OPINIóN › SIETE DIAS EN LA CIUDAD
Era trascendente que la propia intendenta ungiera al ministro de Salud como candidato a primer concejal del Frente Progresista Cívico y Social. El socialismo tomó nota de la necesidad de contar con figuras gravitantes en el Concejo.
› Por Leo Ricciardino
Era tan importante el nombre que anunciaba la intendenta Mónica Fein el fin de semana, como el hecho en sí mismo de que fuera ella la que produjera el anuncio. Es decir, era trascendente que la intendenta Fein dijera "mi candidato a primer concejal es Miguel Angel Cappiello". Es claro que la decisión la trasciende y que hubo otros recorridos partidarios para llegar a establecer que el actual ministro de Salud de la provincia asumiera su rol de cabeza de lista en Rosario de cara a los comicios de agosto y octubre. Pero más allá del nombre --de por sí, poderoso- todos los sectores acordaron que iban a reforzar el poder de la intendenta poniéndola como la que tomó la decisión personalmente.
La elección de Cappiello como primer candidato a concejal de Rosario por el Frente Progresista Cívico y Social refleja varias cosas. Por un lado, que el socialismo ha tomado nota de la necesidad de contar en la Legislatura local con un verdadero peso pesado que defienda a capa y espada los intereses del Ejecutivo Municipal y por el otro, con alguien capaz de generar una tracción electoral que aporte número y mayoría al oficialismo en el Palacio Vasallo.
Quedó muy claro en los últimos acontecimientos que el socialismo no cuenta con ediles de peso propio como para encarar la faena y es por eso que la radical Daniela León tiene más funciones a su cargo de las que puede y debe ejercer. Una cosa es no tener la mayoría automática para tratar los asuntos que impulsa la intendenta y otra muy distinta es carecer de un jefe de bloque que pueda hacer el gasto político de llevar adelante la pelea y lograr los consensos necesarios. Que en todos los tiros tenga que salir a poner el pecho Fein habla muy mal de su bloque en el Palacio Vasallo.
Hay que excluir de este señalamiento al presidente del Concejo Miguel Zamarini. El titular de la corporación no sólo ejerce otra función --más "ecuménica" si se quiere- dentro del universo que se desarrolla día a día en 1º de Mayo y Córdoba; sino que además pertenece a otro sector interno del socialismo, distinto al que está gobernando en la ciudad y en la provincia. Este no es un dato menor cuando hay muchos que le exigen a Zamarini un grado más alto de involucramiento en los asuntos del Ejecutivo. El presidente del Concejo tiene otra visión de su rol y no se equivoca: Si asume el protagonismo que le cabe a Manuel Sciutto como titular de la bancada, los bloques opositores se lo podrían facturar fácilmente. Zamarini se toma muy en serio su papel institucional de presidente de Concejo y además cree desde hace tiempo que merece alguna vez una candidatura a intendente de la ciudad después de tantos años. Conocedor de la interna del socialismo como pocos, no hace mucho protagonizó una escaramuza política nada menos que con el secretario de Gobierno Fernando Asegurado, en relación a la presencia del gobierno municipal en la acción social en los barrios. Un tema que no pocos señalan y sobre todo atribuyen a Miguel Lifschitz, indicado como "el menos socialista" de los intendentes del PS en la ciudad.
Como sea, Fein ha tomado nota hace tiempo que debe empeñarse en relanzar su gestión. No sólo para amortiguar los golpes que le proporciona la oposición en el Concejo, sino para tener esperanzas concretas de repetir en el poder a partir de 2015. La misma oportunidad que tuvieron sus antecesores Hermes Binner y Miguel Lifschitz. Pero en este punto no hay que ser injustos: a Fein le toca gobernar después de muchos años de gestión socialista, donde si bien no aparecen potenciales adversarios de peso en el horizonte, sí se nota un desgaste de los métodos de gestionar del PS de los que hay que tomar nota porque son naturales a cualquier partido con tantos años en el poder.
El fin de semana, la intendenta ha dado otra clara definición política al señalar que quiere confeccionar una lista totalmente frentista. "Creo absolutamente en el carácter frentista que deben tener los partidos y estoy convencida de que el Frente Progresista Cívico y Social es una propuesta cabal y profunda de cómo debe funcionar un frente político", dijo la intendenta y abrió de inmediato las negociaciones con la UCR, el PDP, la Coalición Cívica y el GEN. Más allá de las intenciones, cada uno de estos partidos está dispuesto a dar batalla no sólo por los nombres (que revisara estrictamente el socialismo) sino por los lugares en la lista. Si no, tomarán la decisión de competir en las internas abiertas o incluso arriesgar por afuera llegado el caso.
La propia intendenta prefirió jugar al misterio al ser consultada sobre si la designación de Cappiello como cabeza de lista anulaba directamente la posibilidad de que Fernando Asegurado sea también de la partida en la lista de concejales. "Por ahora, (el del ministro de Salud de la provincia) es el único nombre que tenemos. Ya veremos", dijo Fein aunque se descuenta que la propia jefa comunal querrá conservar a su lado a un secretario de la capacidad y gravitación que Asegurado tiene.
La apuesta por Cappiello tiene también otras aristas. El socialismo cree que la porción de electorado que pueden disputar Jorge Boasso, Héctor Cavallero y otros ultra conocidos de las política local se encuentra en los sectores del centro de Rosario. Y que es en los barrios, en las seccionales más alejadas, donde Fein y el socialismo pueden hacer su apuesta fuerte ante la ausencia de un candidato peronista que puede disputar palmo a palmo esos territorios.
Por eso un hombre de la salud pública y de la gestión social de tanto años puede ser el artífice de una cosecha gruesa en esos lugares a los que --hay que decirlo- la política local llega con cuentagotas en cuanto a conocimiento, debate y ejecución de las diferentes propuestas políticas.
La intendenta y sus colaboradores más cercanos han tomado nota de que lo que sucede con amplia repercusión en los medios es sólo un retazo de la realidad compleja de esta ciudad. Las demandas crecientes de las barriadas se tramitan por otros carriles y sólo el largo brazo del Estado puede hacer que los puentes sigan multiplicándose hacia esos territorios complejos, a veces violentos y la mayoría de las veces fuera de la agenda política cotidiana. Esas porciones de Rosario que se hacen evidentes en contadas ocasiones, pero que tienen una gravitación fundamental en los padrones que se usarán para designar a las nuevas autoridades municipales tras los comicios internos de agosto y los generales de octubre.
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