OPINIóN › SIETE DíAS EN LA CIUDAD
La gravitación de los jefes políticos en la confección de las nóminas de candidatos a diputados nacional por Santa Fe fue en este oportunidad más notoria. Los nombres que subieron y bajaron, los que quedaron favorecidos por coyunturas recientes y las marcas que dejaron las decisiones en el futuro inmediato en la provincia de Santa Fe. Lo que quisieron Binner y Cristina.
› Por Leo Ricciardino
El armado de las listas de candidatos a diputados nacionales por Santa Fe, reveló hasta dónde se ejercen las jefaturas políticas y qué particularidades coyunturales rodean a la selección de los hombres y mujeres que pelearán por un puñado de escaños en el Congreso. Desde el sonoro portazo que pegó el sector del socialismo que orienta el senador Rubén Giustiniani, hasta la extraña alianza entre los radicales y el PDP, pasando por la impensada representación de La Cámpora en la nómina santafesina del Frente para la Victoria. Entre otras señales varias.
Hermes Binner parece haber llegado a un punto de su carrera política en el que entiende que las decisiones fuertes deben ser moneda corriente. Se vio cuando impulsó a Antonio Bonfatti, en el armado del Frente Amplio Progresista con Pino Solanas afuera, y ahora con el ofrecimiento del quinto lugar para un hombre de Giustiniani. "Nos quiere colocar en un lugar de invisibilidad política. Nosotros admitimos que perdimos el 22 de mayo, pero no por eso nos tenemos que bancar cualquier ninguneo", dijo a este periodista el hombre que iba a ocupar un lugar en esa lista de candidatos del socialismo. Del otro lado, Binner fue tajante en una entrevista radial: "Acá no hay ninguna fractura, lo que se ve como una aparente fractura es en realidad un crecimiento formidable de los partidos políticos". En otras palabras, el que gana conduce y el que pierde no se queja por el lugar que se le otorgue en las listas.
Pero muchos intuyen la venganza del gobernador hacia quien desafió su poder en una interna encarnizada el 22 de mayo. "No nos van a dar ni un vaso de agua", exageró la fuente del socialismo que se ve venir una situación extremadamente delicada en la relación política con el binnerismo. El cálculo de los hombres de Giustiniani también pasa por la matemática, aunque los números no los hayan favorecido. "Nosotros somos un sector real, visible y palpable más allá de los votos que hayamos sacado que, dicho sea de paso, son 150 mil, no es una pavada", dicen. Pero insisten en que "somos un grupo numeroso de hombres y mujeres, todos militantes históricos, que tenemos todo el derecho del mundo a exigir nuestro lugar dentro del partido".
Binner no parece pensar lo mismo y por eso facturó tan caro el triunfo de su delfín Bonfatti y se arriesga a pensar un partido diferente hacia el futuro inmediato, cuando termine el mandato de Giustiniani en la fuerza a mediados de 2012. El gobernador y precandidato presidencial por el FAP cree que el PS debe tener una nueva cara, más amplia, más frentista y hasta más movimientista, según él mismo describió en sus últimas entrevistas. Es la histórica puja entre "el partido chico", supuestamente atribuible al senador Giustiniani, y el "partido grande" que condensa el pensamiento político profundo de Binner. Muchos no creen en estas disquisiciones conceptuales y las atribuyen claramente a diferencias políticas relacionadas con la disputa por el poder.
Como sea, aún resta saber cómo seguirá esta novela socialista y, mejor dicho, falta ver hasta qué punto el gobernador hará pesar su supremacía política en Santa Fe y en el orden nacional también para el futuro del PS. El otro sector no se extinguirá aunque probablemente sufra algunas deserciones en el marco de la tirante disputa.
Pero no sólo el frente interno es el que tendrá que vigilar Binner en Santa Fe, ya que los radicales tampoco quedaron muy contentos después de los resultados de mayo y de los desencuentros que llevaron a la ruptura de su partido a nivel nacional con el socialismo. La oferta de Mario Barletta y la UCR santafesina del tercer lugar en la nómina de candidatos a diputados nacionales para la demoprogresista Ana Copes, está muy cerca de la provocación a Binner. Fue la mujer que acompañó a Giustiniani en la fórmula de gobernador y vice que cayó derrotada en la interna. Pero además, revela de antemano que el radicalismo buscará aliados dentro del Frente Progresista Cívico y Social para ejercer presión sobre el socialismo y su jefe político.
Las diferencias no sólo son folclóricas al revelar que el vice de Bonfatti votará por Alfonsín y no por Binner. Son políticas y esta vez la división nacional de los partidos del frente provincial, tendrá consecuencias más profundas en el territorio. Si no, cómo interpretar la chicana política de esta semana cuando la UCR provincial decidió impugnar ante la jueza Servini de Cubría, con competencia electoral, el nombre Frente Amplio Progresista que cobija al binomio Binner Morandini. Por más que el diputado Darío Boscarol insista en que se trató de una presentación para que no haya confusiones entre la situación de los partidos a nivel nacional y provincial; está claro que en la provincia la intención es marcar los límites al socialismo y pensar un frente con alternancia política real. "No hay frente que sobreviva si los partidos de menor caudal electoral no están pensando en revertir su posición dentro de la coalición en un futuro", dijo un dirigente del FPCyS que, obviamente, estaba exprensando un deseo en voz alta.
Cristina dice
En el peronismo, en la lista de candidatos a diputados nacionales del Frente para la Victoria, la impronta de la presidenta es indisimulable pero no novedosa. Siempre los presidentes han tenido injerencia en el armado de cada uno de los distritos. Se supone que el titular del Ejecutivo nacional quiere garantizarse diputados que le respondan para llevar adelante las leyes que necesita que salgan del Congreso. Más Cristina que sufrió la traición de su vicepresidente Julio Cobos y la deserción de decenas de diputados que en 2007 ingresaron a la Cámara baja colgados de la boleta de Cristina Kirchner.
Pero las decisiones que tomó Cristina para la lista de Santa Fe, tomaron por sorpresa a varios. Entre ellos al propio Gustavo Marconatto, de los primeros kirchneristas santafesinos que nunca construyó nada en su provincia y se limitó a gozar de ese privilegio de pertenecer al kirchnerismo inaugural. Quizás en tiempos de Néstor alcanzaba con esa caracterización. Evidentemente las cosas han cambiado y Marconatto termina su mandato en el Congreso siendo prácticamente un desconocido no sólo para los santafesinos en general, sino hasta para muchos periodistas especializados en política, lo cual revela hasta dónde este legislador había prácticado la invisibilidad política.
Los vientos que acercaron a La Cámpora a la presidenta que confía, impulsa y promueve la participación de la juventud; terminaron por favorecer al joven abogado rosarino Marcos Cléri que en 2009 no había podido ingresar al Concejo Municipal de Rosario. Bueno, ahora por el lugar que ocupa en la lista nacional no caben dudas de que será un joven diputado nacional a partir del 10 de diciembre.
Favorecido por su cercanía al senador santacruceño Nicolás Fernández, que en su momento sonó como un posible candidato a vice de Cristina; el santafesino Oscar Cachi Martínez quedó en un lugar expectante en la nómina. Es un caso extraño de ultrakirchnerismo en capital federal y peronismo tradicional de nueva cara en la provincia de Santa Fe. Pero allí está, en carrera también.
Hay que decir que el intendente de Rafaela Omar Perotti que encabeza la lista también estuvo señalado por la presidenta, pero a caballo de una más que interesante cantidad de votos en las primarias del 22 de mayo donde se ubicó directamente detrás de Agustín Rossi.
A propósito de Rossi, subsiste la incógnita de hasta dónde fue consultado desde la Rosada a la hora de conformar la lista. Hay muchos interesados en marcar que existe una frialdad exagerada hacia el candidato a gobernador de parte del gabinete nacional, mientras que el propio interesado insiste en su estrecha relación con la presidenta y el impulso que ésta da a su candidatura en Santa Fe. Sabido es también que María Eugenia Bielsa tuvo algún predicamento a la hora de seleccionar algunos nombres que finalmente figuran en la lista de diputados nacionales del oficialismo nacional en Santa Fe.
La derrota que sufrió Hugo Moyano y el movimiento obrero en la provincia, fue significativa. Juan Carlos Schmid --de Dragado y Balizamiento- que figuraba segundo en el primer borrador de la lista de postulantes al Congreso por Santa Fe, se cayó al sexto puesto en las primeras horas del día del cierre de listas y se autoexcluyó de la nómina tras consultar con el jefe de la CGT nacional. Schmid es un hombre poco conocido en la ciudad y la provincia pero se trata de un rosarino que es parte de la Comisión Directiva de la CGT nacional y hombre cercano a Moyano. También es considerado como uno de los hombres más políticos entre sus pares de la conducción de la central obrera.
Como se ve, son muchos nombres para pocos puestos y esto siempre exige que los poderosos decidan de manera arbitraria. Una forma de selección que hoy atraviesa a todas las fuerzas políticas de Argentina. Seguramente habría variantes para aplicar, pero eso quedará reservado para el futuro. O no.
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