Cuatro alumnos que cursan el último año del Polimodal en la Escuela Superior de Comercio, quedaron libres luego que el Consejo de Conviviencia de la institución les aplicara 15 amonestaciones, que sumadas a las 6 que arrastraban por "inasistencias masivas", los obligará a rendir todas las materias en diciembre y marzo si quieren conseguir el título. Los estudiantes pasaron la noche del 30 de octubre escondidos dentro del colegio, defecaron en cajón de un escritorio que dejaron en el baño, y orinaron en los pasillos. "Se quedaron a dormir como una broma de estudiantes, defecaron en un cajón y lo colocaron en el baño, ellos dijeron que fue por una necesidad y urgencia", contó Nicolás Pinery, presidente del Centro de Estudiantes y compañero de curso de los alumnos suspendidos, quien sostuvo que las medidas tomadas "no son constructivas". La madre de uno de los chicos indicó que a los estudiantes "los dejaron libres sin tener en cuenta sus antecedentes".

Todo había empezado como una broma. La idea de los cuatro chicos que cursan el tercer año del Polimodal del Superior de Comercio turno tarde era dormir dentro del edificio. Aprovechando que solamente hay una persona que vigila la escuela en la noche, los alumnos se escondieron en la sala de mantenimiento que se encuentra en la terraza.

Cuando un ordenanza abrió la escuela a la mañana siguiente, y realizó la inspección habitual, encontró a los cuatro chicos durmiendo en la sala de mantenimiento, lugar al que no tienen acceso los estudiantes. Al ser descubiertos, los alumnos aprovecharon la confusión y salieron de inmediato del edificio. Cuando los ordenanzas revisaron el baño de hombres descubrieron el cajón con materia fecal y los pasillos orinados.

Consultadas por Rosario/12, fuentes del Superior indicaron que de los cuatro alumnos suspendidos, "dos de ellos tenían buenos rendimientos académicos -lo que sorprendió a las autoridades- otro se llevaba nueve materias, y el otro cuatro". En un principio los chicos negaron ser los responsables de los desmanes, pero al ser indagados por separado uno de ellos confesó la autoría del hecho.

Las autoridades de la Escuela Superior de Comercio llaman, para evaluar faltas mayores, a un Consejo de Conviviencia, ya que la Regencia no puede aplicar más de 12 amonestaciones. Inclusive, cuando los chicos ingresan a la institución, se les otorga tanto a ellos como a sus padres un Reglamento de Convivencia; por lo tanto, los chicos sabían a lo que se exponían cuando decidieron quedarse en el colegio.

El Consejo está formado por cinco miembros: un docente, un preceptor, un alumno, un directivo y un padre. Los integrantes del Consejo deben ser de contraturno, para que no conozcan a los chicos y así conseguir neutralidad. Ellos decidieron entonces aplicar la pena de 15 amonestaciones, que sumadas a las 6 que ya tenían, los dejaron en condición de alumnos libres. La institución, que depende de la Universidad Nacional de Rosario no realizó ninguna denuncia judicial.

Para Nicolás Pinery, titular del centro de estudiantes, "las medidas no son constructivas". Según Pineri, "el error se lo mandaron y tiene que haber castigo; me parece que fue ofensivo para la escuela y para mí, mi escuela es todo". El estudiante cuestionó la metodología y que sus compañeros de curso no hayan tenido la posibilidad de defenderse.

Ana, la madre de uno de los alumnos suspendidos, dijo que la aplicada a los estudiantes es una medida que "no es proporcional a lo que los chicos hicieron, ya que durante seis años fueron buenos alumnos y ahora eso no se considera. Podrían haberles obligado a realizar alguna tarea comunitaria". La madre cuestionó a las autoridades del Superior al señalar que "no puede ser que mi hijo se quede a pasar la noche allí y nadie lo sepa. Me mandó un mensaje diciéndome que dormía en lo de un amigo. ¿Cómo nadie se dio cuenta que estaban allí?".