Lun 19.12.2005
rosario

CIUDAD

Ya no se queman restos patógenicos, pero falta mucho para "basura cero"

El Concejo sancionó una ordenanza que prohíbe incinerar residuos
patogénicos, aunque la ciudad aun se debe una norma que apunte a
la "basura cero", es decir el reciclaje de toneladas de desperdicios.

Si bien el Concejo sancionó hace dos semanas una ordenanza que prohíbe la incineración de residuos patogénicos, Rosario todavía no cuenta con una norma que establezca un plan de "basura cero". Es decir que paulatinamente los residuos dejen de depositarse en rellenos sanitarios, para aprovecharlos integralmente a través de la recuperación de materiales orgánicos e inorgánicos. "Nuestra ciudad comete la hipocresía de enterrar sus residuos sólidos urbanos en un relleno sanitario ubicado en la localidad de Ricardone, a 25 kilómetros de distancia", dijo Sergio Rinaldi, miembro del Taller Ecologista, que junto a otras entidades a mediados de año presentó un programa de "basura cero" para Rosario.

La ordenanza que prohíbe la quema de residuos patógenos fue presentada por Pablo Javkin (ARI) y cierra la posibilidad al tratamiento de residuos por medio de esta tecnología, obligando a los efectores de salud a tratar sus residuos mediante métodos alternativos. Con la sanción de esta ordenanza las dos principales ciudades de la Argentina, Rosario y Buenos Aires, han prohibido ya la incineración de residuos patogénicos, marcando una tendencia que se extiende a otros doce municipios del país. Entre ellos los santafesinos de Granadero Baigorria, Totoras, Villa Constitución, Coronel Bogado, Casilda y Capitán Bermúdez. Internacionalmente la incineración se considera una tecnología obsoleta y cada vez más países optan por métodos menos nocivos para tratar sus residuos.

La incineración de residuos emite al ambiente sustancias tóxicas como dioxinas, furanos, mercurio, plomo, cadmio, cromo, bifenilos policlorados (PCBs), entre otras. Estas sustancias provocan diversos problemas en la salud, como alteraciones en los sistemas endócrino e inmunológico, malformaciones congénitas, problemas en el sistema nervioso central, daños en los riñones y los pulmones y cáncer. "El hecho que las dos ciudades más grandes del país hayan prohibido la incineración de residuos patogénicos muestra que hoy en día es posible dar un tratamiento a estos residuos sin utilizar métodos tan contaminantes como la incineración", dijo Gladys Enciso, de la Coalición Ciudadana Anti-Incineración.

Por su parte, Rinaldi destacó que "este logro no solo es del Taller Ecologista sino también del Centro Ecologista Renacer de Villa Constitución, ya que se intentaba darle a la ordenanza local el mismo espíritu que la Ley Baltroc, sancionada a fines del 2002 en Buenos Aires. Rosario, si bien prohibía la incineración en su jurisdicción, envió durante mucho tiempo a incinerar sus residuos al horno que se encuentra en Empalme Villa Constitución, y que ahora se le prohíba por ordenanza al municipio rosarino contratar empresas de afuera, completa el vacío que teníamos".

Pero la lucha del Taller Ecologista se centrará ahora en que Rosario tenga aprobado por ordenanza su plan de "basura cero", presentado este año en conjunto con otras organizaciones ambientalistas y vecinos afectados. "Con el antecedente de la flamante e importante Ley de Basura Cero que se aprobó en Buenos Aires, insistiremos para que Rosario también tenga una ordenanza similar", agregó el militante ecologista.

La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con el reciclado de residuos a gran escala, se plantea como objetivo que en doce años se reduzcan en un 75 por ciento los envíos a los rellenos sanitarios. La iniciativa, que cuenta con el apoyo de la organización ambientalista Greenpeace, prevé reducir en un 50 por ciento la cantidad de desperdicios enviados a los rellenos sanitarios para 2012 y en un 75 por ciento para 2017.

Mientras, en Rosario se generan por día 600 toneladas de residuos, de los cuales un tercio podría ser reutilizado. Pero en la actualidad solo se recicla menos del uno por ciento, a través del programa municipal Separe, que alcanza a cerca de 25 mil familias encargadas de procesar los residuos provenientes de los cinco barrios donde los vecinos tienen la posibilidad de depositarlos en distintos contenedores: los verdes para basura orgánica y los naranjas para el resto (madera, papel, cartón, plástico, vidrio, etc.).

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