OPINIóN
› Por Cristina Rímoli
El spot televisivo de Miguel del Sel (¿ahora sería backstage? ¿borrador? ¿broma?) no sólo es ofensivo y denigrante hacia la mujer, a la que considera una mercancía ("traigo el asado y las p...") sino que revela el verdadero pensamiento y convicción de alguien que --más grave aún-- pretende gobernar una provincia de las más importantes del país con un 50 por ciento de población integrada por esas mujeres a las que trata como "cosa".
Hace muchos años que milito en política, a la que respeto y valoro, soy madre y ciudadana, fui delegada gremial en mi lugar de trabajo durante varios años y representante en el gremio bancario en esa condición, fui funcionaria municipal en la gestión de Héctor Cavallero, proveyendo a los comedores y guarderías municipales diariamente de las mercaderías, fui Directora de la Oficina de Defensa del Usuario y fui concejal durante 8 años por el Partido del Progreso Social. Actualmente soy precandidata en las PASO por el Frente Justicialista para la Victoria que lleva como primer candidato a concejal a Alberto Muñoz.
Pero por sobre todas las cosas soy mujer. Es en esa condición que las palabras de Del Sel hieren, laceran y ofenden.
¿Sabrá Del Sel las luchas que llevaron adelante las mujeres de todo el mundo por lograr los derechos civiles y políticos? ¿Entenderá el valor que tiene para las mujeres argentinas la Ley de Cupo que permite que 1/3 de las listas sean integradas por mujeres y se replicara en sindicatos y hasta en la Justicia? ¿Será capaz de comprender la desvalorización que conlleva una mujer al comerciar con su cuerpo cuando no tiene otra salida? ¿Alcanzará a entender Del Sel lo que significa el acoso sexual en el trabajo y hasta cuando una mujer puede tolerarlo para conservar su empleo? ¿Podrá valorar la lucha de tantas mujeres en ONGs y del propio Estado a través de sus instituciones por terminar con la Trata de Mujeres, el negocio más degradante desde que se abolió la esclavitud en nuestro país? ¿La violencia de género no existe para Del Sel?
Estoy convencida de que no comprende nada de esto, porque cuando dice lo que dice refleja su propio pensamiento. El es lo que dice. Y dice lo que piensa.
Del Sel no solo ofende a las mujeres, a los trabajadores ("votame bolú"...), a los niños ("si no estudias, terminas como yo" ¿gobernador?). También insulta a la política, degradando a la mejor herramienta que el hombre y la mujer tienen para transformar las relaciones injustas por otras más justas. Dice que es "la nueva política", la que él representa, y en realidad, entraña lo más retrógrado del pensamiento humano.
Hoy que tanto se trabaja desde la educación sobre la niñez, la adolescencia y los jóvenes para respetar su propio cuerpo y el del otro, por no discriminar al diferente, por aceptar las diversidades del ser humano, él, Del Sel, se atribuye desde este pseudo humor, ser el señor Exitoso a imitar por los demás, e invita a que lo votemos para que administre y gobierne esta provincia. ¿Podrá trabajar desde la gobernación, en contra de sus propias concepciones?.
Como ciudadana nacida en esta ciudad, como militante política, como mujer, digo: Es inaceptable que sigamos soportando tanto abuso y tanto insulto a nuestra inteligencia.
Por eso y mucho más se hace necesario una denuncia formal sobre discriminación y violencia de género, que haremos formalmente hoy, a este señor que excusándose en el humor o en la sencillez de trato, cae en la chabacanería y el insulto.
El humor es sano y sirve para distender y animar, no para degradar o disminuir al semejante.
Menos aún, se puede gobernar con ese "sentido del humor".
Además, ¿cómo reaccionará frente a cualquier crítica de su gestión? Si tal como lo hemos visto en estos días, frente a la exposición pública de lo que íntimamente piensa, repudia sin culpas a los periodistas que difunden su discurso acusándolos de "ser pagados por la oposición", incapaz de generar autocrítica.
No es la primera vez que somos testigos de los ataques verbales contra los trabajadores y los más vulnerables.
Acusa a quienes cobran planes sociales de no querer trabajar; a los maestros que apoyan medidas por sus reivindicaciones de "ser vagos" y atentar contra la educación, Cualquier mujer merece calificativos denigrantes en cualquier momento excusándose en el "humor". ¡Qué nos espera con ciudadanos con un gobernador con semejante caudal de desprecio hacia el que piensa distinto y lo expresa!
Esto podría tener varios nombres: Autoritarismo. Intolerancia.
Para gobernar hace falta sentido de la responsabilidad, la honestidad y la convicción de que cada ciudadano es un todo, que necesita el mayor respeto y dedicación para lograr su mejor calidad de vida.
La política no es terreno para cualquiera, es terreno para transitar por aquellos que tienen la generosidad de pensar lo mejor para el otro.
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