UNIVERSIDAD › LA QUíMICA VERDE, SURGIDA EN LOS '90, DESARROLLADA EN LA UNR
La labor de los especialistas Spanevello, Suárez y Sarotti dentro de lo que es la química verde no solo se límita a dar clases, sino que también se aplica a un proyecto de investigación asociado al concepto de "prevenir es mejor que curar".
› Por Gonzalo García
Rolando Spanevello, Alejandra Suárez y Ariel Sarotti son investigadores y docentes de la Universidad Nacional de Rosario. Se desempeñan dentro del marco de la materia electiva "Introducción de la química verde", que se dicta en la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas. "Lo que se entiende por química verde surge a mediado de los 90, y en realidad es un enfoque, una nueva forma de entender cómo desarrollar química, desde el punto de vista que prevenir es mejor que curar", definió Spanevello. A partir de este ideal, se apunta a no generar problemas desde el vamos, diferenciándola de la redimición ambiental, es decir, resolver los problemas generados por el mal uso de la química.
"Las sustancias químicas son indispensables para la vida diaria, como por ejemplo el aire que respiramos o el agua que tomamos, que son compuestos químicos. Algunos son naturales y otros fueron diseñados para cubrir ciertas funciones esenciales", marcó Suárez.
Muchas veces la química tiene mala prensa ya que se la asocia con lo tóxico, sin embargo la misma convive en cada uno de los aspectos que se desarrollan en la vida cotidiana. Gracias a grandes avances de la química mejoró, por ejemplo, el aumento de la expectativa de vida. "A la química también se la une con la contaminación, y si bien mucha de ella viene de este tipo de industria, es por eso que surge la química verde, como un nuevo enfoque de ejercerla. Utilizar materias primas renovables es una de las cuestiones básicas, ya que en la actualidad la mayoría vienen del petróleo que en algún momento se va a agotar. Diseñar procesos que sean energéticamente más eficientes o pensar productos biodegradables, es generar nuevos compromisos y metodologías a la hora de hacer química", propone la especialista.
Sarotti precisó que la química verde tiene 12 principios muy claros, los cuales van asociados con un cambio en la forma que se hacen las cosas. "Los años 20, por ejemplo, fue el auge de la petroquímica. Así se crearon muchas cosas buenas pero también se generaron varios problemas, a base de un recurso que en algún momento de la historia de nuestro planeta se va a acabar. La química verde va en relación a la sustentabilidad, con el objetivo de satisfacer las necesidades actuales sin comprometer el futuro de las próximas generaciones. Lo que uno trata de comunicar a los estudiantes cuando hablamos de este enfoque es justamente este cambio de paradigma", describió Sarotti.
La pasión de estos profesionales por esta manera de pensar la química se volcó en la construcción de una asignatura optativa. "No surgió de la noche a la mañana, viene de un trabajo de varios años a base de convicciones personales y convencimiento de que es lo que queríamos enseñar a nuestros estudiantes, y sobre todo la importancia que tiene esta idea para el futuro de la sociedad", comentó Rolando Spanevello.
"Somos profesores de una universidad pública y de un instituto de investigación como Conicet, así que tenemos la posibilidad de trabajar en lo que nos apasiona gracias al aporte de todas las personas. Es un compromiso muy grande, ya que se destina dinero para mejor educación e investigación, entonces nosotros sentimos la necesidad de hacerle un aporte a la sociedad. Apuntamos a una responsabilidad profesional, no solo en nuestro trabajo, también educamos eso", afirmó Suárez.
La asignatura optativa de química verde se da en el último año y no solo cuenta con los estudiantes de Bioquímica, sino también con un gran afluente de Farmacia. En el cursado de la misma, se pregona la responsabilidad en el uso de la química, tanto por parte de profesionales como los que no lo son. La idea es clara: trabajar entre todos para contribuir a la construcción de una conciencia social.
"Hay que comprender que la química y muchas otras ciencias no son las culpables de lo que pasa en el mundo. La verdadera responsabilidad la tienen los que hacen un uso inapropiado de estos conocimientos", reflexionó Sarotti.
La labor de los especialistas dentro de lo que es la química verde no solo se límita a dar clases, sino que también se desarrolla dentro de un proyecto de investigación. "En nuestro proyecto tratamos de generar nuevos productos que sirvan de materia prima a partir de desechos. En este momento estamos apuntando a trabajar con desechos de celulosa, o sea de pasteras o de la industria aceitera. La cáscara de soja es esencialmente celulosa y luego de que cumple su objetivo en lo que es el cultivo, se desecha ya que no tiene un valor nutritivo", explicó Spanevello.
La celulosa es el biopolímero más natural que existe sobre la tierra. Se puede encontrar en muchos lugares, como por ejemplo en la fibra algodonosa del famoso palo borracho, la cual no tiene grandes aplicaciones en ese estado. Este proyecto se propone estudiar todos los nuevos usos que se le puede dar a esta materia prima residual para convertirla en un compuesto de alto valor agregado que sea útil para otras funciones. "Como la celulosa está construida por cadenas repetitivas, nuestro trabajo es tratar de cortarlas para degradarlas en moléculas más pequeñas, y a partir de este proceso surge una segunda etapa que tiene como objetivo ver en qué las podemos aplicar. Gracias a este desarrollo ya hemos tenido una solicitud de patente a través de Conicet y Universidad en el Instituto Nacional de Propiedad Intelectual (Inpi)", precisó Suárez.
"A partir de esta molécula nosotros estamos poniendo a punto su utilización en varias áreas de interés. Una de ellas es desarrollar catalizadores, que es básicamente una sustancia química que altera el desarrollo de una reacción, la cual dotamos de características especiales que nos permite obtener las moléculas en las formas indicadas para que tengan una aplicación determinada. Por otro lado, estamos desarrollando compuestos con actividad biológica, los cuales estamos evaluando en distintas líneas tumorales y están mostrando una actividad muy interesante. Y, por último, tenemos otra rama, en donde comenzamos a pensar este producto como un material de partida para sintetizar moléculas más complejas, que puede convertirse en un intermediario para la síntesis de productos naturales. O sea como un ladrillo para la formación de moléculas de composición más complejas", puntualizó Sarotti. Esta iniciativa es un proyecto de investigación que todavía está en desarrollo. La idea es que a partir de este compuesto que se obtiene de un recurso renovable, transformarlo en algo que tenga valor agregado.
"A lo largo de estos años hemos presentado el proyecto en muchos congresos y conferencias, en donde por suerte hemos recibido una devolución positiva que nos da la pauta de que lo que estamos haciendo es interesante y útil para la sociedad. Uno no trabaja para los premios pero lo motiva para buscarle nuevos horizontes al proyecto", sintetizó Suárez.
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