Jueves, 20 de marzo de 2008 | Hoy
Dijo que lo "llevaron engañado para ir a buscar un maletín" de Beroiz y responsabilizó a Flores de haber efectuado los disparos y tener en su poder un arma blanca. Su madre quedó libre.
Por José Maggi
El joven de 15 años detenido en el marco de la investigación por el asesinato de Abel Beroiz, prestó ayer declaración ante el juez de menores Juan José Carmona. "Juancito" -tal como lo nombró Raúl Flores, el matador del sindicalista- reconoció haber estado en el estacionamiento del Automóvil Club Argentino el 27 de noviembre de 2007, pero aseguró no haber estado en contacto con la víctima, sino a varios metros de distancia. Dijo que lo "llevaron engañado para ir a buscar un maletín" y que se asustó mucho al escuchar los disparos, que lo pusieron rápidamente en fuga. Aseguró que Flores tenía en su poder un arma blanca, que describió antes de que el tribunal se la exhiba, contraponiéndose entonces a la acusación de haberle dato muerte a cuchilladas al dirigente. En tanto su abogado defensor, Alberto Tortajada, reveló que "el menor tenía 14 años al momento del hecho y por lo tanto es inimputable". De igual modo aseguró que su defendido iba a recuperar la libertad ayer mismo, aunque adelantó que la forma iba a ser un tanto sui generis: de común acuerdo con sus padres el letrado pidió el resguardo del Tribunal de Menores. Juan no volverá a su domicilio, sino que estará bajo el amparo del Estado alojado en el IRAR. Ayer en tanto Marisa Zingalle, la madre de Juan, recuperó su libertad.
Tortajada -quien junto a José Alcacer patrocina a Marisa Zingalle y a su hijo- reveló a Rosario/12 que "Juan hizo una declaración de común acuerdo entre la defensa y los padres, así que no la llamaría una declaración formal, sino una información al tribunal, que es lo que legalmente corresponde. Lo que ha manifestado el chico es el conocimiento del hecho, pero dijo que no participó directamente en la comisión del homicidio, sino que fue a otra cosa".
Según trascendió el menor relató que lo habían pasado a buscar alrededor de las 6.30 de la mañana del 27 de noviembre por su casa de Corrientes 1840, "para ir a buscar un maletín". Sin embargo el menor indicó que se empezó a preocupar cuando desde una de las rampas del estacionamiento usadas para ascender o descender en los distintos niveles lo vio venir a Beroiz sin maletín alguno.
Tortajada explicó que le pidió al Tribunal el resguardo para preservar la integridad física del chico, es decir que lo tengan contenido en un lugar que no implique su detención. Y el Tribunal lo aceptó dado las circunstancias del caso, y asi lo dispuso el doctor Carmona.
Para el abogado defensor "el resguardo implica una custodia sobre la persona del menor que pienso que en este momento es más necesaria, antes que Juan esté en la calle o en la casa con los padres porque la contención de un chico de 15 años no es la misma que a cualquiera. Por eso esperamos que esta situación se decante pronto y que el chico pueda recuperar su vida normal".
Tortajada también negó de plano una "relación amistosa" de la madre del menor con Flores. "No existe ese tema, nada que ver. La relación del chico con Flores fue por medio de un tercero, que es un jovencito amigo de Juan. La madre lo conoció a Flores porque fue dos o tres veces a la casa de ellos".
El abogado defensor remarcó que "Juan no puede ser materia de penalización porque tenía 14 años al momento del hecho. Tan es así que el pedido de custodia que hemos hecho, ha sido acogido favorablemente por el juez. De otro modo este chico volvería a su casa. No está en la casa por el peligro que significaría que esté allí".
Tortajada no lo dice, pero el fantasma de las presiones sobre la declaración del chico, sobre su persona y sus responsabilidad, y la demostrada incapacidad de su madre para contenerlo, volcaron la balanza para "cuidarlo" alojándolo en una institución del Estado que ya ha demostrado no poder darle contención a los jóvenes allí alojados: el Instituto de Recuperación del Adolescente en Riego (IRAR). Por tan solo recordar un caso, allí estuvo alojado Néstor Salto, un joven sospechado de haber protagonizado el crimen de Luciano Drovandi, muerto de un tiro en el pecho al robarle su moto. Salto murió quemado a incendiarse el colchón donde dormía. Por este caso un reciente fallo judicial exculpó a los responsables del IRAR, y calificó el hecho de accidental.
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