CIUDAD › INVASIóN DEL RECINTO Y SERIOS INCIDENTES FUERA DEL CONCEJO MUNICIPAL
En el momento de la votación, un grupo de jóvenes invadió el recinto. Hubo trompadas e insultos a los ediles. Afuera fue peor: los manifestantes arrojaron piedras e incendiaron la puerta principal del Concejo. La policía respondió disparando gases lacrimógenos y balas de goma.
› Por Guillermo Zysman
En una sesión escandalosa que incluyó invasión al recinto, trompadas, serios incidentes en las afueras del Palacio Vasallo, piedrazos, disparos de la policía y destrozos, el Concejo aprobó ayer el aumento del boleto que ahora costará 1.60. Al momento de la votación, la oposición en pleno se retiró del debate que duró algo más de una hora y en el preciso instante que los once concejales socialistas levantaban sus manos -Juan Rivero dio quórum pero se abstuvo como había anunciado- parte de los militantes que ocupaban la barra saltaron la baranda y agredieron a ediles y asesores. De todas formas, la mayor tensión se vivió minutos más tarde fuera del Concejo, cuando integrantes de agrupaciones barriales y de izquierda arrojaron baldosas y piedras al frente del edificio e incendiaron la puerta principal. La policía respondió disparando gases lacrimógenos y balas de goma. Cuatro agentes policiales resultaron heridos. Desde el Polo Obrero advirtieron que la votación no se había concretado, razón por la cual dijeron desconocer el incremento tarifario e incluso amenazaron con recurrir a la Justicia para impugnar la suba en el transporte urbano.
La de ayer en el Concejo fue una jornada cargada de tensión. Desde temprano decenas de militantes estudiantiles, barriales, de organizaciones sociales y partidos de izquierda pugnaban por entrar al Palacio Vasallo para hacer sentir su rechazo al incremento tarifario.
Con la presencia de Rivero el socialismo tenía garantizado el quórum que no tuvo tres semanas atrás pero nadie se animaba a descartar incidentes. El timbre sonó pasado el mediodía y a las 13.15 con el quórum confirmado la oposición bajó al recinto.
Inicialmente se trataron proyectos menores, hasta que se llegó al mensaje del intendente Miguel Lifschitz que proponía llevar el viaje convencional de 1.40 al peso con 60 centavos. Cuando Miguel Pedrana, presidente de la Comisión de Servicios Públicos y miembro informante del PS quiso iniciar su argumentación los gritos de la barra eran tan altos que no se lo podía escuchar. Intentaba explicar que el aumento era a raíz de la inflación y la discriminación de la Nación hacia el interior a la hora de repartir los subsidios al transporte.
"Hay que saltar, hay que saltar, el que no salta quiere aumentar", "ni socialista ni popular es la derecha que gobierna la ciudad", disparaban los jóvenes. "Caradura, tomate un bondi la puta que te parió", le cantaron ya a título personal. "Me lo tomé toda la vida, ustedes no son representativos del movimiento estudiantil", les respondió Pedrana. Una bombita de olor arrojada desde la tribuna sumó un ingrediente bizarro a una tarde que ya venía más que movida.
El presidente del Concejo, Miguel Zamarini decidió pasar a cuarto intermedio "para que se proceda al desalojo". Un exabrupto que no llegó a concretarse. El bloque oficialista se reunió para definir qué actitud tomar tras percibir que los ánimos estaban realmente exacerbados.
"No podemos dejar que 50 pibes que no representan a nadie no nos dejen sesionar", dijo uno de los concejales socialistas. Zamarini recogió el guante y llamó nuevamente a sesión. Ya eran las 14.
Los ediles no habían terminado de sentarse en las bancas cuando el ruido era nuevamente ensordecedor. El justicialista Arturo Gandolla pidió un nuevo cuarto intermedio pero el griterío era tal que el titular del bloque oficialista Manuel Sciutto propuso que se cerrara la lista de oradores y se pasara a votar inmediatamente. "Nos oponemos tajantemente, nos limitarían el derecho a expresarnos y sería un escándalo", advirtió Gandolla. Más conciliador, Zamarini intentó convencer a la irritada barra que dejaran escuchar a los concejales "que incluso muchos de ellos van a votar contra el aumento, de lo contrario se vota ya. Acá hay un reglamento y se tiene que cumplir".
Los decibeles bajaron y pudo iniciarse el debate. Ante cada intervención incluso opositora los jóvenes chicaneaban e insultaban. Gandolla tuvo que esperar que terminaran de cantar el himno para justificar el voto negativo del bloque que preside. "Lo único progresista de esta gestión es el progreso de la tarifa que no para de subir", ironizó para después cuestionar la "perversa estructura del sistema que beneficia con los mejores recorridos a las dos empresas privadas y condena a las dos públicas con los tramos deficitarios".
Desde el ARI, Carlos Comi reconoció que "los costos del sistema subieron", pero aclaró que su voto por la negativa se debía a que "la tan anunciada mejora en el servicio no se ha concretado, los que salen de sus casas a trabajar no saben a qué hora llegan".
El radical Jorge Boasso arrancó diciendo que "a la administración socialista hace tiempo que no se le cae una idea". "Pero fuiste en la lista con ellos", le enrostró alguien desde la tribuna. Según Boasso, "este gobierno no tiene nada de socialista, tiene relaciones carnales con los empresarios como Benito Roggio y Pescarmona a quienes sumaron a la Mixta a cambio de prorrogarles la concesión de la basura. Mientras, hablan de participación y ni siquiera hacen funcionar el Consejo Consultivo del Ente para conocer la opinión de los usuarios".
Fernando Rosúa (Encuentro por Rosario) aseguró que el modelo de transporte que lleva adelante el municipio "está agotado y se está desmoronando, la gente se queja de las malas frecuencias y de los cambios de recorridos y el Ejecutivo no responde nuestras dudas".
El discurso más lúcido lo pronunció Osvaldo Miatello (PJ). "El problema acá es que el sistema perdió del 94 a la fecha 90 millones de pasajeros transportados, hay que recuperarlos con un buen servicio, así el sistema sería más productivo y no haría falta aumentar la tarifa", planteó para después recordar los incumplimientos del Ejecutivo "a la hora de implementar recorridos barriales, interdistritales y troncales".
Los ánimos terminaron por exaltarse cuando Rivero pidió permiso para abstenerse. A los gritos defendió su postura mientras los militantes lo tildaban de "traidor" y le preguntaban por los 30 mil desaparecidos y su militancia en la defensa de los Derechos Humanos. "Por todas esas cuestiones doy quórum y me abstengo", se defendió el edil. La oposición se opuso a la abstención pero el PS se la concedió.
Zamarini se aprestaba a someter el proyecto a votación cuando estalló el escándalo. La oposición en su conjunto abandonó el recinto y en el preciso momento que los once socialistas estaban por levantar sus manos unos 30 militantes saltaron el cerco e invadieron el recinto. Hubo trompadas, empujones, gritos y corridas. Los asesores salieron en defensa de los concejales y la policía detuvo a algunos de los pibes.
Lo peor llegó después. Afuera un grupo que no había logrado ingresar al Palacio Vasallo se enteró del desenlace de la votación y de los militantes demorados. Empezaron a tirar piedras y baldosas contra el frente. Después lo hicieron contra el cordón policial que se defendía con sus escudos y cascos. Algunos agentes empezaron a tirar gases lacrimógenos y balas de goma. Fueron 20 minutos de extrema tensión. "Hay criaturas, paren de reprimir", suplicaban las madres de los militantes.
La puerta principal ardía fuego y el edificio, con los concejales adentro, corría riesgo de incendiarse hasta que llegaron los bomberos y lograron sofocar el foco. Los militantes que habían sido demorados salieron del Palacio, lo que apaciguó los ánimos. A media tarde, de a poco los jóvenes empezaron a desconcentrarse.
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