OPINIóN › SIETE DíAS EN LA CIUDAD
En Santa Fe también hubo repercusiones, después de que dos frases de Massa terminaran con el trabajo conjunto y consensuado de varias fuerzas políticas en torno de la reforma del Código Penal. La intendenta Fein cerró una semana de anuncios y concreciones que le dan un respiro a los vaivenes de su gestión.
› Por Leo Ricciardino
La dirigencia política volvió a mostrar que puede ser más temerosa y refractaria a los cambios de lo que parece. Así, la oposición nacional en su gran mayoría aunque había acompañado con hombres e ideas la redacción del anteproyecto de reforma del Código Penal; viró de pronto ante el primer golpe de efecto demagógico de quien hoy encabeza las encuestas a nivel país. Dos frases cortas y efectivas de Sergio Massa terminaron de un solo golpe con 500 fojas y más de un año de trabajo de parte de estudiosos y expertos que se afanaron en la redacción del nuevo ordenamiento penal en Argentina. Esta vez no era "un proyecto del gobierno" que los opositores debían rechazar a libro cerrado. Sino que había sido una construcción amplia, de consenso, en un arco que iba del kirchnerismo al PRO pasando por la UCR y el FAP. De nada sirvió. El trabajo quedó herido de muerte.
En Santa Fe los líderes del Frente Amplio Progresista optaron por bajar el perfil de la discusión aunque evitaron hablar de rechazo. Al menos lo hicieron desde el socialismo, aunque más no sea en un tímido respeto al esfuerzo intelectual de María Elena Barbagelata. Más pragmático, el PRO no dudó un instante en echar al cesto de la basura los aportes y la participación de su dirigente Federico Pinedo. Los senadores provinciales del PJ, por un tiempo encolumnados en el sciolismo pero ahora más tentados por el cool candidato de Tigre, no dudaron en expresar su rechazo. En una posición más audaz y rápida de la que suelen tener sobre los temas fundamentales de la provincia, en esa agenda en la que su participación se parece más a un acompañamiento bobo e interesado que a una oposición crítica y responsable como la que pretenden ejercer sus compañeros, los diputados.
Dentro del propio FAP, el diputado Pablo Javkin -de una historia larga en la docencia de la facultad de Derecho y con un perfil de auténtico político intelectual-, siguió los dictados sinuosos de Lilita Carrió que, por supuesto, no avala nada que no provenga de su propio escritorio.
Otros hombres del derecho en Santa Fe como el ministro de la Corte Daniel Erbetta y el fiscal de Cámaras Guillermo Camporini; fueron categóricos al expresar que "se equivocan aquellos que creen que van a combatir la inseguridad desde el Código Penal". Y ejemplificaron que "no es correcto pensar que un delincuente analiza racionalmente el encuadramiento jurídico que podría caberle antes de actuar". Por último, rescataban el amplio acuerdo y participación que se había alcanzado entre la dirigencia política para producir estas modificaciones. Pero ya era tarde, lo único que se veía en los títulos y en las declaraciones de algunos dirigentes era que los delincuentes saldrían más rápido de prisión y que todas las penas se rebajaban considerablemente. No importa tener las cárceles llenas como ahora con sólo un pequeño porcentaje de condenados que vuelve a delinquir una y otra vez; lo importante es montar la ficción del duro castigo ejemplicador. Por supuesto, en la práctica no existe.
La verdad es que no se necesita ser un genio ni un experto en derecho penal para vislumbrar lo que está en el fondo de esta cuestión: una discusión ideólogica por momentos; y de conveniencia política en otros. Como dice Charly García en una canción "...el pueblo pide sangre" y eso -al menos la representación de eso- es lo que algunos dicen que van a darles para congraciarse con los electores con vistas al 2015.
¿Cómo se explica que en una provincia donde tanto se luchó para imponer un cambio sustancial en la justicia penal santafesina, se ponga en duda la necesidad de un cambio profundo en el ordenamiento penal a nivel nacional? Se explica desde la política, desde la conveniencia y la especulación. Lo que muchos opositores nacionales deberían estar calculando es que Massa les marcó otra vez la agenda, lo que a la hora de las urnas probablemente termine beneficiando al candidato de Tigre ya que no serviría de mucho votar por un imitador suyo, teniendo la oportunidad de sufragar por el verdadero. Bueno, pasa en la vida, pasa en las películas, pasa en la política: los caminos se eligen, ¿no?.
Respiro esperado
La intendenta Mónica Fein tuvo en estos días un respiro para las críticas y rechazos que viene observado su gestión municipal, tanto de parte del arco político opositor como de vecinos de barriadas de distintos sectores que terminaron por focalizar sus pedidos de mayor seguridad ante la autoridad más cercana.
La llegada del ministro del Interior y Transporte de la Nación, Florencio Randazzo, con los 10 millones de pesos prometidos para la construcción de la estación ferroviaria en el Apeadero Sur; le da la posibilidad al municipio de Rosario de volver a hablar de los grandes temas estratégicos de la ciudad. De vez en cuando es muy saludable salir del desgastante debate en torno a la cantidad de cuadras en las que se va a prohibir el estacionamiento, o si se suma un carril más o menos para el transporte público, esperar la queja habitual de los comerciantes. Por momentos es agotadora y sumamente previsible la agenda local, por más que se trate de temas vitales para el funcionamiento urbano. Lo que cuesta en Rosario es clausurar discusiones. Si los carriles demostraron ser eficientes, ya no se pueden cuestionar, hay que pasar a otra cosa. Avanzar. Es como si volviésemos a discutir si está bien o mal prohibir fumar en los bares. Ya pasó, asunto terminado.
La reactivación del ferrocarril en la Argentina es un tema vital, pero para Rosario es como hablarle de sus glorias, susurrarle al oído lo linda que era cuando era joven y esas cosas. Es la ciudad ferroviaria por excelencia y recuperar con eficacia y modernidad el servicio a Retiro debe ser de lo más importante para la ciudad en el corto plazo.
Sea porque Randazzo tiene aspiraciones políticas, sea porque la Nación prefiere entenderse directamente con Rosario para algunos temas; lo cierto es que la intendenta Fein está de parabienes con esta nueva relación con el gobierno central. Los fondos, proyectos e ideas para el futuro le permitieron hacer una serie de anuncios importantes en su discurso de apertura del período ordinario de sesiones del Concejo Municipal. Cuando muchos esperaban un recuento tibio de algunas acciones y promesas medidas para el futuro, la intendenta se despachó con que de acá a un corto plazo "el 86 por ciento de los rosarinos tendrá el servicio de cloacas". Y que lo que resta de 2014 y el 2015 "será el período de la obra pública en la ciudad".
La verdad se necesitaba, tanto de parte del gobierno local como de los ciudadanos que en algún momento querrán huir de la discusión del boleto, el caos vehicular y la doble fila frente a los colegios. Aunque importantes de solucionar y perentorios para la ciudad, siempre se aspira a los proyectos de mayor escala, a las decisiones y financiamientos que cambian la ciudad en algún sentido.
Fein también puso el acento en el hábitat, un problema grave de Rosario no sólo para los sectores más desprotegidos sino también para los sectores medios que han protagonizado en los últimos años un proceso de "despoblación" de la ciudad que en la década que pasó no ha crecido en cantidad de habitantes, mientras que las localidades circundantes han duplicado en algunos casos su población. Esta situación también genera asimetrías que obligarán a Rosario a liderar cada vez más firmemente el área metropolitana que es su responsabilidad.
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