CIUDAD
Sólo cenizas quedarán una vez que las débiles lluvias de este fin de semana y la tarea titánica de los brigadistas; logren extingir las llamas que consumieron miles y miles de hectáreas en el Delta del Paraná. Pero, ¿qué vendrá después de los nuevos pastos? ¿cuál debería ser el destino de este humedal, uno de los más grandes del mundo?, ¿cómo y quien lo protegerá?, ¿hay voluntad de protegerlo?.
› Por Leo Ricciardino
Si no es esta semana, será la otra. Pero el fuego que ardió en las islas por días y días dejando más de 70 mil hectáreas de cenizas; terminará. Por eso, más allá de los pirómanos furtivos enviados por ganaderos para renovar las pasturas, las molestias en las fosas nazales y ojos de porteños y rosarinos; y hasta más allá incluso (si esto fuera posible) de la decena de muertes en accidentes de tránsito originados por el humo y la niebla; lo que ahora viene es el futuro de ese humedal de más de 350 mil hectáreas. Para quienes este fenómeno de las quemas no es nuevo, para quienes han hecho estudios y elaborado documentos en los últimos cinco años; debe haber sido muy difícil estos días escuchar, leer y ver por TV opiniones tan livianas como tontas e interesadas. Pero, superado este "sacrificio", hay quienes se repusieron y comenzaron a hablar convocados por Rosario/12 precisamente para comenzar a pensar en eso: En cómo se renace de las cenizas. Es el caso de Elba Stancich, del Taller Ecologista y del periodista especializado en temas ambientales, Sergio Rinaldi (ver aparte).
Para Stancich, lo que se ve claramente es que "en los últimos diez años, lo único que quedaba libre en el país como área natural bien conservada, eran estos humedales. En el sentido de que desde que se disparó el boom de la soja, la frontera agropecuaria avanzó por nuestros sistemas naturales, como la selva de la Yunga, los montes nativos chaqueños, y muchos otros. Era como que los humedales se conservaban porque además ahí no pueden llegar las cosechadoras, las máquinas pesadas de la agricultura.
-Bueno, en ese sentido, un entrerriano podría decirle a un santafesino: "Está bien ustedes se quejan por las quemas, pero ¿que ha hecho Santa Fe para cuidar su frontera agrícola?".
-Claro. El continente se disparó, ninguna provincia lo pudo parar y, es más, hubo claros lobbies de diputados y senadores de las provincias para que esto no pare. Nosotros lo vivimos en la ardua lucha por la Ley de Bosques. Ahí vimos claramente la fuerza que se hacía para que esa norma no saliera, porque es una ley que realmente puede llegar a determinar un parate, cuando queda muy poco para preservar -digamos la verdad- pero al menos se logró. Y en el caso de los humedales lo que pasó es que la última frontera que se encontró para "invadir" como ecosistema y fue el lugar para la ganadería. El gran disparador fue también la Ley de Arrendamiento de la Provincia de Entre Ríos que puso en alquiler todas las islas fiscales. Para el departamento Victoria solamente, esto determinó 160 mil hectáreas disponibles para el arrendamiento. Teniendo en cuenta que esto sería más o menos, el 10% de la extensión total del Delta del Paraná.
Para esta estudiosa y defensora del medio ambiente, hay que ver lo que pasa en las islas del Paraná, no sólo frente a Rosario y Buenos Aires. "Las vacas están desde Formosa. No es que sólo están en el Delta, desde Formosa para abajo hay ganadería en las islas del Paraná. Y la gente de Proteger nos informó en estos días que en el departamento General Obligado y 9 de Julio (en el norte santafesino), habían incendios a lo loco. Y que la ruta que va bordeando la costa, estaba llena de animales muertos, de víboras y bichos de todo tipo que trataban de escapar y morían ahí en la ruta. Esto para mostrar que no es algo exclusivo del Delta del Paraná".
El departamento Victoria tiene en total 500 mil hectáreas, de las cuales 360 mil son las que están declaradas por el Municipio de Victoria como área Natural Protegida. Y el resto, son las 160 mil para arrendar y la diferencia, son de propiedad privada. "Pero hay que aclarar que esta `protección' es sólo una categoría municipal sobre la que nunca se aplicó un plan de manejo. Es una mera ordenanza y para un municipio es muy difícil manejar semejante extensión de tierras", dice Stancich y agrega que por eso "nosotros en la propuesta que presentamos lo primero que decimos es que esas 360 mil hectáreas habría que recategorizarlas para que haya ahí una protección provincial. Entonces la provincia de Entre Ríos podría tener lógicamente más estructura y apoyo para el control de esas tierras. Después, la otra propuesta es reever la Ley de Arrendamiento que dice que se alquila por tres años con posibilidad de renovar otros tres, como se abrió a fines del 2006, lo mínimo que tiene hoy un arrendatario de esas tierras es hasta fines de 2009. Lo que debería hacer el gobierno ahora es que si se detecta que uno de esos arrendatarios es responsable de iniciar quemas no autorizadas, lo mínimo sería no renovarle el contrato de alquiler por tres años más. Y rescindirle el contrato, porque en la ley hay artículos muy claros respecto a las quemas". Para la titular del Taller Ecologista, otro paso, posterior "sería presentar una legislación de amplia protección. Incluso, la legislación permite hacer figuras mixtas: Según la categoría de protección son las actividades que permitís o no hacer en ese lugar. Esto significa que en un área de la isla donde vive gente, que siga viviendo gente. El tema es fijar los criterios para saber cómo se pueden desarrollar determinadas actividades y a la vez proteger el área".
-Ahora, acá no hay una conciencia como puede haber en cualquier persona común que sabe que debe proteger lugares como los bosques de arrayanes y demás. Acá, se dice: `Esto son todos espinillos que se quemen y vuelven a crecer más fuertes...'.
-Bueno, eso es falso. Porque el yuyo o pajonal, que se desprecia de manera peyorativa está cumpliendo una función que es esencial dentro de ese ecosistema. Por algo hay una convención internacional exclusivamente para los humedales. Es la única convención que protege un ecosistema en particular. Por otro lado, esto es parte de un corredor de humedales que arranca en Brasil por lo tanto el flujo que hay de especies es importantísimo, hay varias especies en peligro de extinción dentro de la biodiversidad caracterizada en la zona. Y la amenaza es siempre exclusión de hábitat: Es decir, se reduce el ámbito donde determinados animales viven y se reproducen.
-Ahora se sabe que la inauguración del Puente Rosario-Victoria, multiplicó por sí solo la actividad ganadera en las islas...
-En tres años, desde el 2003 que se inaugura el puente, había cuatro veces más cabezas de ganado. Sin duda que ese fue un factor muy importante. Ahí hubo como dos cosas. Nosotros en nuestro primer documento de 2004 decíamos esto es una consecuencia indirecta del puente, cuando se registró la primer quema grande que afectó tanto a Rosario. Pero en otros lugares de islas en el norte, donde no hay puentes, igual se llevaban las vacas a las islas. Siempre eso fue muy común, pero era a una escala controlable. El puente aquí es como disparó el fenómeno. El tema es la escala: Cien mil cabezas de ganado generan un carga orgánica (por las eses) similar a una ciudad de 2 millones de habitantes. Y eso genera un exceso de nutrientes que a su vez requiere más oxígeno y esto es como que se desequilibra y saca oxígeno del agua, de los riachos y eso puede poner en riesgo el funcionamiento del ecosistema. Es decir que la alteración a la biodiversidad del lugar es importante, pero esto no significa que no se pueda tener vacas. Es una cuestión de escala. Nosotros ahora vamos a encarar un trabajo que nos va a llevar más de un año para determinar precisamente cuáles son las cargas que puede soportar el humedal, y ver a partir de ahí las actividades productivas compatibles en una proporción adecuada. Porque no sólo es ganadería, habría que estudiar qué otro tipo de actividades productivas que no se están haciendo podrían hacerce, conviviendo con flora y fauna silvestre sin poner en riesgo la zona, se puede hacer.
-¿Qué pasa con el fuego, se puede seguir quemando para renovar pasturas?
-Bueno, es lo mismo que la ganadería. Acá lo que pasó es una cuestión de escala. Porque la gente que tenía vacas en las islas desde siempre quemó pastizales y nunca produjo un descalabro de nada. El problemas es cuando cada vez más gente empieza a tener cada vez más vacas y todos queman a la vez. Incluso, el INTA dice en qué momento, en qué tipo de suelo, se pueden hacer quemas sin producir daños. Pero a este nivel, es imposible de controlar semejante cantidad de fuegos. Por eso, lo único bueno que hizo el gobierno de Entre Ríos fue prohibir las quemas en la ley de arrendamiento porque sabía que no las iba a poder manejar a esa escala. Bueno, después no pudo controlar las quemas ilegales pero al menos hay una herramienta legal para penalizar a los infractores.
-¿Cuál sería la protección adecuada para este humedal?
-Nosotros barajamos todas las alternativas de protección posible. Porque ninguna ong, ningún político, ningún secretario de Medio Ambiente, tenemos la verdad sobre qué es lo mejor para esa zona. Así que nosotros lo que proponemos siempre es conformar un equipo que concentre la toma de decisiones entre las dos provincias y el Estado nacional, y ongs. Pero también invitemos a técnicos, a la gente de Parques Nacionales para discutir qué es lo mejor lo más adecuado para esta zona. Hay gente de Parques Nacionales que está convencida de que hay que ir directamente a un Parque Nacional, que es la máxima protección y esto también trae mayor presupuesto para el control del área. Pero nosotros decimos que puede haber figuras combinadas y también trabajamos sobre lo que puede ser posible. Porque a lo mejor uno piensa que lo ideal sería tal proyecto pero después resulta que es imposible reunir el apoyo o el consenso político para llevarlo a la práctica.
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