OPINIóN
› Por Walter Motto *
Durante la década del noventa en algún momento Menem, y ante ciertos reclamos sociales, dijo algo así como "ojo con esto porque nos puede hacer volver a la plaza y a las Madres", invocaba el fantasma de la represión, de la muerte; sugería de alguna manera no hablar más del tema, cerrarlo porque podía venir otra ola de desaparecidos. Hoy es certero decir que si este país no se prendió fuego fue gracias a la cordura de esas Madres de Plaza de Mayo, de esas Abuelas, de esos Hijos de detenidos y desaparecidos y de todas las agrupaciones de derechos humanos, que si de algo pueden jactarse, y son ejemplo, en estos 34 años que han pasado desde la última dictadura, es de haber clamado valientemente y con paciencia -habiendo soportado las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final por Justicia.
Haber perdido a un familiar y de una manera tan atroz es algo que quizá en otras latitudes podría haber sido la mecha para encender toda una serie de venganzas, de interminables matanzas que tuviesen como modelo a la ley del Talión, al ojo por ojo y al diente por diente, y muchas de ellas se hubiesen sucedido por mano propia. Nada más lejano a los organismos de Derechos Humanos, que respetaron y siguen respentando a rajatablas los pasos de la Justicia, y que jamás dudaron en seguir insistiendo que todos los argentinos nos debemos claridad y justicia; una Justicia que sus familiares no tuvieron, quizá esa sea otras de las características de la calidad ética que los distingue de los asesinos que hoy son enjuiciados.
En relación con esa política durante la instauración de la democracia y a instancias de Abuelas de Plaza de Mayo se sanciona en 1987 la ley 23511, que crea el Banco Nacional de Datos Genéticos. En este Banco se conservan muestras de sangre de los familiares de los casos documentados destinados a los jóvenes que quiera buscar su identidad. Dicho Banco tiene por objeto realizar informes y dictámenes técnicos, y realizar pericias genéticas a requerimiento judicial para determinar la identidad de un menor que se suponga hijo de desaparecidos.
Justicia para todos los crímenes de lesa humanidad que no prescriben y Justicia para que muchas de sus víctimas tengan derecho a su identidad.
En relación a la apropiación ilegal de hijos de detenidos y desaparecidos y a la serie de trabas que viene interponiendo ante la Justicia la dueña del multimedios Clarín, que fue beneficiada por la dictadura, entre otras cosas, en el caso de Papel Prensa, me refiero a la señora Ernestina Herrera de Noble, sería bueno que colabore por el bien de esos jóvenes y porque además con su reticencia está siendo sospechada de los delitos que produjo la dictadura militar, a saber: delito de sustracción de menor; de supresión y suposición de estado civil; de falsificación ideológica de documento público, y de privación ilegal de la libertad. Hay algo peor aún, está siendo sospechada de cometer el más siniestro de todos los crímenes, justamente el mismo que cometió la dictadura, a saber: negarle a alguien la condición que sirvió para que el hombre se convierta en hombre. Para que el hombre pase de la Naturaleza, en donde no rige la ley de los hombres, a la Cultura.. La ley fundamental de la Cultura, la que organiza primero la Cultura y luego el psiquismo, la ley de la exogamia, es decir: saber quién es tu padre, quién tu madre, quiénes tus hermanos. Conocer a los progenitores para luego estar en condición de no cometer el crimen del incesto, justamente ese por el que Edipo, por no saber y después de acostarse con su madre, tuvo que arrancarse los ojos. Lo que ignora entonces la señora de Noble es que con su proceder le está vedando a esos dos jóvenes esa condición. Con el entorpecimiento que pone a la Justicia está haciendo que estos jóvenes carezcan de la garantía de que sus posibles objetos sexuales no sean parientes, al menos desde un registro inconsciente. Mientras tanto todo tipo de fantasmas, temores y terrores seguramente están pasando por sus cabezas. La libertad también implica eso, señora de Noble, darle al prójimo, y en este caso a un prójimo tan prójimo, tener el derecho más primario entre los derechos. En psicoanálisis hay una frase, que es casi un axioma, que dice que lo reprimido retorna como síntoma, y lo hace con más fuerza, a veces muy violentamente., Ojalá haya tiempo para que no estalle de manera demoledora en esos jóvenes que usted dice querer. Si no tuvo la valentía de denunciar a una dictadura de la que fue cómplice, al menos tenga la noble actitud de hacer algo por esos jóvenes, seguramente no reparará el daño causado, pero algo es algo.
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