El taxista que había sido herido en un robo, en el que dos chicas le dispararon y se llevaron 40 pesos, falleció la madrugada de ayer de un paro cardiorrespiratorio. Jorge Poremba había sido internado el mismo día del atraco -el pasado 3 de enero-, y llegó a presentar signos favorables en su evolución pero sus graves heridas habían complicado el cuadro en las últimas horas. El Sindicato de Peones de Taxis y las distintas agrupaciones de titulares de licencias, determinaron inmediatamente un paro total de actividades hasta la hora del entierro de Poremba, hoy a la 9 en el cementerio El Salvador. El gobierno provincial había dispuesto nuevas medidas de seguridad a raíz del renovado pedido de los taxistas y, precisamente, a partir de este grave hecho. En tanto, desde la municipalidad de Rosario señalaron a Rosario/12 que el paro dispuesto por el sector se enmarca en "la grave situación de violencia que particularmente afecta a los choferes", y dieron a entender que no se tomará ninguna medida en contra de la protesta desde la secretaría de Servicios Públicos.

El taxista Jorge Poremba, internado en el sanatorio Laprida, había salido bien una nueva cirugía que los médicos le habían practicado para cambiarle la malla que recubría la pared abdominal. Según los facultativos, en el posoperatorio el paciente seguía "hemodinámicamente estable". Pero estaba en un coma farmacológico y con respirador, y permanecía internado en la sala de terapia intensiva. De acuerdo al parte de fuentes del sanatorio Laprida, el taxista falleció alrededor de las 3.30 de ayer debido a un paro cardiorrespiratorio.

El trabajador recibió un disparo luego de que dos chicas le robaran 40 pesos en zona sur. El proyectil le ingresó por el hombro y terminó su recorrido en la ingle. Durante el trayecto le provocó gravísimas lesiones en hígado, estómago e intestino delgado. El martes 3 de enero a la noche un viaje lo llevó desde el centro hasta la zona de la Jefatura, en Ovidio Lagos al 5200. Desocupado recorrió unos pocos metros hasta que dos muchachas le hicieron un gesto. "Eran dos pibas jóvenes. De 15 y 16 años", explicó en su momento Gladys, una de las dos hijas de Jorge. Así, a las 21.10 encaró el último viaje del día.

El primer destino pedido por las pasajeras fue Lagos y Arijón, pero al llegar a esa esquina, las mujeres conversaron entre ellas y le señalaron un nuevo destino: camino viejo a Soldini y Lagos, donde supuestamente levantarían a una amiga.

Poremba las llevó, pero al llegar a destino todo se precipitó. Allí una de las chicas le apoyó al taxista un revólver calibre 32 en el omóplato derecho mientras la otra pedía "la plata". Querían dinero y el taxista lo entregó.

Aparentemente, al sentir el arma apoyada Poremba se sobresaltó y la chica le disparó. Después, ambas se bajaron y salieron corriendo. La familia del conductor y los pesquisas coinciden en que Poremba manejó más de tres kilómetros hasta su casa. Demoró 40 minutos en transitar a baja velocidad desde el lugar en el que lo hirieron hasta Callao y Uriburu. Llegó como a las 22.10, tocando bocina, y muchos pensaron que sólo pretendía ir al baño.

Pero Poremba entró y dijo que le habían pegado un tiro. "Me quisieron robar y me dieron un tiro", le dijo a su esposa y según contó ésta al diario La Capital.

El tachero fue trasladado desde el Plaza -donde le efectuaron las primeras curaciones- al sanatorio Laprida el jueves por la tarde. En el sanatorio lo ingresaron al quirófano y le extrajeron una bala calibre 32. Allí los médicos exploraron el daño que había hecho el proyectil cuando cruzó en diagonal el cuerpo del chofer. Había perforado el intestino y el hígado y tras batallar fue estabilizado. El conductor había quedado internado en observación en terapia intensiva y no se pudo recuperar.