OPINIóN › SIETE DíAS EN LA CIUDAD
Cada una por su lado, esta semana la intendenta Mónica Fein y la arquitecta María Eugenia Bielsa han dado pasos significativos de cara a su futuro político inmediato. ¿Es posible que terminen enfrentadas en Rosario en 2015?. El plan de blindaje político que armó el socialismo para traccionar desde la gestión provincial la imagen municipal en Rosario.
› Por Leo Ricciardino
Cuando todas las fichas parecían dispuestas para empezar a acomodarse en el tablero político de 2015, el candidato más desequilibrante que tiene el peronismo santafesino, reapareció en escena. La arquitecta María Eugenia Bielsa se mostró en los actos de dos precandidatos kirchneristas a la presidencia de la Nación: el jueves estuvo en Rosario junto a Sergio Urribarri, y el fin de semana en Mar del Plata acompañó a Julián Domínguez. Pero lo más notorio es lo que dijo Bielsa. Cuando ya todos daban por descontada su postulación para la gobernación, abrió más el juego y puso a la intendencia de Rosario también en la mira: "Sería un gran honor representar al peronismo en la provincia o en Rosario", le dijo al periodista Rodolfo Montes.
Bielsa representa para el socialismo quizás la única carta a temer de cara a la disputa de la intendencia de Rosario. Si la ex vicegobernadora decidiera su postulación aquí, obligaría a barajar y dar de nuevo a todo el Frente Progresista. "Arriba" para la pelea por la Casa Gris es sin duda una candidata gravitante, pero tendría que dar una dura batalla y lograr el diseño político que más le cuesta: consensuar con la mayor cantidad de sectores posibles dentro del PJ. Pero como postulante local pondría de seguro seriamente en riesgo la hegemonía socialista de tantos años.
La performance electoral de la ex diputada provincial revalorizó un cargo electivo que no tenía demasiada gravitación propia: el primer candidato a diputado provincial de cada partido. Esto es así después de los comicios de 2011, cuando por primera vez en la historia de Santa Fe la lista de candidatos a legisladores provinciales que encabezó Bielsa por la oposición le ganó a la nómina oficialista del Frente Progresista que tenía al tope al actual ministro de Seguridad, Raúl Lamberto. El PS no olvida ese antecedente y por eso buscará para 2015 un nombre de peso al tope de esa lista.
Pero Bielsa tampoco olvida y por eso sigue obsesionada con los protagonistas del proceso político que terminó arrebatándole la presidencia de la Cámara baja. Eso con el tiempo la llevó a la renuncia de su banca pero también a un aislamiento político que necesariamente deberá superar para volver con fuerza al ruedo. Es la "Messi" del peronismo santafesino, pero necesitará de un equipo completo para poder desarrollar su mejor juego y quizás alzarse con el triunfo.
Si los astros, los egos y las ambiciones se alinean, al lado de Bielsa en Mar del Plata se encontraba otro precandidato peronista de peso que sería clave en una sociedad política con la ex vicegobernadora: el diputado nacional Omar Perotti fue el primero que se lanzó a la arena para la contienda que viene. Claro, si esas condiciones no se dan, podrían terminar enfrentados en una dura interna partidaria junto a otros nombres.
Blindaje político
A todo esto, el oficialismo en Rosario y la provincia busca un camino de sólida unidad para mostrar frente a la adversidad de la inseguridad y para potenciar las chances electorales a futuro. Tanta es la sintonía entre municipio y provincia -que en la práctica se verá materializada con un agresivo plan de inversión social en los barrios- que muchos ya sueñan con un escenario que posibilite a la intendenta Mónica Fein pelear por su reelección, como lo hicieron absolutamente todos sus antecesores desde la recuperación de la democracia.
La idea está lanzada. Aprovechar la imagen positiva del gobernador Antonio Bonfatti, los puntos que sumó en su articulación con la Nación y rodear a la intendenta de ese mismo halo de gestión. En síntesis, alcanzar los objetivos que tanto le costaron al socialismo para poner a la provincia y al municipio en la misma dirección y capitalización de políticas públicas. Claro que para eso es necesario limar asperezas internas -a esta altura muy difíciles de disimular- con el senador provincial Miguel Lifschitz que espera paciente que esta vez sí sea su turno para la gobernación. Todos estos hilos suben hasta una sola mano: la del precandidato presidencial Hermes Binner. Por ahora sólo se trata de visiones más o menos optimistas en torno de esta decisión política trascendente. También hay otro actor que merodea el escenario local: el senador nacional Rubén Giustiniani tiene sus planes y se lo ve muy seguido con actividades en Rosario.
Fein tuvo un gran desgaste político por haberle tocado un período de gobierno después de sucesivas administraciones socialistas, por el tironeo al que en algún momento fue sometida tanto por Lifschitz como por Binner, y por algunas batallas locales con el Concejo que quizás no debió dar ella en persona porque estaban perdidas de antemano. Aún en franca minoría, el Concejo no puede ser un escollo para la intendenta. Si un día destraba ese rompecabezas el camino será mucho más llano.
A la vez le tocó lidiar con el momento más violento de la ciudad de Rosario. Una violencia desconocida, sin fin ni parámetros concretos. Con ramificaciones en la narcocriminalidad pero también en las relaciones interpersonales en los barrios más desprotegidos, con un profundo deterioro social. Allí también le toca a Fein remontar un ciclo de varios años de retroceso del estado en el territorio, un tiempo de parálisis en las intervenciones cotidianas, de burocratización en la asistencia comunitaria que ahora cuesta revitalizar.
Mientras todo esto se desarrolla, el socialismo no puede quitar un ojo de los movimientos del radicalismo. Dirigentes cada vez más entusiasmados con sus posibilidades electorales disputan día a día el marco de las decisiones que hasta ahora los socialistas tomaban casi en soledad. Algo de esto se vio en la semana con la reacción en bloque de los intendentes radicales José Corral (Santa Fe), Fabián Palo Oliver (Santo Tomé), el senador provincial Hugo Marcucci y el diputado nacional y jefe partidario Mario Barletta. Todos fustigaron públicamente por "inconsulta" la designación de Miguel Picca al frente del área de seguridad del Nodo Santa Fe. Una clara demostración de que el entendimiento del gobierno (de base enteramente pragmática) con el sector radical del MAR, tiene sus limítes.
El radicalismo provincial pasó por varias etapas en todos estos años y el socialismo siente que lo ha llevado de la mano haciéndole ganar posiciones importantes que había perdido. Pero en política pasa lo mismo que en el mundo laboral, los derechos adquiridos después de un tiempo no reconocen paternidades. El radicalismo pasó de la sumisión más extrema dentro del Frente al desengaño y la ruptura. Ahora hay una nueva etapa en el horizonte que pasa por reconocer enteramente la sociedad con el PS, pero no a cualquier costo y tendiendo a que la misma sea cada vez más igualitaria.
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