Vie 18.04.2014
rosario

OPINIóN

La disputa del territorio

› Por Juan Monteverde*

Todos los que vienen/venimos militando con seriedad, compromiso y territorio el tema del narcotráfico en Rosario, coincidimos en los últimos días en una palabra clave: ahora. La idea del ahora es producto del espacio que deja el "antes y después" marcado por los gobiernos tras el mega operativo de fuerzas federales en Rosario.

Tenemos una lastimosa certeza: poco pasará si no se cambian los paradigmas de intervención social. Si "lo social" no excede la extendida propuesta de la tallerización de la pobreza que abunda en el gobierno provincial y local.

Y una apuesta: desde el Movimiento Giros y el Partido para la Ciudad Futura, ponemos toda nuestra militancia, nuestros recursos y nuestra energía a disposición tanto del gobierno nacional como provincial y municipal para desarrollar las políticas sociales y económicas de que dispongan.

Como primera medida sería conveniente salir del maniqueísmo del "no a la militarización" versus la nada; o versus "el narcotráfico solo se resuelve nacionalizando los puertos, garantizando vivienda, salud, trabajo, educación", etc, etc, que es lo mismo que decir que solo se puede abordar haciendo la revolución mañana. Los que lo dicen no duermen con las balas narcos pasándole por entre las chapas del barrio.

El eje de una nueva forma de hacer política estará siempre en qué hacemos en ese "mientras tanto". En ese lapso de tiempo que separa la sociedad que queremos para mañana y la realidad de hoy.

Por eso la clave para analizar la lucha contra el narcotráfico a futuro estará, en nuestra humilde opinión, en lo que se torne hegemónico dentro de la estrategia.

A modo de simplificación esquemática, y con ánimo de abrir el debate y la confluencia. Podemos imaginar 3 escenarios hacia delante:

Escenario 1. La intervención de gendarmería baja los índices de homicidio ya que aplaca las disputas territoriales y la interna policial se paraliza hasta no saber los alcances de la estrategia emprendida. La merma temporaria de la criminalidad, baja la presión mediática sobre el gobierno provincial y, como suele suceder cuando la política es administración de lo dado y no transformación de lo necesario, la prioridad desaparece. Las fuerzas federales pasan a formar parte del paisaje en los territorios periféricos y la ciudad incluida se tranquiliza.

Escenario 2. La presión de las fuerzas represivas del Estado va más allá de lo pensado y genera un verdadero problema para el negocio narco. Se demoran las políticas sociales y urbanas. La policía ve afectada su mayor fuente de ingreso. Sectores del narcotráfico se ven "acorralados" y a alguno se le ocurre ensayar una respuesta y se comienzan a atacar a las fuerzas federales. Crisis, guerra en puerta.

Escenario 3. Se concibe al desembarco de federales en los territorios como el primer paso de una estrategia social más amplia. Se convoca a los actores con verdadera labor territorial. Se elaboran estrategias comunes donde el Estado empodera con decisión a los movimientos y los movimientos colaboran decididamente y con desinterés en la políticas públicas co﷓producidas y pre establecidas. Se fomenta un amplio y sincero debate social sobre la política de drogas contemplando todas las opciones incluyendo legalización y control estatal. Las transformaciones estructurales se ponen en marcha con asignación extraordinaria de recursos y transforman el cotidiano en los barrios.

Así, puede abrirse un nuevo campo de posibilidades que no sólo aborda la crisis de violencia urbana sino que avanza en las grandes deudas de la democracia y genera una ciudad realmente inclusiva terminando con la idea de territorios viables y territorios inviables.

Si bien este último escenario no parece el más probable, no dejamos de ver este quiebre de la inercia que generó el megaoperativo, como una oportunidad.

De más está decir, que a las medidas antes expuestas se le debe sumar el verdadero ataque a la economía narco que son el lavado de dinero, la famosa "reforma policial", y el resto de las medidas económicas y judiciales que hagan de Rosario un lugar menos "narco friendly". Pero lo que está hoy en debate es centralmente, la disputa por el territorio. Cómo, con quién y de qué manera ocuparlo. Y los que venimos sosteniendo hace años esa idea y esa palabra que ahora todos usan, no podemos dejar de aportar nuestra visión y nuestra experiencia a un debate tan urgente como necesario.

Cómo termine todo esto, depende también de nosotros. Esos nosotros que no jugamos en las tapas de los diarios, ni en las oficinas de tribunales. Los que no hablamos el lenguaje del poder.

*Integrante del Movimiento Giros. Ex candidato a concejal por el Partido de la Ciudad Futura.

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