OPINIóN › SIETE DíAS EN LA CIUDAD.
El gobernador Lifschitz introdujo el tema de la reforma de la Constitución de Santa Fe con intenciones de que esta vez se concrete. El ruido que hizo en el interior del Frente Progresista y en la oposición. Cómo se construyó el apoyo al aumento del boleto de colectivos en Rosario.
› Por Leo Ricciardino
No son pocos dentro del Frente Progresista Cívico y Social los que creen que el gobernador Miguel Lifschitz "compró" un nuevo problema para la coalición al introducir en la agenda la necesidad de la reforma de la Constitución provincial. Encima, no dio precisiones sobre si se abstiene o no de ir él mismo por un nuevo mandato. "Debería autoexcluirse porque él juró con la vieja Constitución", no dudó el diputado peronista Roberto Mirabella, pero en rigor aún no se produjo nada parecido al renunciamiento. En el entorno de Lifschitz dicen que aún no se volcó ningún núcleo de coincidencias básicas como para empezar a hablar de la reelección del gobernador, que es un tema que sensibiliza hacia afuera y hacia adentro.
Lifschitz lanzó el tema a su estilo. Sin demasiadas vueltas, convocó a la "mesa chica del Frente Progresista" dos viernes antes del anuncio que haría finalmente en su mensaje a la Legislatura el 1º de Mayo pasado. Lo hizo en su oficina de Balcarce y Córdoba, donde les comunicó sus deseos a socialistas y radicales. Es importante aclarar que en ese momento nadie sabía el objeto de la convocatoria. Hubo algunas muecas de sorpresa, varios mentones fruncidos, pero finalmente todos se repusieron y se mostraron conformes para que el gobernador incluyera el tema en su importante discurso ante la Asamblea.
Si bien no existen demasiados argumentos para impedirle a Lifschitz que no vaya adelante con el proyecto, al igual que lo hicieron sin éxito sus predecesores; la reunión de la semana siguiente a la citada no fue en el mismo tono. Primero que todo, Lifschitz ya no asistió a la convocatoria y en su lugar envió al ministro de Gobierno Pablo Farías, quién será formalmente el encargado de la ronda protocolar sobre el tema con los partidos políticos. Las fuentes consultadas indican que no la pasó para nada bien Farías ante los embates sistemáticos de los diputados Antonio Bonfatti y Rubén Galassi, que no pararon de pedirle precisiones sobre el proyecto de reforma que el funcionario no estaba en condiciones de dar.
Uno de los primeros escollos tiene que ver en el cómo encarar la ronda de consultas. Parece que Lifschitz había pensado en los bloques partidarios y no directamente con los partidos políticos. El radicalismo olió la jugada e intentó ir por otro lado en el camino hacia el núcleo de coincidencias básicas para cambiar la Constitución de 1962.
En el seno del socialismo la cuestión no es sencilla. Si se habilita la reelección para el actual gobernador, será prácticamente imposible frenar una interna con Bonfatti que ya es número puesto para competir en 2019 otra vez por el sillón principal de la Casa Gris. Y del lado del radicalismo, el intendente santafesino José Corral tiene todas sus fichas amontonadas en lo que pueda pasar con el gobierno de Mauricio Macri. Si le va bien a Cambiemos en el país, hay futuro. Si no, Corral deberá replegarse nuevamente hacia el radicalismo y olvidar sus coqueteos con el PRO. Todos dicen "para eso falta mucho", pero el primer tester será el año próximo, donde algunos futuros aspirantes se verán obligados a jugar en la de diputados nacionales.
Por todo esto, cuando se la vieron feas adentro del FPCyS a alguien se le ocurrió preguntar: ¿El peronismo ya fue consultado?, ¿va a acompañar la reforma constitucional? Nadie tenía las respuestas porque no habían existido las conversaciones hacia afuera de la coalición oficialista. Pero la respuesta no tardó en llegar. El primero en hablar públicamente fue Omar Perotti y lo hizo con Rosario/12 en la nota que hoy se publica. El senador nacional y uno de los jefes del PJ provincial indicó que es "inoportuno" el momento elegido para proponer la reforma de la Constitución de Santa Fe, después de que más de la mitad del territorio santafesino fuera devastado por inundaciones. Perotti se encargó también de dejar en claro que serán las nuevas autoridades del PJ provincial, con el presidente Ricardo Olivera a la cabeza, los encargados de hablar del tema con el oficialismo. "Por tradición, el peronismo ha sido reformista, pero hay que ver la oportunidad", dijo el senador nacional.
Si bien Perotti planteó una cuestión que muchos repiten ("nadie me pide por la calle: 'Reformen la Constitución provincial ya'), es cierto que es una decisión política que hay que tomar. Santa Fe es la única provincia junto a Mendoza que no tiene una carta magna moderna y que carece de reelección para el gobernador. Las circunstancias para convocar a una Constituyente nunca serán las propicias. Hoy pueden ser las inundaciones, mañana otra cosa, pero el asunto hay que encararlo y la verdad es que ya es medio vergonzoso para la clase política santafesina no conseguir nunca los acuerdos políticos para llevar adelante las modificaciones necesarias.
El esquema planteado por Lifschitz no suena mal: ronda de consultas y acuerdos para declarar la necesidad de la reforma, este año. Elecciones de convencionales constituyentes, junto con los comicios del año próximo. Y deliberaciones para reformar la Constitución, en 2018.
Tarifas en la crisis
Esta semana en el Concejo Municipal de Rosario se vieron a plena luz del día una serie de prácticas políticas que, por lo general, todos dicen repudiar y evitar llevar a la práctica. Pero son las más comunes del ejercicio legislativo. El oficialismo coincidió con el PRO para alcanzar el número de ediles suficientes para llevar el boleto del transporte a 8 pesos ahora y a 8,50 en julio. Cuando ya estaban celebrando, notaron que les faltaba un concejal para tener un quórum y sancionar el despacho de Servicios Públicos. Ahí la oposición hizo valer su opinión e hizo caer la sesión para que no se votara la tarifa del TUP y consiguió una semana más para ver si obtenía más fondos del Estado para amortiguar el golpe sobre los usuarios, sobre los trabajadores. El oficialismo consiguió que el concejal Carlos Cossia disimulara con un proyecto dibujado a último momento, para sentarse y dar quórum y permitir el incremento que el Ejecutivo Municipal estaba buscando. Fin de la historia. ¿Qué intereses hicieron votar al socialismo junto al PRO? ¿Cuáles fueron las promesas para el propio Cossia? ¿Qué hubiera pasado si el gobernador hubiese acercado más dinero para el Fondo Compensador del Transporte? Son todas preguntas sin respuesta, situaciones que sólo pueden entenderse entre bambalinas del Palacio Vasallo. Pasillos a los que casi nadie tiene acceso. Es una práctica política habitual, eso sí: después, que nadie se espante.
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