CIUDAD › NO HUBO DIRIGENTES LOCALES EN EL PALCO DE LOS POLíTICOS DEL ACTO EN EL MONUMENTO
La convocatoria de las entidades rurales fue masiva, con los dirigentes que dieron discursos con sus matices. El socialismo eligió participar desde el llano, como Elisa Carrió. Pero Rubén Giustiniani se quedó en Santa Fe, con Binner.
En una movilización de 170 mil personas, según la policía provincial y Gendarmería, y 300.000, según los organizadores; el Monumento a la Bandera concentró ayer los reclamos de las cuatro entidades patronales del campo. Los memoriosos aseguran que fue el acto más multitudinario después del cierre de campaña de Raúl Alfonsín, en el mismo lugar, en octubre de 1983. Los dirigentes ruralistas expresaron sus matices pero se aunaron con los asistentes para cantar consignas como "el que no salta es un pingüino" y "si esto no es el pueblo, el pueblo adonde está". Más desconcertante fue, para muchos, la lectura de la carta de la Abuela y Madre de la Plaza 25 de mayo, Darwina Galicchio, quien entregó su adhesión al presidente de la Federación Agraria Argentina, Eduardo Buzzi. En la antesala del acto central, mientras figuras de la política nacional ávidas de prensa, como Alberto Rodríguez Saa, Juan Carlos Blumberg y Raúl Castells, se plantaron en el corralito montado para la dirigencia política; el intendente Miguel Lifschitz prefirió mezclarse entre la gente, y eludir el trato con los periodistas. El jefe comunal merodeó el palco pero no amagó a entrar en el corralito de los ilustres. Sabía que era, por esas horas, una figurita difícil, y prefirió alejarse de las cámaras. Tal como lo había adelantado, el gobernador Hermes Binner se quedó en Santa Fe, al frente de los actos oficiales por el 25 de mayo.
Lifschitz llegó hasta el acto, acompañado por la directora de Comunicación Social, Alejandra Matheus, y el secretario de Gobierno, Horacio Ghirardi. Sus colaboradores argumentaron que prefería el perfil bajo, y que no se contactaría con los medios. A quienes lo invitaron al palco, les dijo que concurría al acto como "un ciudadano más" y dijo que prefería estar "como Lilita, entre la gente". No sólo la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, se mezcló entre la gente. También el ex intendente de Córdoba, Luis Juez, prefirió pasar el acto fuera del palco.
De los locales, además de Lifschitz, se cruzaron entre la gente las diputadas nacionales Mónica Fein y Silvia Augsburger. "Esperamos que la masividad de la convocatoria haga reflexionar al gobierno", dijo Augsburger, presidenta del bloque Socialista en la Cámara de Diputados. El legislador provincial Raúl Lamberto y el senador por el departamento Rosario Juan Carlos Zabalza también estuvieron dando vueltas. Aunque el Partido Socialista había anunciado su adhesión al acto, la máxima autoridad partidaria, Rubén Giustiniani, también eligió quedarse en Santa Fe. Y pese a las especulaciones sobre su presencia, tampoco Carlos Reutemann estuvo en el Monumento.
Con Julio César Orselli como un enfervorizado conductor, el acto tuvo una seguidilla de oradores. A Alfredo de Angeli (ovacionado como "Alfreedo") le tocó pedirle a la gente que espere hasta el martes, y advertir que después de ese día volverán las acciones directas. El titular de Coninagro, Fernando Gioino, hizo el discurso más conciliador, recordó el grito de Alcorta, habló en nombre de pequeños y medianos productores y se ocupó de subrayar las consecuencias de la política de los años 90. En tanto, el presidente de la Sociedad Rural, Luciano Miguens dijo querer que "a este gobierno le vaya bien, pero que también se entienda que sin el campo será muy difícil".
Más allá de las permanentes alusiones de los dirigentes al matrimonio Kirchner, los concurrentes eligieron chiflar con más fuerzas a los gobernadores. Le exigieron a De Angeli que los mencione desde la tribuna, sólo para manifestar su repudio. Y el abucheo fue abrumador cuando Mario Llambias, de Confederaciones Rurales Argentinas, dijo que "a todos los gobernadores los elige el pueblo, y a él se deben, no al cheque de la Casa Rosada". Fueron el blanco de la bronca. Por el palco de los dirigentes políticos se paseaba un hombre con un inodoro sobre los hombres, sobre el que podía leerse: "El monumento a los gobernadores K. ¡Cagones!".
El final, a cargo de Buzzi, trajo también una de las mayores sorpresas de la jornada. Además de decir que "el matrimonio Kirchner es un obstáculo para el desarrollo del país", el dirigente agrario leyó la carta de la Abuela y Madre de Plaza de Mayo, Darwina Galicchio, quien recuperó en 1987 a su nieta Ximena Vicario. "Los chacareros no provocan el saqueo. Sabemos quien es el enemigo, desde el 24 de mayo de 1976. Estoy en contra de la extranjerización de la tierra y por la distribución de la riqueza", leyó el dirigente agrario, quien subrayó otro párrafo donde Galicchio se refería a los gobiernos que "defraudan a la gente". Aunque Buzzi trató de arengar a los asistentes para que cantara "Madres de la Plaza, el pueblo las abraza", no lo logró. Esa consigna no tuvo predicamento en el público.
Antes, la histórica militante había dicho a Rosario/12 que estaba allí por su afinidad con Federación Agraria (de hecho, estaba sentada con una bandera de la entidad entre sus manos) y no quiso entrar en detalles sobre la retenciones móviles. "Defiendo mis convicciones, como lo hago desde hace 30 años", dijo, antes de afirmar que no quería "entrar en polémicas".
Desde temprano, la gente se acercaba en sus camionetas 4x4 hasta las cercanías del Monumento. Había de todo, porque las huestes de Movimiento de Jubilados y Desocupados de Raúl Castells rompía la monotonía de camperas Cardón y botas de cuero. La desconcentración fue en el mismo tono. Los restaurantes y parrillas cercanos se llenaron de gente, y muchos hablaban por celular con sus parientes que habían quedado en el hogar.
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