OPINIóN › SIETE DIAS EN LA CIUDAD
El gobernador Binner ha comenzado a marcar que su sector está más cerca de la Rosada que el de Giustiniani. "Nunca fuimos gorilas", dijo y de paso construye un discurso para seducir con Bonfatti a aquellos votantes que quieran apoyar a Cristina a nivel nacional. Por supuesto, Rossi apostará a desarticular esos mensajes.
› Por Leo Ricciardino
La interna socialista está poniendo al descubierto muchas facetas antes ocultas en el partido de la rosa. Aspectos que se sospechaban pero que permanecían encriptados para el resto de los dirigentes e incluso para el votante. Uno de ellos fue puesto de manifiesto el fin de semana por el propio gobernador Hermes Binner quien, por otro lado, parece ser el más proclive a revelar algunos de estos códigos internos. "No somos gorilas, no nos oponemos a las cosas porque vienen del justicialismo", dijo en un reportaje en Pagina/12. La revelación tiende a señalar que el sector del partido que conduce no se opone de manera automática al peronismo, pero que el sector que orienta el senador Rubén Giustiniani, tiene otro pensamiento.
Es en este marco en el que muchos creen que desde la Rosada no desatienden la interna socialista y, por supuesto, ya tienen a su preferido: el propio gobernador, en detrimento del senador Giustiniani que piloteó varias de las estrategias de la oposición más acérrima al kirchnerismo desde el Senado.
Como ahora empiezan a saberse cosas, muchos aseguran que -por ejemplo Binner estaba decidido a votar el proyecto de Presupuesto 2011 que finalmente naufragó en el recinto y convirtió a la presidenta Cristina Fernández en el primer mandatario desde la reapertura democrática en no tener presupuesto. La estrategia era elaborar un dictamen en minoría como para marcar las diferencias con el oficialismo, pero finalmente votar la norma en general para que saliera aprobada. Pero después, dicen, "prevaleció la estrategia de Giustiniani" que era no firmar nada y votar todo en contra porque la oposición pondría a los socialistas al lado del kirchnerismo y ya no contaría con ellos como fuerza de oposición. Allí se dio la "firma equivocada" de la diputada Alicia Ciciliani que tuvo que hacer malabares para explicar porque volvía sobre sus pasos en la comisión.
La Ley de Medios apoyada públicamente por Binner y Giustiniani, fue otro momento cumbre en la relación con el kirchnerismo porque además fue uno de los temas consensuados idelológicamente adentro de la fuerza, como así también el matrimonio igualitario.
De todas maneras, desde las cercanías de Giustiniani inmediatamente salieron a decir que "Binner no se venga a hacer el peronista ahora, porque ha habido muchas oportunidades de mostró su pensamiento contrario" al movimiento que creó y lideró Perón. Y allí vuelve el fantasma de la ruptura con Héctor Cavallero que quiso hacer una alianza con el peronismo y se terminó por fracturar el partido de manera irreconciliable. Allí Binner y Giustiniani estuvieron de acuerdo en que la alianza con el peronismo era un punto de no retorno. Pero Binner entiende que en ese momento el peronismo era el menemismo y que no había forma de encontrar puntos en común. Los dirigentes más cercanos al gobernador expresan que el peronismo que expresa el kirchnerismo tiene una visión del rol del Estado con el que el socialismo comulga fácilmente por sus principios y que, por más que no acuerde en la forma en que se llevaron adelante algunas transformaciones, interpreta el camino de la construcción del país debería ir más o menos por ahí.
Pero además, Binner está construyendo también un discurso para favorecer a su candidato Antonio Bonfatti que podría perjudicar no sólo a Giustiniani como competidor interno, sino también a Agustín Rossi en la general. Esto es: el ciudadano que tenga intenciones de votar a Cristina si vuelve a ser candidata, puede hacerlo en Santa Fe por el socialismo sin ninguna contradicción porque "nosotros estamos de acuerdo en un montón de cosas con el gobierno nacional".
Más allá de la estrategia coyuntural, Binner no se aleja demasiado de la verdad a juzgar por la historia reciente que indica que Néstor Kirchner tuvo mejor relación con él que con el resto de los peronistas de la provincia que nunca fueron kirchneristas y que aún hoy dudan en serlo. La aparición en el escenario provincial de Rossi es la que marcó la diferencia y ahora sí el diputado nacional se encarga de repetir que su candidatura encarna la única manera de replicar el proyecto nacional en Santa Fe. Por eso también Rossi ha comenzado a construir un discurso de combate hacia el socialismo basado en que "en realidad, Binner no construyó un Estado mejor para los santafesinos" y que "se lo chupó la lógica de los '90 como a Reutemann y a Obeid". Referentes a los que también les marcó la cancha al señalarles que "no tuvieron vergüenza en abrazarse a Biolcatti y ahora resulta que no quieren expresar su apoyo a la presidenta". Como se ve, el kirchnerismo atraviesa transversalmente la vida política, no sólo del peronismo en Santa Fe.
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