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Se trata de Héctor Di Mónaco. Una especialista en violencia y acoso laboral cree que tuvo expresiones que no se condicen con el cargo al tildar "al lesbianismo como patología".
› Por Alicia Simeoni
La abogada laboralista y especialista en casos de violencia y acoso laboral Susana Treviño reclamó ayer al directorio del Colegio de Abogados de Rosario que en la próxima reunión, pasado mañana, trate la situación de Héctor Di Mónaco, el actual titular del Instituto de Derechos Humanos de la entidad ya que considera que tuvo expresiones que "no condicen, justamente, con la defensa de los derechos humanos". Treviño explicó a Rosario/12 que ella patrocina a Roxana Martínez, una mujer que ahora tiene 39 años y que fue brutalmente hostigada por una empleada laica y jerárquica del Colegio Verbo Encarnado en el que trabajaba como empleada administrativa. Según la letrada, al contestar la demanda, Di Mónaco se refirió a Martínez utilizando términos discriminatorios y homofóbicos, tales la referencia a la "patología" que supone el "lesbianismo" y a que de todos modos esa "patología" no era impedimento para trabajar en una institución educativa religiosa.
Treviño elevó ayer una nota al presidente del Colegio de Abogados de Rosario en la que le pide explicaciones acerca de la razón por la que se sostiene al frente del Instituto de Derechos Humanos de la institución, al profesional Héctor Di Mónaco. Este hombre patrocina al Colegio Verbo Encarnado y a criterio de Susana Treviño, Di Mónaco tuvo expresiones que están reñidas con las que debería tener quien esté comprometido con la defensa de los derechos humanos.
En el 2004, Treviño presentó una demanda que quedó radicada en el juzgado laboral de la 5ª Nominación a cargo de Enrique Girardini por el acoso y la violencia que sufrió Martínez por parte de una superiora en jerarquía. Ayer Treviño puso en conocimiento del directorio del Colegio la utilización de un lenguaje prejuicioso y discriminatorio por parte del abogado cuando contestó esa demanda.
En esa oportunidad Di Mónaco sostuvo -dijo Treviño a Rosario/12 - que nunca se había acusado a Roxana Martínez de padecer la "patología" que supone el "lesbianismo" y aclaró que "esa patología no es incompatible con el desempeño en un colegio religioso".
Treviño solicita en la nota que dirige al presidente del colegio Arturo Araujo que en la próxima reunión del directorio de la institución se trate el tema y se tome en cuenta los antecedentes del profesional "y los motivos que hicieron necesaria la creación de un Instituto de Derechos humanos" en el ámbito del colegio. "Me resulta inadmisible que una persona que se expresa de esa manera sea quien está al frente del colegio", dijo.
La especialista en mobbing también informó a Araujo que la profesional que es presidenta de la Comisión de Jóvenes Abogados, Sandra Mastandrea, que estuvo en la organización de las Jornadas sobre Violencia Laboral que se hicieron ayer en la Casa del Foro tuvo expresiones de desvalorización hacia el tema. "Mastandrea manifestó que el tema de la violencia laboral no tiene trascendencia por cuanto es sorprendente y preocupante" que quien está al frente de una comisión como la mencionada "no comprenda lo que sucede en el mundo del trabajo para representar dignamente a las abogadas y los abogados jóvenes", expresó Susana Treviño.
Cabe recordar que Roxana Martínez fue despedida del Verbo Encarnado después de 14 años de trabajo "en los que no tuvo inconvenientes en el trato con el personal del establecimiento, entre ellos los profesores y tampoco con los padres". Martínez, tal como relató Treviño comenzó a ser hostigada por una empleada laica, una superior jerárquica "que la denigraba, se reía de ella y hablaba mal de su persona ante profesores y padres", una situación que le produjo a la mujer un grave daño psicofísico: "Perdió 40 kilos de peso, el cabello e hizo dos intentos de suicidio". Roxana Martínez había comunicado a la escuela la situación que padecía "pero la institución no hizo nada y el detonante final fue que la misma persona que la hostigaba la tildó de 'lesbiana' y de tener relaciones sentimentales con una religiosa", explicó la abogada.
Martínez señaló que respeta la orientación sexual de cada persona pero dijo que "ella no es lesbiana ni tuvo la relación que se le atribuyó". A partir del despido no pudo insertarse laboralmente porque cuando mencionaba sus antecedentes laborales "se informaba con pésimos datos" y el daño hacia ella "continúa" insistió Treviño.
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