OPINIóN › SIETE DíAS EN LA CIUDAD
Nadie lo quiere confirmar abiertamente pero las discusiones por el año electoral que se avecina ya comenzaron. El peronismo pugnará por meter su variada oferta electoral en una lista y en el Frente Progresista los radicales se preparan para negociar en igualdad de condiciones con el socialismo y otros hasta se aventuran a un divorcio en la coalición.
› Por Leo Ricciardino
Poco le duró al peronismo de la provincia la placidez del consenso y la unidad alcanzados en el reciente proceso de renovación partidaria. No es que haya habido un quiebre, pero se avecinan épocas de candidaturas y es ahí donde los acuerdos empiezan a complicarse, más teniendo en cuenta que se trata de pocos lugares para muchos aspirantes. En esa dirección, la diputada provincial María Eugenia Bielsa salió esta semana a marcarle la cancha a quien a esta altura es ya su tradicional rival interno. La legisladora acusó a Agustín Rossi de "cambiar permanentemente las reglas". Dijo que el diputado nacional impulsó la interna en las pasadas elecciones "cuando yo proponía el consenso, y ahora sale a proponer el consenso" para dirimir las candidaturas.
Bielsa no confirmó si será candidata y aún se recuerda en el peronismo su vocación pública de cumplir con los mandatos para los que resultó electa. Pero, se sabe, la necesidad puede forzar determinados pronunciamientos. Qué haría Bielsa si la presidenta de la Nación la convoca para que integre la nómina de candidatos a diputados nacionales por Santa Fe el año próximo; es una pregunta que por ahora no tiene respuesta concreta. Hay que recordar que María Eugenia ya le dijo que no una vez al propio Néstor Kirchner. Es un antecedente. Sea cual fuere la respuesta de la arquitecta, las últimas encuestas la siguen dando con la mejor imagen positiva que un dirigente del peronismo pueda tener en Santa Fe por estos días. No estará más "Messi", como dijo Rossi por la performance electoral de Carlos Reutemann; pero puede haber quizás en el peronismo santafesino una "Luciana Aymar".
Las elecciones de medio término de 2013 son cruciales para el gobierno nacional si, como muchos sostienen, las aspiraciones reeleccionistas de Cristina y el kirchnerismo más fiel siguen intactas. Hay que juntar mucho número para reformar la Constitución Nacional. Y si no fuera así, los dos años que le quedarán por delante a la presidenta pueden ser muy complicados sin mayorías en el Congreso.
Por su lado, Rossi largó primero en la grilla y hará fuerza para integrar la nómina de aspirantes el año próximo. Muchos sostienen en el peronismo que el Chivo imagina una lista con el ex gobernador Jorge Obeid y la actual diputada Celia Arena. Está clara la intención: El kircherismo garantizado por el propio Rossi, junto al obeidismo y al reutemismo residual que representa la última vocera e intérprete de Reutemann; para una lista competitiva en la provincia. Pero hay un problema: Este armado deja afuera a otros sectores, como el que orienta el diputado nacional Omar Perotti y tampoco tiene en cuenta a un hombre que viene escalando posiciones de manera acelerada, como el secretario de Transporte de la Nación, Alejandro Ramos.
Algo está claro en este panorama del peronismo santafesino, algo que quiso graficar el propio Rossi con esa humorada del "Messi" del peronismo; y es que no hay un jefe. Y cuando eso pasa, el estado de ebullición es mayor. Pero si se tiene en cuenta el método para armar la última lista de candidatos a diputados nacionales, está clara la injerencia de La Rosada y más precisamente de la presidenta. Cómo explicar de otra manera que Marcos Cléri esté hoy sentado en una banca nacional.
En el Frente.
Del otro lado, las aguas no están más tranquilas. Pero es claro que hay un candidato que se recorta sobre los demás y que es hoy por hoy el gran elector en Santa Fe. Hermes Binner es sin duda un indiscutido para encabezar la lista del Frente Amplio Progresista y mantiene sus aspiraciones presidenciales para 2015. Pero los problemas empiezan de ahí para abajo, para completar la nómina.
Una posibilidad es que el propio jefe del radicalismo nacional Mario Barletta integre la misma lista, lo que le daría a esa boleta una fuerza electoral de gran potencia. Pero no hay definiciones al respecto porque primero estarán las negociaciones nacionales en otros distritos y hay que ver qué se termina diseñando para Santa Fe.
Es claro que los deseos de rebelión radical dentro del Frente en Santa Fe crecen día a día. La expresión más sonora de ruptura la produjo el concejal Jorge Boasso cuando anunció sus deseos de competir en la interna contra el mismísimo Binner. Más allá de las posibilidades reales del edil radical, el planteo está y responde a toda una corriente que viene creciendo y crujiendo dentro de la coalición gobernante en la provincia. Como lo expresó también el diputado provincial Maximiliano Pullaro cuando dijo que una lista común de candidatos a diputados nacionales con Binner y Barletta juntos "sería engañar a la gente". Al proceso hay que sumarle la ruidosa salida de Sebastián Chale de la secretaría de la Producción de Mónica Fein en Rosario y los pronunciamientos de dirigentes como la concejala María Eugenia Schmuck. Más allá de la potencia y la gravitación real que puedan tener los dirigentes radicales que tomaron esas decisiones o declararon tales cuestiones, hay un dato real que es que ahora muchos representantes de la UCR se están animando. Se le animan al socialismo que trata de reacomodar su coalición permanentemente, por un lado por necesidad política pero por otro también, para reafirmar de cara a la sociedad que su vocación frentista es genuina y duradera.
Este fin de semana la UCR reunió tropa en Funes y encuentros de este tipo comenzarán a multiplicarse a lo largo y a lo ancho de la provincia. Aliadófilos y rupturistas pueden ser las dos grandes vertientes visibles en estos momentos de decisión. Pero si bien la UCR comienza a sentirse de pie en varios distritos, sabe que no será fácil ni rápido el proceso de recomposición electoral que tiene por delante.
Pero el problema del Frente Progresista no termina en su relación con el radicalismo. La estrategia de cara a los comicios nacionales del año próximo volverá a poner a prueba la capacidad de acuerdo de los distintos sectores del propio PS. Tras la durísima confrontación del año pasado, cuando Binner impuso como candidato a Antonio Bonfatti por sobre Miguel Lifschitz y derrotaron ampliamente el desafío que llevó hasta el final el senador Rubén Giustiniani; por primera vez el socialismo se verá obligado a volver a las conversaciones de cara a un nuevo comicio. Con características diferentes pero donde claramente se volverán a medir de manera nítida los alcances de las distintas jefaturas.
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