OPINIóN › SIETE DíAS EN LA CIUDAD.
Los candidatos provinciales y municipales ingresaron en las últimas dos semanas de campaña e intentarán convencer como sea al electorado de que son la mejor opción. Con la base de las PASO en la memoria, se esforzarán por achicar el margen de error, pero también intentarán dar uno que otro golpe de efecto para tratar de alcanzar el objetivo.
› Por Leo Ricciardino
En las dos semanas frenéticas que comienzan, los candidatos provinciales y locales harán lo que crean necesario para jugarse la última chance de seducir al electorado, para conseguir los votos que hagan falta para llegar a los cargos. Depuradas las candidaturas en las Primarias Abiertas se acerca ahora "otra elección" como coincidieron en calificar la mayoría de los aspirantes, incluso como estrategia para convocar a los electores a un ejercicio más reflexivo que el simple "multiple choice" que para muchos parecen haber significado las primarias. Al menos según la lectura de aquellos que no quedaron muy conformes con los resultados.
Precisamente, los más golpeados por los resultados aseguran haber tomado nota de los reclamos de la gente y empezaron a mostrarse de otra manera. Los lenguajes han cambiado y la cautela más que nada es la que reina a la hora de establecer ese difícil contacto con los que deciden: una ciudadanía que dijo lo que tenía para decir el 19 de abril y que volvió a sumergirse en los problemas cotidianos sin prestarle demasiada atención a los esfuerzos de los postulantes. Pero que volverá a hablar con contundencia el 14 de junio. Y lo que, justamente, llena de intriga, ansiedad y temor a los candidatos, es que nadie sabe muy bien a ciencia cierta qué es lo que volverán a decir los que depositen su voto en la urna.
En la provincia, Omar Perotti, Miguel Lifschitz y Miguel del Sel siguen recortados como el pelotón de arriba al que se suman el candidato del Frente Renovador, Oscar Martínez, y el postulante de la izquierda, Octavio Crivaro. Allí la diferencia entre los primeros candidatos sigue mostrando que se trata de una elección con final abierto en la que la mayor parte de los encuestadores se niega a predecir con un error muestral tan grande.
En ese marco, el Frente Progresista Cívico y Social admite una escasa ventaja del candidato del PRO, pero asegura que hay polarización y que está alcanzando a Del Sel.
Desde el entorno de Perotti, le acercan al hombre del Frente para la Victoria distintos análisis de consultores en los que en realidad afirman que su proyección lo ubicaría en el segundo lugar, incluso unos puntos por delante del socialista y que por eso precisamente Lifschitz juega permanentemente a polarizar con su adversario Del Sel para asegurarse de transmitir que son sólo dos los que están en carrera.
Aquí se abre el espacio para lo que muchos llaman el "voto útil". Es decir, aquellos que no quieren bajo ningún concepto que Del Sel llegue a la Casa Gris y que si ven mejor posicionado a Lifschitz que a Perotti para operar de freno contra el PRO, terminarían por votar al socialista por más simpático que les resultara el candidato peronista.
Por eso mismo, muchos no entendieron el enorme esfuerzo de Lifschitz primero para que el gobernador Antonio Bonfatti retire lo dicho respecto a que votaría por un candidato oficialista a nivel nacional en caso de ballotagge, antes que hacerlo por la derecha, es decir, por Mauricio Macri. Y después, tampoco entendieron su ataque al secretario de Seguridad, Sergio Berni, que acababa de desembarcar con la Gendarmería en la provincia. Lifschitz está convencido de que debe evitar cualquier tipo de cercanía con la presidenta y su gobierno. Teme que eso le reste votos en lo que cree un electorado refractario al kirchnerismo, algo que las últimas encuestas han dejado atrás de manera casi definitiva. Hay otros que sostienen que en realidad, la cuestión es más simple: Lifschitz tendría un rechazo mucho mayor hacia el peronismo en general del que tiene Bonfatti.
Como sea, la estrategia no le resultó muy bien. No pudo evitar que Del Sel y Carlos Reutemann denunciaran un pacto "socialista kirchnerista" para evitar que el PRO se haga con el poder en Santa Fe. Y de paso, Lifschitz enojó a más de un simpatizante del gobierno nacional que quizás hubiera podido votarlo. Y esos pueden ser puntos a favor para la estrategia de Perotti.
A estos movimientos hay que sumarle que seguramente habrá casi un 10 por ciento más de votantes el próximo domingo 14 de junio que los que concurrieron a las urnas en abril. Habría otro 10 por ciento más pertenecientes al postulante interno Mario Barletta, y otro puñado de votos que habían ido al fallido postulante rural Eduardo Buzzi. Más los indecisos o que votaron en blanco y podrían definirse en esta ocasión; los observadores más finos apuntan a casi "un 25 por ciento de votos sin dueño" en la provincia de Santa Fe. Lo que define cualquier elección. Como se ve, el panorama provincial es apretadísimo. Lo que siempre se insistió desde esta columna, una cuestión matemática: el primero no tiene el 40 por ciento y el tercero supera el 20. No hay final posible para arriesgar en esa ecuación.
Rosario se come las uñas
En la ciudad más grande de la provincia también se alquilan balcones para ver de cerca cuál puede ser el final de esta elección donde el oficialismo frentista que resultó duramente imputado en las PASO de abril, pone su futuro en juego.
No sólo el cambio de impronta y el espacio cedido a dirigentes como Pablo Javkin y María Eugenia Schmuck han puesto a la intendenta Mónica Fein en otra posición de cara a su reelección; sino que su principal rival, Anita Martínez. no pudo sostener a rajatabla esa premisa duranbarbiana del PRO: la decidida voluntad de no expresar ni una sola idea. Que es lo que más se le reprocha al partido de Macri, esa suerte de versión berreta de Francis Fukuyama anunciando el "fin de las ideologías" lo que constituye toda una ideología en sí misma.
Martínez trastabilló en la bolilla que mejor se sabe el socialismo: la salud pública. Laguneó con una serie de inconsistencias acerca de los centros de salud en la ciudad y fue duramente cruzada por el titular del área, quizás uno de los mejores funcionarios que tiene el gobierno municipal, el doctor Leonardo Caruana. Por eso Martínez tuvo después que salir a decir que una eventual gestión suya aumentaría notablemente la producción de medicamentos. Pero el daño ya está hecho.
El candidato del Frente para la Victoria, Roberto Sukerman, fue por todo y se la jugó con un video polémico sobre la seguridad en la que él mismo aparece ataviado como un detective corriendo detrás de los delitos. Recibió tantas críticas como elogios pero logró reposicionarse para tratar de alejar el fantasma de la polarización también en Rosario.
Por su parte, el candidato del Frente Renovador, Alejandro Grandinetti, siguió una campaña tranquila en la que se mostró decidido a no tratar de encausar su paquete electoral hacia ningún lado. Mantuvo sus postulados del liderazgo necesario para Rosario y continuó apuntando a centrar el debate en un futuro con más calidad en la gestión. El periodista sabe que lo que más le conviene es ratificar su caudal electoral de las PASO, evitar ser esmerilado en una posible polarización y quedar en una buena posición para el futuro nacional inmediato.
Tampoco son muchas las encuestas que se manejan a nivel local, y los candidatos, en general, las desechan. El escenario no es idéntico al de la provincia pero guarda similitudes en cuanto a las expectativas por lo "finito" que pueda ser el resultado final.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux