CIUDAD › FILOSOFíA EN POLíTICA, EL LIBRO DE JUAN GIANI PARA PENSAR DE MANERA MáS PROFUNDA LA REALIDAD.
Editado por la UNR, el trabajo será presentado el 28 de noviembre por Horacio González, Chiqui González y Agustín Rossi.
› Por Leo Ricciardino
Hay que comprometerse con el texto. Eso piensa el autor de este libro, pero no sólo desde el punto de vista de la producción de los escritos que lo componen; sino que la invitación es para el lector. Para que logre comprender no sólo los significados, también la manera distinta de pararse ante el objeto a comprender, ante el tema tantas veces transitado, tan pocas veces profundizado. Y es que los escritos de Juan Giani reunidos en Filosofía en Política (UNR Editora, 2008), "atraviesan la actualidad -los temas de representación política- como si pudieran verse desde legados culturales más estables", dice Horacio González desde el prólogo. "En el libro hay como un proyecto, una forma de ver la filosofía y la política. A partir de un diagnóstico que dice que dos actividades, dos prácticas, dos saberes como éstos, deberían vincularse de manera más fructífera", explica Giani a Rosario/12 para establecer el hilo conductor de este trabajo que a la vez es síntesis de su propia vida: Giani es Licenciado en Filosofía y un dirigente de fuerte actuación política en los últimos años.
El proyecto del libro fue vincular a estas dos actividades que, al parecer en el pasado, estaban mucho más cerca. La filosofía y la política hoy se desdeñan mutuamente. "En general el panorama que uno tiene hoy es: Una tarea filosófica desinteresada, escindida de lo que es la reflexión sobre la coyuntura, sobre el drama cotidiano de los pueblos. Y por otro lado, una política refractaria a todo lo que no sea una mirada muy empírica, muy inmediatista, muy cuantificada. Por eso, toda la tarea que yo vine realizando, la visión que uno tiene desde hace muchos años y que se intenta plasmar en el libro, es que de alguna forma la filosofía se enriquece al momento de pensar la coyuntura; y por otra parte la política se vuelve más inteligente, se puede enriquecer en la medida que esté acompañada de una mirada no inmediatista, no cortoplacista", asegura Giani.
Además, esta idea, este libro, recoge "Una tradición de pensamiento muy frondosa. La filosofía tiene una larga tradición filosófica vinculada a la política. Lo importante a destacar es que esa interrelación, esa dinámica, esa dialéctica entre el pensamiento filosófico y la política, hoy es insatisfactorio. Por eso el libro lo que pretende plantear es una nueva manera de pensar ese vínculo", señala el autor.
-¿Por qué creés que hay semejante desvinculación hoy cuando, al parecer por ejemplo en el siglo XIX, estaban más cerca las dos disciplinas?
-Bueno, en general en esta época la tarea del intelectual es una tarea que ve a la política como contaminante, lo mismo que la coyuntura que "contamina", "dificulta", "obstaculiza" una filosofía más destacada. Y a su vez, también la política desconfía o desdeña no sólo a la filosofía sino también a otros saberes, la tarea intelectual en forma integral. Otra cosa que me interesa marcar en el libro es pensar a la filosofía integrada con un conjunto de saberes como pueden ser el cine, la literatura, la ensayística, que enriquecen y amplifican el alcance de la filosofía.
-En el libro planteás casos muy concretos como los de Sarmiento, Alberdi, Haya de la Torre, Perón, el propio Che Guevara; personajes políticos que efectivamente transformaron desde la práctica, pero que también se preocuparon por darle a su acción un sostén filosófico...
-Claro, yo digo que el proyecto del libro no es de un voluntarismo axiológico, sino que hay una tradición del pensamiento filosófico en América Latina. Vos mencionabas ejemplos de personas que han tenido un rol muy destacado en la vida histórica de los pueblos y que se han abastecido de filosofía. Perón referenciándose en Clausewitz, Alberdi en Herber, Mariátegui en Marx, Sarmiento en el movimiento Romántico; se podrían citar muchos más ejemplos de personas que han tenido una gran incidencia en la construcción de una Nación, que se alimentaron de la filosofía. Dicho sea también, el libro intenta recuperar, nutrirse y reivindicar lo que es el mejor pensamiento latinoamericano. La importancia de no desdeñar ni subestimar a toda una cantera de pensamiento político vinculado a la filosofía que en general, que en las universidades y en la tarea académica en general, a veces no se tiene muy en cuenta. Es como que el mundo académico en general es refractario a la historia del pensamiento latinoamericano.
-Desde la política también se desdeña al mundo intelectual. No parece hoy con una gran valoración entre los dirigentes en general, ¿no?.
-Sí, es una suerte de desinterés mutuo. En general la tarea intelectual está demasiado normatizada, circula por ámbitos demasiado rígidos e institucionales y eso lo que hace es alejarla aún más en su relación con el exterior, con la sociedad en general. Y por su lado, la política está muy coptada por los medios de comunicación que es el lugar de enunciación del discurso político por excelencia. Y los medios construyen un discurso demasiado inmediatista, fugaz, simplificado. Me resisto a pensar que la filosofía no pueda hablar de manera inteligente de aquello que interesa a la sociedad en el día a día; y me resisto a pensar que la política no pueda nutrirse de la mejor tradición del pensamiento.
-El espacio de Carta Abierta fue y es de alguna manera un lugar donde se vinculan la política y el pensamiento.
-Nosotros de alguna manera lo hemos dicho muchas veces, precisamente, en Carta Abierta: Venimos de un largo período de la vida intelectual que siente a la intervención pública como algo que no le incumbre directamente. En todo caso, la relación entre la reflexión intelectual y su efecto en la vida pública, es una relación tan mediata que se vuelve imperceptible. Carta Abierta recupera un rol para el intelectual que es el del intelectual como hombre público, el intelectual comprometido. Yo digo que el diálogo entre lo filosófico y lo político es un diálogo tenso, porque la dinámica, el tipo de discurso, son efectivamente diferentes. No es lo mismo un filósofo preocupado por la política, que un político interesado en la filosofía, son dos cosas diferentes. Ahora, esa tensión es una tensión que tiene que volverse productiva. Debe tratar de enriquecer a ambas tareas, y no que como pasa muchas veces, lleve a un desgarramiento, a una incomunicación- concluyó Giani.
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