OPINIóN › PANORAMA POLITICO
Políticas de Estado
› Por Pablo Feldman
El gobierno de Jorge Obeid ha mejorado ostensiblemente su imagen, al menos eso es lo que indican las encuestas que circulan en la provincia y llegan a la Casa Rosada. Eso explica, en parte, que haya habido un intento de apurar la reforma constitucional que le permitiera a Obeid aspirar a la reelección. La principal oposición surgió precisamente del propio Gobernador que ha sido lo suficientemente contundente -a diferencia de Carlos Reutemann- como para que nadie se llame a engaño. "Voy a dedicarme de lleno a la gestión" fue una y otra vez la respuesta del jefe de estado provincial frente a esa alternativa y a un eventual alineamiento en la interna que late en el PJ. Y más allá de algún chapoteo -sobre todo cuando Rafael Bielsa oficializó su candidatura- se ha mantenido al margen y si bien "por abajo" sus hombres se van alineando, el Gobernador mantiene el equilibrio.
Pero aún así, su dedicación a la gestión no parece despejar algunos nubarrones sobre todo en áreas especialmente sensibles: Seguridad, Salud y Educación. Nada menos.
Hace un par de semanas, debió cambiar la cúpula de la Policía provincial, después de un episodio en el que hubo -en el más liviano de los casos- "facilitación de fuga" a un narcotraficante. Pasado ese incidente -que obligó a Obeid a profundizar los controles sobre la policía- sobrevino uno cuyo epicentro fue el Ministerio Salud.
Como no ocurría desde hace mucho tiempo, la coincidencia de dos casos de jóvenes débiles mentales curzando embarazos producto de sendas violaciones, motivó una reunión del Concejo Federal de Salud (Cofesa), con la presencia del Ministro de la Nación, Ginés González García, al que asistieron la totalidad de los ministros provinciales. El motivo de la convocatoria no fue debatir ni analizar políticas del área, sino dar un contundente respuesta a sectores ultramontanos de la sociedad que en su cruzada antiabortista no respetan siquiera el Código Penal. En efecto, una veintena de ministros de todo el país rubricaron una declaración de apoyo a sus colegas de Mendoza y Buenos Aires, que haciendo aplicar el artículo 86º del CP garantizaron el derecho a abortar de esas mujeres.
Sólo dos ministros no firmaron, el de San Juan, y la doctora Silvia Simoncini, de Santa Fe.
Las explicaciones posteriores de la funcionaria, lejos de aclarar el panorama lo oscurecieron. La médica al cargo del ministerio dijo "estar por la vida" como primer argumento, como si los que firmaron el documento estuvieran en contra de la vida. Más adelante sostuvo que "hay que dar un debate" cosa que no estaría mal, sólo que si se trata de la Ley, se cumple guste o no guste. En tercer lugar, la doctora Simoncini cometió el error hasta hoy disculpado de transformar sus pensamientos y creencias en "política de Estado". Así se lo hizo saber su antecesor en el cargo, Juan Héctor Sylvestre Begnis, que entre el disgusto y el estupor salió al cruce de semejante pretensión. "Lo que hizo la ministra no refleja la posición del gobierno de Obeid", dijo el diputado a este cronista y nunca fue desmentido. Sin embargo, Simoncini al día de hoy sigue siendo la titular de Salud, y realmente florecen las dudas acerca de cuál es la posición del gobierno, y su "política de Estado" si es que la tiene.
Todavía resonando los ecos de esa polémica, Rosario/12 publicó un par de notas entorno a un curso declarado "de interés" por parte del Ministerio de Educación en el que se instruiría a docentes y padres sobre temas relacionados a la Salud reproductiva -entre otros- que sería impartido en la Sede del Gobierno en Rosario, con un costo de 20 pesos, que aporta puntos para el curriculum de los docentes que sería dictado por docentes contratados por la ONG "Con mirada de Mujer" que preside la abogada y ejecutora fiscal Nereyda Brumat Decker.
Las dos primeras notas fueron publicadas -a manera de alerta- el domingo y lunes de la semana que pasó. No obstante haberse hecho público el pensamiento de los integrantes de la ONG que preside la ejecutora -calificando a la homosexualidad como "patología penosa" entre otras frases propias de Torquemada- el Ministerio, a partir de la resolución 307\06 firmada por Humberto Cancela, siguió considerando "de interés" el dictado del curso.
Recién el viernes, después de la tercera nota, y a partir de los testimonios de maestras asistentes, y la reproducción más minuciosa de algunos conceptos de la ejecutora -conocidos ya a través de cartas de lectores en el decano de la prensa argentina- hubo reacción del Ministerio.
En diálogo con Rosario/12 la ministra Adriana Cantero deslindó responsabilidades, y una explicación acerca de las "formas" en las que se tramitan las declaraciones "de interés", intentó minimizar el episodio. Sin perjuicio de lo ajustado del trámite, lo que resta saber es quién y con qué parámetros se formulan esas declaraciones.
"No leo las cartas de lectores", dijo Cancela para justificarse, y no hizo más que dejar en evidencia la endeblez de la metodología para decidir qué interesa y que no al Ministerio de Educación.
"Estos no son los conceptos que se transmiten en los cursos que organizamos en el Ministerio de Educación y el de Salud", dijo la ministra Cantero. Y anunció que "estarán en marcha en este segundo semestre".
Seguramente será así, y si hay que guiarse por lo que ocurrió en el año pasado, las docentes y programas son irreprochables pero también hay que decir que como ocurrió en la cartera de Salud, hubo cambio de ministro. Y así como el pensamiento de Sylvestre Begnis no es el mismo que el de Simoncini, los proyectos de Cantero no son los mismos que los de Carola Nin. Como ejemplo -para salir por un instante de este tema- es el plan de alfabetización ("Yo si puedo") que hace dos años Nin trajo de Cuba y que recién ahora, después de la cumbre de Córdoba se va a adoptar para todo el país.
Pero lo que pasó con este cursillo medieval, va más allá del episodio y se proyecta como duda entorno a la ausencia otra vez de "política de Estado". Y si bien para aquellos que ya han salido de las cavernas los programas propuestos y desarrollados durante la gestión de Nin fueron dictados por profesionales con formación y posiciones de avanzada, no debería ser eso un resorte del pensamiento de la ministra -en ese caso progresista- sino de una determinación mucho más profunda, tanto que no permita estas ululancias que hoy se están padeciendo. Porque si se va esa ministra -como efectivamente se fue- y llega otra, que está en las antípodas -y tal vez no sea el caso de Cantero, pero podría ser- se tira por borda el trabajo de años, y lo que es peor; se abre un margen de discrecionalidad que puede parecerse a la improvisación.
Sería muy bueno que a su regreso de Rusia, el Gobernador convoque a sus ministras, y si decide confirmarlas en el cargo, profundice sus averiguaciones entorno a cuestiones que vayan más lejos del problema salarial que consume las horas en el tema docente, o el modo en que se mejora la atención -incluida la construcción de dudosa necesidad, de un hospital en el batallón 121- en el área de salud. Estas son cosas que atañen a la gestión, y que probablemente no sirvan para definir internas o mejorar la recaudación pero que son las que definen el perfil de un gobierno y su vínculo con el pueblo que lo votó, y con el que no lo votó también.