OPINIóN › SIETE DíAS EN LA CIUDAD
Esta semana Macri defendió en Rosario su embate contra las elecciones tucumanas y respaldó a Niembro. Reutemann se enojó por una foto del jefe de gobierno porteño en Santa Fe y los radicales de esta provincia siguen explicando sus malabares políticos. Encima, a Anita Martínez le surgió un contratiempo judicial. Bonfatti y Galassi explican la inseguridad.
› Por Leo Ricciardino
En Santa Fe, donde su candidato perdió por 1.500 votos, Mauricio Macri ya olvidó el tema. Dio vuelta la página. Pero para Tucumán, donde su postulante cayó de manera inapelable por más de 100 mil sufragios, no hay olvido ni perdón. Son dobles y hasta triples los estándares del PRO que sin embargo logra imponer su partitura para que todos bailen al ritmo que impone el partido porteño.
A esta altura es curioso que los dirigentes de las fuerzas históricas de la democracia argentina no hayan salido a expresarse, no en defensa de un gobierno, de un partido o de un candidato; sino de la voluntad popular atropellada arteramente en Tucumán. En defensa de ellos mismos. Es curioso que no adviertan (o no le adviertan a la gente) que ese camino es peligroso, que al final de una curva cerrada puede estar el escollo para llevarse a todos puestos.
La historia es cíclica. En Argentina hay que ver quiénes son los que salen en defensa del "republicanismo" para encontrar a los que verdaderamente quieren poner un freno a las mayorías populares. El problema aquí parece ser, una vez más, no la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, no el kirchnerismo; sencillamente el problema histórico vuelve a ser el peronismo en condiciones de ganar nuevamente en las urnas.
La fórmula que usó el socialismo para alzarse con la gobernación de Santa Fe en 2007 parece estar perimida. Ya no se usa aquello de convencer a la gente que su fuerza política está en mejores condiciones que la que está gobernando para ganar su voluntad y acompañamiento. Ahora la receta es más brutal, menos política y mucho más peligrosa.
No es muy sencillo jugar al juego de la coherencia tampoco en esta provincia, donde Carlos Reutemann terminó enojado con la foto que Macri se sacó al lado de los radicales José Corral y Mario Barletta. En esta, el ex gobernador de Santa Fe tiene razón. Se estará preguntando "¡Cómo, ¿no soy yo el candidato de Macri en Santa Fe?"
El recorrido más trabado hacia la lógica lo tienen que recorrer los radicales que se la pasan explicando que están con el PRO a nivel nacional pero que en la provincia impulsan la candidatura de Hermes Binner como senador y la de Hugo Marcucci como diputado. Candidato que, a su vez y por las dudas, ya avisó también que él lo votará a Macri.
Hasta Margarita Stolbizer, que apuesta a construir el progresismo en Argentina, apareció al lado de Macri en los reclamos por Tucumán y después tuvo que alejarse apenas empezó el huracán Fernando Niembro al que el propio jefe de Gobierno porteño defendió en Rosario de tal manera que casi termina diciendo que deberíamos ir en fila a pedirle perdón por todo lo que le hicimos al periodista deportivo, victimizándolo de esa manera. ¿No lo creen?, escuchen con atención el discurso en Club Brown. De paso, lugar raro si los hay para hacer un acto político en Rosario.
Si algo le faltaba al PRO en estos días era que apareciera un facsímil de la Justicia federal confirmando que su primera candidata a diputada nacional por Santa Fe está procesada. En efecto, Ana Laura Martínez fue procesada por el juez federal Carlos Vera Barros por "defraudación a la administración pública" en una causa que se inició en el año 2006. Para ser rigurosos, Anita Martínez no pudo terminar de pagar un crédito que había sacado en el Banco Nación. Sus abogados fueron varias veces a pedir la prescripción de la causa pero no lo lograron. El tema quedó oculto durante toda la campaña provincial, cuando Anita fue candidata a intendenta de Rosario, pero afloró ahora en medio del escándalo Niembro, por más que se trate de asuntos bien distintos.
Como sea, el tema alcanzó para que el socialismo, a través de la cuenta de Twitter de la diputada nacional Alicia Ciciliani, le exigiera rendir cuentas públicas. "Anita Martínez debería dar un paso al costado y arreglar sus cuestiones judiciales. No a los candidatos procesados", escribió sin piedad la legisladora socialista.
Volviendo a los radicales, el diputado provincial Maximiliano Pullaro hizo las cosas como se deben: si hay que comerse un sapo, que sea de un solo bocado y masticando de manera ostentosa para que todos vean. Así, el joven radical que aún suena para ocupar un cargo en el futuro gobierno de Miguel Lifschitz salió a decir que votará por Macri a nivel nacional "para fortalecer al radicalismo". Y vaya si tendrá que ser fortalecido el radicalismo después de que Ernesto Sanz lo dejara por primera vez en la historia sin candidato presidencial propio. Pero al que quieren echar de la UCR es a Leopoldo Moreau, porque está demasiado cerca del gobierno y también de los postulados históricos del radicalismo.
La cuestión policial
Alejado de estos vaivenes y concentrado en ver cómo lleva a la provincia hacia el puerto, cuando ya se divisan las amarras, el gobernador Antonio Bonfatti salió a mostrar números vinculados a los homicidios y el delito en general, cuando advierte que su sucesor hace fintas de todo tipo para separar las dos administraciones.
Bonfatti volvió a reconocer la violencia pero insistió en que han caído los homicidios y han disminuido los delitos en general. Algo que sólo puede ser percibido en la fría estadística. Explicó también la designación del nuevo jefe policial Rafael Grau y trató de demostrar sobre todo que la conducción civil sobre la policía sigue siendo un pilar de su administración en materia de seguridad. Pero eligió poner una lupa sobre la Justicia al señalar que le preocupaba ver que había homicidas que antes habían cometido todo tipo de delitos y que nunca habían estado detenidos. O que, estando detenidos por delitos menores, salían después y llegaban a matar.
En la acción lo respaldó su ministro de Gobierno y Reforma del Estado, Rubén Galassi, que si bien admitió la alta corrupción policial, se mostró contrariado por aquellos que se preocupan por la connivencia policial, y no ven "a los que manejan los números y terminan colaborando en el lavado de dinero del narcotráfico en la región". No es la primera vez que el ministro habla de los contadores y abogados que terminan siendo vitales colaboradores para las bandas criminales.
Pero la verdad es que ese tramo del delito es mucho más complejo para establecer y siempre aparece primero el uniformado que por acción u omisión, termina por favorecer al aumento del delito y la impunidad. Basta revisar los últimos casos más resonantes que se ventilan en la justicia para darse cuenta de que en todos hay policías implicados. Es más, muchas de esas cosas horrendas jamás hubieran sucedido sin la participación policial. Con todo Galassi acertó poniendo afuera de su crítica a los familiares de las víctimas de la inseguridad. "Tienen todo el derecho de reclamar, expresar su dolor y reclamarnos con vehemencia a quienes tenemos alguna responsabilidad de gobierno", dijo.
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