Sábado, 10 de marzo de 2012 | Hoy
Por Aníbal Faccendini *
El agua pertenece al bien común. Es un bien insustituible y esencial para la vida. Por ende se ubica por fuera del comercio. Es un bien que drena vida y no plusvalía. El proceso de mercantilización y de plusvalización de los bienes comunes comienza con la economía comercial del siglo XV, y luego con la industrial entre el siglo XVIII y XX, hasta llegar a la economía financiera del siglo XXI. Los bienes comunes, son por definición esenciales, insustituibles e inalienables para la vida. Por ende no responden a la propiedad privada, pero sí a la pertenencia necesaria personal y comunitaria. Es el bien de todos y cada uno simultáneamente. No hay una prelación del particular sobre el todo, pero tampoco en ésa esencialidad el todo prelaciona sobre lo individual. El bien común es el todo y cada uno, conjugándose recíprocamente.
La cultura de la humanidad ha reconocido los bienes comunes en el agua, bosques y tierras de pastoreo, como en el caso del emperador Carlos V en 1541, que establecía para las Indias, que las aguas y bosques eran de propiedad común. Así mismo los pueblos originarios con más antelación, ya reconocían la propiedad comunitaria. Si seguimos indagando en la historia, tanto los romanos, germanos e hispánicos también la establecían. Como vemos varias culturas concibieron la idea de los bienes comunes. Entre las religiones podemos observar lo mismo en el judaísmo, el cristianismo y el islamismo.
El agua, el aire, el tiempo y otros elementos de la naturaleza son bienes comunes. Es todo un planteo cultural que necesita de información y difusión. El derecho al bien común agua requiere de información que hace a la constitucionalidad de ése derecho fundamental, al servicio de la ciudadanía. Por ello, los días 6 y 7 de febrero de 2012, en la sede de la UNESCO (ONU) en París, se realizó una conferencia donde concurrimos distintos expertos del mundo sobre la temática del agua. Allí, expusimos y debatimos sobre la abundante escasa información que se tiene sobre la situación del derecho humano al agua y saneamiento. Máxime cuando así ha sido consagrado por Naciones Unidas mediante la resolución 64 del 28 de julio de 2010. A partir de ésa fecha histórica, el derecho al agua toma más relevancia fundamental para el mundo. Se ha establecido una norma internacional referencial para la dignidad del hombre. Partiendo de la fecha de consagración de este derecho humano esencial, necesitamos a partir de allí, saber cuál es su situación en el mundo. Cómo se concretiza en las distintas regiones del planeta. Y, cuál es el avance del derecho humano al agua, para ir evaluando su concreción. En definitiva es necesario una información globalizada constante on line. Un informe que tome el pulso del acceso y circulación del agua para la vida.
Se tornaba esencial contar con un diario virtual del agua que rompa con la abundante escasez de información. Por ello, en un hecho histórico, se fundó la red RAMPEDRE, que son las iniciales en francés, que significan Informe Mundial Permanente online sobre el Derecho al Agua. Esta red tiene las características de ser abierta, horizontal, científicamente rigurosa y de accesibilidad al conocimiento ciudadano. La conforman universidades, como la Universidad Nacional de Rosario a través de su Cátedra del Agua, distintos organismos no gubernamentales y diversas instituciones de la sociedad civil planetaria. RAMPEDRE, será una herramienta útil para todos los actores hídricos de la Tierra. Para los estados y los ciudadanos. La información es vital para alimentar a la conciencia, y resulta también esencial tener también conocimiento de ella. Sin conocimiento no hay asombro, sin asombro no hay sensibilización y sin sensibilización es difícil generar actos solidarios.
La información permanente del derecho al agua, nos permitirá romper con la banalización y el cinismo con que muchas veces se aborda este tema. En la base de toda naturalización, se encuentra entre otros elementos lo banal y lo cínico. Bauman nos plantea, que la peor respuesta de todas, son las preguntas no realizadas. Nos preguntamos entonces ¿cómo naturalizamos que 1.500 millones de personas en el mundo no accedan al agua, o que 2.600 millones no accedan al saneamiento o que 4.000 niños mueran por día por no acceder a agua segura? ¿Es normal que en América Latina aproximadamente 70 millones de personas no acceden al agua y que en Argentina cerca de 7 millones tampoco puedan, estando el Acuífero Guaraní, uno de los reservorios de agua dulce más importante del mundo?
La pobreza de agua o escasez social, es producida por el hombre. El hombre genera pobres. No la naturaleza. En tal sentido en los objetivos del milenio Naciones Unidas planteaba que en el 2015 se bajaría contundentemente la cantidad de ciudadanos que no tienen agua. Sin embargo, todo indica a tres años del plazo, que no va a ser así. ¿Por qué? Si la cantidad de personas que son víctimas de la escasez natural de agua, trepa a 200 millones de personas, los más de mil millones lo son por pobreza de agua o escasez social ¿Por qué la ONU y los Estados nacionales no han revertido contundentemente esta lesa ambientalidad de la pobreza de agua? Y, por último ¿por qué no se toma como contaminación la escasez social?
Hay muchas preguntas necesarias que nos permitirán construir conocimiento. Pero hay algo más importante, tenemos que lograr que el asombro sea más asombroso, para obtener entre todos más compromiso, más conciencia y más actuación a favor del agua para el prójimo. El acceder a la información nos permite deconstruir las conductas seriales de la sociedad, consistentes en no detenerse ante lo sustancial. Y, lo sustancial es que el derecho básico a todos los derechos, es el del acceso al agua.
* Cofundador y disertante red RAMPEDRE (UNESCO 2012, Paris). Director de Cátedra del Agua de la UNR.
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