lengua de la política.
› Por Leo Ricciardino
Este fin de semana, tres fiscales federales de la provincia hicieron evaluaciones positivas sobre los juicios por terrorismo de Estado que se sustancian en esta ciudad y en la capital provincial. En efecto, los fiscales santafesinos Martín Suárez Faisal y José Candioti; y la fiscal de Rosario Mabel Colalongo coincidieron en destacar "las garantías de los procesos" para todos los acusados -y condenados en el caso de Santa Fe y las pruebas y testimonios que se reunieron para llegar a las acusaciones y sentencias. Desde aquí se puede destacar también el trabajo de esos fiscales que en muchos casos sufrieron en carne propia amenazas de todo tipo a medida que se iba acercando el final de estos juicios.
Es indudable la importancia histórica que estos procesos tienen, los años de lucha, marchas y contramarchas para llegar hasta aquí. Sin embargo, la repercusión de los mismos parece encapsulada en un pequeño círculo ligado a los organismos de derechos humanos, los familiares de las víctimas, los ex presos, y unos pocos medios y periodistas. La dirigencia política en general y los grandes medios de comunicación se han mantenido al margen, concientes por olfato también de que no es una temática que tenga demasiado impacto en la sociedad actual y, por lo tanto, suponga más riesgos que réditos a la hora de referirse a la misma. Sin embargo, cuando se trata de estos temas centrales para una sociedad ("sin estos juicios y sin condenas a los culpables serían muy difíciles de cerrar estas heridas", dijo la fiscal Colalongo), los verdaderos referentes deberían destacar los logros alcanzados.
Después de tanto barullo judicial entre la Corte y el gobierno en torno de un caso grave pero de índole privada como el caso Fraticelli; ¿no es por lo menos curioso que tan poco se haya destacada en torno a otras dos condenas de estos días como la del ex juez federal Víctor Brusa y el ex obispo de Santa Fe monseñor Edgardo Storni? Los casos tuvieron hasta una lógica repercusión nacional porque se trata del primer juez federal condenado en el país por crímenes de lesa humanidad; y del primer obispo en América Latina condenado por abuso sexual. ¿Y la política de la provincia tiene tan poco o nada para destacar en estos asuntos? La verdad no es para nada satisfactorio.
Que se haya sabido desde hace años que Brusa tomaba declaraciones para el siniestro juez Mántaras a prisioneros torturados y que amenazara a las víctimas no hace menos importante que un tribunal lo haya condenado a 21 años de prisión. Sobre todo porque este ex magistrado fue amparado durante muchos años de democracia por poderosos sectores de la sociedad santafesina, incluyendo por supuesto a actuales políticos en actividad. Tampoco es menos que un hombre del poder que reunió Edgardo Storni reciba 8 años de condena, aunque pueda cumplirla en su casa de La Falda por tener más de 70 años. Sólo hay que imaginarse la situación de una familia patricia santafesina cuyo hijo recién nacido es sostenido en brazos por el obispo, para orgullo de papá y mamá. Y ver después de muchos años que ese mismo hijo que eligió la vocación religiosa sostiene que ha sido abusado por el mismo eclesiástico que lo sostuvo en brazos cuando era un bebé. Hay que entender lo que ese dolor debe haber significado y lo que debe haber costado ese silencio ante el poder de ese personaje monstruoso, para sí valorar la condena de estos días.
Hay que meterse también en la piel de aquellos que lo vieron caminar por las calles de Santa Fe impunemente al señor juez, ese mismo que los había hostigado y amedrentado en los chupaderos de la capital provincial; para entender los que significó verlo nuevamente en el banquillo de los acusados. Se podría hacer una película con cada caso, esa es la dimensión que tienen. Pero, sin embargo, para muchos dirigentes el silencio fue el camino elegido para valorar estos hitos judiciales de la provincia.
Hay veces en las que es necesario comprender qué es lo vital, lo estructural, lo medular para diferenciarlo de lo circunstancial y superfluo. Si no, las sociedades y sus gobiernos parecen condenados a cumplir con la diaria comedia de la discusión por los fondos, el transporte, las candidaturas, las oposiciones y los oficialismos. Como el 10 en el medio de la cancha, sería bueno ver cómo en algún momento alguien levanta la cabeza para obtener un panorama completo del campo de juego. Para ubicar una de esas pelotas certeras, inolvidables.
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