La pronunciada e histórica bajante del río Paraná empezó a generar dificultades en Rosario: la zona sudoeste de la ciudad tuvo ayer escasa presión de agua. En ese marco, un grupo de vecinos de Rivarola al 7000 encabezó una ruidosa protesta que derivó en la demora de un móvil de Aguas Santafesinas y del operario que la conducía. Los clientes de Assa depusieron su actitud tras el compromiso de la empresa de reforzar la

cantidad de cubas que asisten diariamiamente al lugar. El panorama se complicó al caer la tarde: la principal bomba que opera en la planta potabilizadora de Assa salió de servicio, generando una merma cercana al 20 por ciento en la producción de agua potable de la compañía. Hoy, decenas de usuarios del oeste, el sur y el noroeste podrían tener inconvenientes en el suministro.

Ayer el Paraná registró una altura de un metro frente al puerto de Rosario, 50 centímetros menos que en las últimas 96 horas y por lo menos dos metros y medio inferior a su nivel medio, según informaron desde el Servicio de Hidrometría de Vías Navegables.

"La situación es compleja", admitió a LT8 el presidente del directorio de Assa, Alberto Daniele para después agregar: "Estamos en el mismo nivel que tuvimos en enero, cuando tuvimos aquella bajante histórica. Afortunadamente estamos en una época del año con menores temperaturas y por ende, menor demanda de agua. Igualmente apelamos al consumo responsable de los usuarios porque el pronóstico no es muy alentador".

Al respecto, para el martes de la semana próxima, el Servicio de Hidrometría registra una nueva bajante de cinco centímetros, con lo que se descendería por debajo del nivel de un metro. Esta tendencia bajante se observa en general a través de todo el curso del Paraná, ya que Puerto Iguazú, registraba 10 metros, entre uno y dos metros inferior a lo habitual.

La bajante causa preocupación en los puertos de la zona -desde Timbues hasta Villa Constitución- ya que si bien las condiciones de navegabilidad continuaban siendo relativamente aptas como el viernes último, los buques de ultramar no pueden cargar totalmente sus bodegas.

El déficit hídrico repercutió también en el consumo domiciliario. En Rivarola al 7000, un grupo de vecinos denunció "no sólo problemas con la presión de agua, sino que directamente no hay agua. Llevamos haciendo dos o tres reclamos al año desde 1994. El agua no sale casi nunca, y cuando sale es turbia; no se puede tomar. Las condiciones de la cisterna son deplorables, es un servicio que nos cobran y que no nos prestan", se quejó una mujer.

Al respecto, el gerente de Relaciones Institucionales de Assa, Guillermo Lanfranco dijo que la zona en cuestión "ha tenido problemas estructurales de presión de agua por estar en el extremo de las redes, situación que se ha agravado por la bajante".

Los vecinos retuvieron el móvil de Assa que fue a solucionar el problema y al empleado que lo manejaba. "Retener a una persona o impedir que pasen vehículos no va a solucionar el problema", advirtió Lanfranco.

El trabajador retenido, de apellido Agosti y con 29 años de servicio, comprendió la bronca de la gente pero aseguró: "La bomba trabaja de manera normal, de parte nuestra está todo bien. Si hay algún problema puntual en otra parte, desconozco".

La situación se apaciguó tras el compromiso de Assa de "reforzar la cantidad de cubas de 7 a 15 por día, que llevan cada una entre 5000 y 7000 metros cúbicos de agua para mejorar el abastecimiento. La solución de fondo a este problema vendrá de la mano del Acueducto Sur II que estaría terminado en tres años.

Al caer la noche el panorama en la planta potabilizadora de Assa empeoró: sufrió un desperfecto la bomba principal. "Es probable que sea por la sobreexigencia", estimó Lanfranco quien no descartó dificultades en el suministro de agua potable en la jornada de hoy en "los extremos de las redes, en las zonas oeste, sur y noroeste".